Jaime Gil de Biedma, capítulo inédito en Granada
La primera visita fue en 1980 donde ofreció una conferencia en el Club Larra y lecturas poéticas en La Madraza y la Facultad de Letras Al poeta barcelonés le gustaba frecuentar los locales de Pedro Antonio, el Sacromonte y el Albaicín

JAIME Gil de Biedma, homosexual", así se presentaba en Granada el poeta barcelonés a las personas que no conocía pero que intuía que eran de la confianza de sus conocidos en la ciudad. La Granada de los años ochenta le enganchó, su movida literaria y la otra, la de la noche en Pedro Antonio, en el Sacromonte, el Albaicín, en los locales de moda y ambiente literario o artístico, como La Tertulia y el original y primer Planta Baja, así como El Avellano, el pub que regentaba Paco Espínola. "A Jaime le gustaba todo. Era una persona muy culta y de una enorme curiosidad. Toda esa imagen que han dado en unas memorias deleznables y una película horrorosa basada en las mismas memorias, no es más que una enorme falacia, propia de morbosos. Jaime era una persona muy divertida que lo mismo se sentía interesado por visitar la Alhambra, la Cartuja o una cueva del Sacromonte", rememora Álvaro Salvador, quien fuera el director del Aula de Literatura de la Universidad de Granada en aquellos años. Fue precisamente Dalmau, el biógrafo del poeta, quien glosó la estancia granadina de Gil de Biedma al presentar los apuntes que se dejó en el tintero, un capítulo inédito.
La relación con la ciudad, la consciente y literaria, el 'contactoliterario', puesto que al parecer ya había estado en los años sesenta, comienza en la primavera de los años ochenta, la década en la que todo empezó, el germen de 'otra sentimentalidad'. Desde Barcelona, es el catedrático de Arqueología Medieval Miguel Barceló, íntimo amigo de Gil de Biedma, quien rememoraba cómo se organizó el primer acto literario del poeta en la ciudad. Antonio Malpica, entonces responsable del Club Larra, y el poeta Rafael Juárez, propietario de la Librería Al-Ándalus, fueron la conexión. "Recuerdo que fue Rafael Juárez quien me dijo que a los poetas de la ciudad les gustaría mucho que participara Gil de Biedma en algún acto literario. Cuando llegué a Barcelona se lo comenté y Jaime me dijo que sí", señalaba a Dalmau el arqueólogo. Rafael Juárez sitúa aquella conversación a finales de 1979 o comienzos de 1980, con motivo de la celebración en el Club Larra de un ciclo de conferencias en el que colaboraba la librería. Recuerda que fue en aquellos días cuando, hablando con el profesor, descubrió que éste era el 'mi sobrino Miguel' que aparece en el famoso poema de Gil de Biedma 'En el nombre de hoy', pórtico de su libro 'Moralidades'. De aquella visita, aún conserva el cartel con los dos actos programados un viernes 18 de abril de 1980: por la mañana el poeta ofreció una lectura de poemas en la entonces Facultad de Letras de Puentezuelas -en el Curso de Estudios Hispánicos que dirigía el profesor Sánchez Trigueros- y, por la tarde, dio una conferencia en el Club Larra titulada 'La creación poética como experiencia personal'. Al día siguiente, presentado por Juan Carlos Rodríguez, ofreció un recital en La Madraza. En paralelo a los contactos de Juárez y Barceló, el propio Juan Carlos Rodríguez señaló, siempre según el relato de Dalmau, que había coincidido por casualidad con Gil de Biedma en la Universidad de Barcelona y aprovechó también para invitarlo a Granada:"Me dijo que sí y participó tanto en el Club Larra como en el Aula de Poesía de la Universidad, que dirigían entonces Álvaro Salvador y José Heredia".
Álvaro Salvador comenta que sobre el origen de aquella primera visita a Granada de Gil de Biedma "hay distintas versiones"."Lo que yo recuerdo -dice Salvador- es que, siendo yo codirector del Aula de Poesía con Pepe Heredia, un poeta riojano que estaba acabando la carrera en Granada, Luis Martínez de Merlo, me dijo que si queríamos traerlo al Aula podía conseguir que viniera. Hacía tiempo que yo venía intentando sin conseguirlo, así que le dije que lo intentara, pero sin mucha convicción, a pesar de que había conseguido que viniese Ramón Irigoyen hacía unas semanas. Lo cierto es que al poco tiempo me dijo que llamase a Jaime a su oficina y me pusiese de acuerdo con él para venir. Y efectivamente, lo llamé, fijamos una fecha para abril, abril de 1980, y Jaime vino encantado".
