La deuda de la Junta con la Universidad dificulta el trabajo de sus investigadores
La UGR, al borde del "colapso" por falta de liquidez, pierde la confianza de algunos proveedores que cobran un año después Gerencia espera un ingreso antes de fin de año
La situación de falta de liquidez económica que pasa la Universidad de Granada por la deuda millonaria de la Junta de Andalucía, está interfiriendo ya en el trabajo de sus investigadores. Los retrasos en los pagos a los proveedores están haciendo que algunos de ellos, especialmente los de pequeño tamaño, se estén resistiendo a seguir suministrando material y productos a laboratorios o grupos de investigación.
La UGR está pagando los servicios y productos contratados con muchos meses de retraso, llegando a sobrepasar la barrera del año, pues hay facturas pendientes de otoño de 2014. Según el catedrático de Óptica de esta Universidad, José Ramón Jiménez Cuesta, la situación es "muy preocupante", pues los departamentos o grupos de investigación reciben llamadas de los proveedores para reclamarles las deudas. "No llaman a la gerente, si no a nosotros, que no podemos hacer nada", declaró este docente, quien reconoce que el equipo de Gobierno de la UGR se encuentra también impotente ante la situación provocada por los retrasos en los pagos de la Junta.
Especialmente en los últimos años, la Administración autonómica ha dejado de transferir a las universidades el dinero que les corresponde y que necesitan para su normal funcionamiento, lo que ha ido acumulando una deuda que ronda los 170 millones de euros en el caso de Granada. Pero la Universidad tiene previsto ese dinero en sus presupuestos de ingresos y, por tanto, cuenta con él para comprometer gastos.
La Junta de Andalucía, a través de su propia presidenta, Susana Díaz, y de su consejero de Economía, Antonio Ramírez de Arellano, se ha comprometido reiteradamente a resolver este problema mediante un plan de choque que permita ir reduciendo esa deuda a golpe de transferencias importantes hasta liquidarlo en menos de dos años. Y de hecho, la UGR recibió 25 millones de euros este verano y el mes pasado obtuvo otros 17 millones de euros. Pero desde la Universidad aseguran que esto es un pequeño parche para evitar ese "colapso" del que hablaba la propia rectora, Pilar Aranda, en su discurso de inicio de curso.
Hay que tener en cuenta que mientras se reciben esas transferencias, la deuda sigue aumentando por otro lado con las cantidades correspondientes a este mismo año. De hecho, en realidad lo que se consigue es estancar un poco la losa, para que no siga creciendo año a año.
El último compromiso que la UGR tiene de la Junta es el de otra transferencia antes de que finalice el año y se ha estado negociando la proporción que le correspondería a la UGR respecto de todo lo que está previsto pagar a las universidades andaluzas. No obstante, la cantidad podría ir en la línea de las anteriores. Es decir, una tirita para tapar la hemorragia.
El catedrático Jiménez Cuesta aseguró a este periódico que ya hay falta de suministros que afectan a algunos investigadores y que algunos de ellos llegan a pagar de su bolsillo algunos gastos para luego esperar que la Universidad se los reembolse.
Otros investigadores explicaron que los problemas más inminentes de pagos que necesitan abono inmediato se solucionan con tarjetas de crédito, pero este sistema de pago está muy limitado a unas condiciones muy concretas y a unos conceptos muy determinados, como la publicación en revistas científicas.
"La ciencia tiene unas necesidades y los retrasos se acabarán pagando y reflejando en los rankings internacionales", declaró el catedrático de Óptica, quien insta a la Junta a que tome medidas de inmediato.
En el último Consejo de Gobierno, la rectora hizo un llamamiento a la comunidad universitaria para que todos hagan un esfuerzo de austeridad en los gastos. También se ha informado ya a los Departamentos de la dificultad de pagar dietas a los representantes de Ceuta y Melilla que vengan a los consejos de final de año.
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