El IES Trevenque consigue que sus alumnos alcancen la excelencia
Numerosos estudiantes de ESO y Bachillerato del instituto de La Zubia son premiados en la última década por su expediente académico · El claustro apunta que la clave del éxito está en la motivación
El IES Trevenque de La Zubia tiene, a sus 22 años, el mejor reconocimiento que se le puede dar a un centro educativo: un largo currículum de alumnos brillantes. Su seña de identidad en la última década es magnífica si se tienen en cuenta los cinco premios a la Excelencia de Bachillerato que han ganado, la mención especial Joaquín Guichot a las Artes, dos premios en las Olimpiadas de Economía y de Física, otros dos al Talento Matemático (EstalMat) y siete becas para los Campus Científicos de Verano de 2011. Considerado hoy en día "un centro de prestigio" en Granada, lo que explica por qué gran parte de su alumnado elige este instituto como primera opción al acabar Primaria, el claustro de profesores se reúne con Granada Hoy para apuntar algunas de las claves del éxito.
"Interés y cariño por los alumnos", afirma el director del instituto, Juan José Hita, como receta para la excelencia. Un nutrido grupo de profesores del IES Trevenque está muy pendiente de las convocatorias que realizan las administraciones educativas y universidades del país en las que se prima el talento y el esfuerzo académico. Se han puesto como misión motivar a los alumnos más brillantes para que participen. "Muchos docentes no dudan en dedicar algunas horas libres a la semana para darles clases de refuerzo si ven un buen potencial e interés en los jóvenes", dice Hita.
Pero la motivación de los docentes también se explica con algunas claves en la gestión. Sus 720 alumnos (55% de Secundaria, 40% de Bachillerato y un 5% de ciclos formativos) están en manos de una plantilla de 58 profesores, 40 de los cuales llevan años dando clase en el mismo centro. "La estabilidad de la plantilla es fundamental, porque significa que creen en el proyecto educativo del centro y eso nos hace avanzar", explica Hita.
"Los alumnos excepcionales se identifican rápido", dice Encarnación, profesora de Matemáticas y jefa del Departamento de Innovación, que ha preparado a varios de sus alumnos de Secundaria para asistir a los encuentros de talento matemático EstalMat.
El prestigio del centro contribuye además en la atracción de buenos talentos, pues "los alumnos saben que de aquí van a salir bien preparados para la Universidad", opina la docente Josefina.
El Bachillerato es también más favorable para que aflore la excelencia académica. Cuando llegan a Secundaria están en aulas donde la diversidad es mayor, "casi un 20% no tiene interés por estudiar la ESO", explica el director, y "el profesor se ve muchas veces agobiado por mantener un nivel mínimo en el aula". Por contra, el que entra en Bachillerato tiene como objetivo cursar una carrera universitaria y está más motivado. "Aunque la falta de plazas en los ciclos formativos también está derivando a muchos alumnos hacia el Bachillerato que en realidad no quieren cursar estudios universitarios", matiza el orientador del centro, Mateo, lo que reproduce de nuevo el mismo panorama que en Secundaria, con estudiantes que no están donde quieren estar. "El desinterés puede llegar a reventar una clase durante todo un curso", dice Hita.
Todos coinciden en que el mejor regalo para un docente es dar con alumnos motivados en una misma clase y no dudan que detrás de estos diamantes en bruto hay un buen ambiente familiar. Destacan el caso de Elena del Águila, la última alumna que ha conseguido un Premio a la Excelencia de Bachillerato en 2011 en este centro. "Sus padres estaban totalmente entregados en la formación de su hija, la animaban y trataban de atender todas sus necesidades para que lograra buenas calificaciones", explica María Angustias. "Creían en una educación excelente y colaboraban en todo lo que les sugeríamos".
"Los buenos alumnos te hacen ser mejor docente", añade Encarnación. Su compañera Amparo recuerda lo duros que fueron los primeros años de implantación de la ESO, cuando se impuso un nuevo sistema que obligaba a los jóvenes a recibir formación hasta los 16 años y les permitía pasar de curso sin tener aprobadas las asignaturas. "Los alumnos más desmotivados se nos declaraban objetores y no había forma de dar clases", comenta.
Todavía hoy existen esos problemas, y los cursos de Secundaria siguen siendo los más duros para los enseñantes, pero los veteranos dicen que han encontrado fórmulas para aliviar esos problemas y los ciclos formativos han generado una nueva motivación para los que no desean llegar a la Universidad.
Aunque también hay otras razones que explican por qué unos centros, como es el caso del IES Trevenque, tiene una larga trayectoria de alumnos premiados y otros no. "De los 150 alumnos de Bachillerato que obtienen de media en Granada un expediente de Matrícula de Honor al año, sólo se presentan a las pruebas de excelencia un tercio de ellos y la mayoría son de la Concertada", detalla el director Hita. El interés por conseguir un reconocimiento a los buenos resultados del alumnado todavía sigue siendo mayor en los centros privados, aunque en la pública poco a poco se está apostando por alentar esto.
"Ser de los primeros no ha estado de moda en la última década", apunta Hita. Lo que significa que las políticas educativas públicas se han concentrado tanto en salvar a los mediocres que se han olvidado de los alumnos brillantes.
Ahora la Consejería de Educación ha dado nuevas orientaciones para que el profesorado identifique al alumnado con sobredotación intelectual, que tiene necesidades específicas de apoyo educativo. Pero todavía denotan en los jóvenes cierto miedo por no señalarse. En el IES Trevenque han tenido el caso de una alumna excelente que además era invidente y que no quiso someterse a las pruebas para lograr un reconocimiento público.
"En muchas ocasiones son los propios padres los que nos dicen que no quieren que su hijo se señale como el empollón de la clase", explica un profesor.
Cuando se les pregunta qué han echado en falta de su formación para afrontar la dura tarea de la enseñanza, la mayoría dice que "conocimientos de pedagogía y psicología y mucha didáctica". Juan José no quiso que en la foto de familia del claustro estuvieran presentes solamente el profesorado que da clases a los de Bachillerato. "El mérito es de todos, también de los que imparten Secundaria", dijo.
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