Más allá de quien consiguió atraer hasta Granada al poeta barcelonés, su estancia "fue decisiva para la cultura y para la poesía de la época en Granada". "Fue muy amigo de todos los poetas de la 'Otra Sentimentalidad'. En realidad, fue uno de los gérmenes de esta corriente. Su obra supuso una ruptura, abrió nuevos caminos y eso fue muy importante", rememora Juan Carlos Rodríguez. "Fue algo magnífico. Hubo un lleno asombroso tanto en el Club Larra como en La Madraza", añade el teórico de la Literatura. Rafael Juárez recuerda, incluso, que justo cuando Gil de Biedma empezó a leer 'Pandémica y celeste' se fue la luz y, sin la menor alteración, el poeta continuó diciendo el poema de memoria y el "numeroso público que acudió al recital" permaneció en silencio imbuido en sus versos.
Álvaro Salvador recuerda aquellos actos multitudinarios en los que "había incluso niños". Aquella visita y las posteriores estancias de Gil de Biedma tuvieron mucha influencia en los poetas granadinos, "porque Jaime era una persona muy inteligente, además de buen poeta, y nos enseñó a leer un poema, a tener una visión clara de cómo debía ser su estructura, a apreciar cuando un poema estaba acabado, por qué, qué recursos eran los que funcionaban en un buen poema, etc. Era un maestro en todos los sentidos", señala Salvador. "Había en él algo duro también, como un atisbo de cierta oscuridad interior, de cierta tiniebla contenida. Pero, en realidad, creo que era solo timidez mezclada con una cierta mala conciencia de ser un privilegiado en relación con la mayoría de la gente que conocía. Era un tipo de persona que no existía en nuestro mundo cerrado y provinciano y actuó también como puente hacia otras personalidades como Carlos Barral, Juan Marsé o Ángel González y hacia otros ambientes culturales e intelectuales", añade el catedrático y firmante del manifiesto de la Otra Sentimentalidad.
Amigos granadinos, en opinión de Álvaro Salvador, "no tenía hasta entonces . A partir de esa visita sí que hizo amistad conmigo, con Luis García Montero y Javier Egea, con Mariano Maresca, con Juan Vida y Horacio Rébora. En fin, con el grupo de amigos que escribíamos y nos movíamos en el mundillo cultural granadino. También hizo amistad con Julio Juste con quien tenía un amigo en común: Pablo Sycet y con Rafa Juárez que le hizo una preciosa edición de su último poema 'De Senectute'".
El biógrafo Miguel Dalmau destaca la importancia que supuso Granada en la vida del poeta barcelonés. A Gil de Biedma le gustaban y atraían los paisajes de contrastes de la provincia, la Alpujarra, Sierra Nevada y la costa, y sobre todo, los lugares relacionados con Lorca y Brenan, dos mitos de su juventud. "Casi todos los veranos pasaba por aquí después de las curas que se daba en una clínica de Marbella para reducir peso y eliminar toxinas", glosa Salvador. "Él admiraba mucho a Lorca, más como figura simbólica y, sobre todo, como ícono gay, que como escritor, aunque valoraba la magia lingüistica de su poesía. Y sabía mucho de Lorca... Él nos habló por ejemplo de una relación importante de la que no se sabía entonces mucho: de la relación de Lorca con Rapún y de su posterior muerte en el frente de Bilbao. Versión que coincidía palabra a palabra con la que nos contó más tarde Rafael Alberti", comenta el catedrático de Literatura y amigo de Gil de Biedma.
"A Jaime le gustaba todo. Era una persona muy culta y de una enorme curiosidad. Toda esa imagen que han dado en unas memorias deleznables y una película horrorosa basada en las mismas memorias, no es más que una enorme falacia, propia de morbosos. Jaime era una persona muy divertida que lo mismo se sentía interesado por visitar la Alhambra, la Cartuja o una cueva del Sacromonte", recuerda Álvaro Salvador. Miguel Poveda ha sido uno de los primeros cantaores flamencos que versionó a Gil de Biedma, lo que el poeta jamás habría imaginado, pero a quien "le gustaba el cante jondo: Morente, Camarón, Paco de Lucía", indica el poeta granadino.
En cuanto a la ciudad, Salvador recuerda que "estando una tarde contemplando una puesta de sol desde la terraza del Alhambra Palace me dijo que lo que le gustaba de Granada es que era una ciudad amenazada por el campo".
Dalmau recordaba en ese 'capítulo inédito' de la biografía del poeta que uno de los viajes que tuvo un mayor significado fue el que hizo en un frío y lluvioso mes de noviembre de 1988, para participar en un encuentro de homenaje a su predilecto poeta T.S. Eliot. Álex Susanna le confesó a Dalmau que parecía que Gil de Biedma se había recuperado [entonces ya estaba enfermo de sida] y que estuvo "como nunca". Sin embargo, fue también entonces cuando cogió un resfriado que le destrozó el sistema inmunológico y le precipitó la muerte. Granada se convirtió en la última cita literaria de Gil de Biedma. Álvaro Salvador, recurriendo a la "ironía" que tanto gustaba al poeta, plantea una cuestión muy simple: "Era rico, buen poeta, inteligente, culto y bisexual. De sus estancias, la anécdota que destaca el poeta granadino es que " cuando le presentábamos a alguien que no conocía, pero él intuía que era persona de nuestra confianza, se presentaba diciendo: 'Jaime Gil de Biedma, homosexual'".
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