El laboratorio móvil del IAPH analiza presencialmente el estado de conservación del Cristo del Silencio de Granada
Patriomonio
El instituto visita la Iglesia de San José para dar respuesta a la solicitud de la propia Cofradía
Esto supone un paso previo para la restauración de la figura
El laboratorio móvil del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), se ha desplazado hoy a la Iglesia de San José de la capital para realizar in situ análisis científicos de la imagen del Cristo de la Misericordia, en respuesta a una solicitud de la Cofradía del Silencio para el examen de la escultura y su cruz. Los resultados de esta primera evaluación servirán de apoyo para la redacción del proyecto de conservación de la escultura de José de Mora, cuya última fecha datada es de 1688, encargado por el abogado de la Real Chancillería, Juan de la Barreda, por 2.000 reales para su capilla funeraria en la Iglesia de San Gregorio Bético.
Con su unidad móvil, el IAPH está provisto de instrumentación de vanguardia para ensayos no destructivos y técnicas que no son invasivas para los bienes culturales. De forma concreta, los estudios efectuados han ido encaminados a una evaluación de los parámetros ambientales de temperatura, humedad relativa y carga microbiológica, además de una valoración de cambios de color en el barniz de la escultura, mediante espectrofotometría portátil. La microscopía óptica ha permitido realizar un examen morfológico de la superficie de la policromía.
Con esta actuación del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico en Granada se pone de manifiesto que la infraestructura del laboratorio móvil consigue agilizar los procesos de diagnóstico y permite incluso que algunas obras del patrimonio -siempre dependiendo de su tipología y circunstancias específicas- no tengan que moverse de sus lugares de origen, o tengan que hacerlo durante un tiempo menor.
Así va a ocurrir en el caso de la imagen del Cristo del Silencio que, gracias a este viaje del laboratorio móvil, únicamente se trasladará a Sevilla, de forma muy puntual, para la realización de radiografías en las instalaciones específicas de la sede central del IAPH y para la obtención de resultados de un TAC que se llevará a cabo gracias a un convenio existente entre el Instituto y el Centro Nacional de Aceleradores (CNA).
Actuación bajo demanda
Llegar con más facilidad a todo el territorio a la hora de ofrecer sus servicios es un objetivo del IAPH. Con el laboratorio móvil, infraestructura pionera en la comunidad andaluza, se facilita el acercamiento a todos aquellos bienes que, por sus dimensiones o situación de conservación, no puedan ser trasladados a la sede del Instituto. Igualmente permite su asistencia en yacimientos arqueológicos o conjuntos de arte rupestre.
Para Fernando Egea, presente durante el análisis, “este desplazamiento del laboratorio móvil del IAPH visibiliza en la provincia de Granada la posibilidad de realizar pruebas científicas `in situ´ de nuestros bienes culturales”. En esta línea, Juan José Primo también ha aclarado que el Instituto es una agencia pública que “solo puede actuar bajo demanda”. Por este motivo, el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte ha subrayado la importancia de que “las personas y entidades propietarias de patrimonio tomen cada día más conciencia sobre la importancia de su preservación”.
Todos los servicios especializados que el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico ofrece y pone a disposición de la sociedad se encuentran publicados en el Catálogo de Servicios de la Junta de Andalucía, disponible en la web de la institución.
Cofinanciado con fondos FEDER
En una nota de prensa, la Junta de Andalucía recuerda que el laboratorio móvil contó para su creación con una dotación de 916.955 euros. Fue financiado a través del proyecto de actualización y mejora del equipamiento científico-tecnológico en la convocatoria 2019 del programa de ayudas del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica de Innovación 2017-2020. Estas ayudas estaban cofinanciadas por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) y sólo se dirigían a proyectos de grupos científicos con una trayectoria de investigación avalada y que acreditaran, además, proporcionar un probado efecto socieconómico positivo en la comunidad donde se ubican.
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