'Impresiones y paisajes' cumple 100 años

ayeryhoy

En 2018 se cumple el centenario de la primera obra de Federico García Lorca

Un curioso libro de viajes de estudios con la portada del pintor Ismael de la Serna

La dedicatoria le acarreó problemas

1. Lorca junto a Berrueta y Luis Mariscal en el Monasterio de Silos durante el viaje que le sirvió para escribir su primer libro, 'Impresiones y paisajes'. 2. El poeta, en la Cartuja de Miraflores. 3. 'Portada de impresiones y paisajes'. 4. Autoretrato de Ismael Gómez de la Serna.
1. Lorca junto a Berrueta y Luis Mariscal en el Monasterio de Silos durante el viaje que le sirvió para escribir su primer libro, 'Impresiones y paisajes'. 2. El poeta, en la Cartuja de Miraflores. 3. 'Portada de impresiones y paisajes'. 4. Autoretrato de Ismael Gómez de la Serna.

Granada/No era el primer viaje que hacían los alumnos del profesor de Historia del Arte, Domínguez Berrueta; pero en el que se hizo en 1916 a Úbeda, Baeza, Córdoba y Ronda ya aparece inscrito el alumno Federico García Lorca; y a partir de ahí se suceden los de Castilla, Galicia y León entre 1916 y 1917 que sirvieron como inspiración de su primera obra publicada en 1918, costeada por su papá, titulada Impresiones y Paisajes e ilustrada por el pintor Ismael de la Serna. Tenía el poeta 20 años y dicen que la idea de este libro fue copiada de los apuntes que antes iba tomando su brillante compañero Luis Mariscal, que calificó a Lorca, al que conocía muy bien, de "capitalista y poeta por sport".

Era Ismael González de la Serna un joven pintor coetáneo de Lorca; su primera exposición la hizo a los 17 años; pero la más popular en Granada fue la que presentó en el Centro Artístico en este mismo año 1918. A partir de ahí empezaron las críticas, las palmas y los pitos de una Granada semipaleta a la que le cuesta valorar lo propio. Algunos no le negaban inteligencia y originalidad; otros lo veían demasiado "modernista" y algo extravagante porque en nada se parecía a Velázquez. Sin embargo su amigo Lorca le empezó a llamar "genio". El final es que se tuvo que marchar a Madrid y luego a París; allí se codeó con la obra de los impresionistas, con el cubismo picassiano y con lo mejor del mundo del arte contemporáneo.

Recibió los pitos de una Granada semipaleta a la que le cuesta valorar lo propio

Recién publicada la obra Impresiones en febrero de 1918, la crítica que apareció en parte de la prensa católica de la época no pudo ser más agresiva. Ya de entrada, en la Gaceta del Sur se lee sobre la portada: "portada tristona de ruinosa ermita, lúgubre claustro de convento añoso…". Y sobre la obra, en tono un tanto irónico, nos dice: "Todo es bueno en Impresiones y Paisajes; todo, menos ciertas desnudeces innecesarias y cierta literatura que a fuer de modernista nos resulta insoportable… ¡Qué lástima!". Hay que recordar que el poeta tenía sólo 20 años y era su primera obra.

El libro recoge las impresiones de unos viajes de estudios que se mueven por distintos itinerarios castellanos, leoneses, gallegos y andaluces. Por Ávila, Burgos (Cartuja de Miraflores, Cardeña, Covarrubias, Silos, Fresdelval…), Galicia, rincones de jardines conventuales, pueblos en ruinas, palacios y monasterios.

En un gesto de alumno desagradecido, apenas menciona en la obra a su profesor de Arte, Martín Domínguez Berrueta. Por culpa de una discusión en la que don Martín defendía la calidad artística de la escultura de San Bruno que se exhibe en la Cartuja de Miraflores, obra del escultor portugués Pereyra, mientras que Lorca la puso fatal en su libro, diciendo que no tenía expresión ni sufrimiento espiritual. "Estamos soportando en España una serie de esculturas ante las cuales los técnicos se extasían; pobre idea del pobre señor Pereira… Este santo tiene la rudeza de un patán", esto escribió Lorca. Se irritó lógicamente el profesor Berrueta que le devolvió el libro Impresiones cuando Lorca se lo envió; y para colmo el libro está dedicado, no a su profesor de Arte, que hubiera sido lo elegante, sino a su maestro de música Segura Mesa "por sus cabellos de plata crepuscular, con aire de galán enamorado". A partir de ahí Lorca ya no se presentó a los exámenes de don Martín, porque, aunque aprobar con Berrueta era relativamente fácil, ya que siempre preguntaba sobre la catedral de Burgos, pero ¿y si en esta ocasión preguntaba por el San Bruno? ¿Qué contestaría Lorca, después de lo que escribió en Impresiones? Aunque a los profesores nos gusta aprobar, a veces solemos suspender.

Sirva este modesto recuerdo del centenario de Impresiones y Paisajes para que los muchísimos que dicen saber tanto de Lorca den mayor lustre a mi escrito.

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