La Junta afina el proceso de adjudicación del Metro
Fomento estira la fase de evaluación de las ofertas con el objetivo de evitar en un futuro posibles requerimientos
La Junta va a depurar al máximo la adjudicación del servicio de explotación del Metro de Granada. Pese a que las previsiones más optimistas de la Consejería de Fomento pretendían haber resuelto el concurso ya en el mes de julio, al final las circunstancias han obligado a manejar el trámite con la mayor prudencia y aguantar más tiempo la decisión. La envergadura del contrato, cuyo presupuesto base de licitación asciende a 33,56 millones, y el enorme interés suscitado entre las principales operadoras del país ha provocado que los técnicos de la Agencia de Obra Pública (AOP) estén examinando minuciosamente las cinco ofertas presentadas a fin de evitar futuros requerimientos o impugnaciones que pudieran ralentizar el proceso.
De este modo, las trece empresas nacionales que concurren agrupadas en cinco Uniones Temporales de Empresas (UTE) tendrán que esperar a que termine la fase de evaluación para que haya un fallo firme. El caramelo merece la espera, ya que la concesión el Metro de Granada es ahora mismo el único gran proyecto de tranvía metropolitano que está en juego en España, donde las grandes infraestructuras públicas han desaparecido del mapa a consecuencia de la crisis.
Pero el hecho de que la concesión del Metro se esté alargando más de lo previsto en un principio no supone un obstáculo para que se sigan cumpliendo el resto de plazos marcados ya en el calendario. El reloj está en marcha y las reiteradas promesas, algunas con vocación casi de plebiscito, dejan poco margen a la Junta para plantear un nuevo aplazamiento. Evidentemente, el hecho de alterar la inauguración unos meses -actualmente se baraja la fecha de finales de año- no tendría una gran incidencia en el día a día de los granadinos, ya acostumbrados a un paisaje urbano en el que las plataformas y los andenes son un elemento decorativo más.
No obstante, desde un punto de vista simbólico, de responsabilidad ante la ciudadanía, el no llegar a puerto en este 2016 sí dejaría en mal lugar al Gobierno andaluz, que en la mochila ya carga con varios atrasos. Asimismo, al desafío de ganarse la confianza de la opinión pública, recelosa de lo que pueda dar de sí el Metro, a la Junta también se le suma la urgencia de dar respuesta a la movilidad de la zona Sur del Área Metropolitana. La apertura integral del Hospital del PTS, la inminente inauguración del Centro Comercial Nevada en Armilla y la propia área de influencia que ejerce el Campus de la Salud forman un triángulo de tráfico en el que un transporte como el tranvía se antoja indispensable.
En otoño, cuando llegue el trasiego de las facultades y se abra el Nevada tendrá lugar la verdadera prueba de fuego para los encargados de diseñar la movilidad en la capital y el Cinturón. Para entonces, se espera que los trenes ligeros del Metro estén haciendo el recorrido entero en fase de pruebas. Son los llamados test en blanco que, si todo marcha bien, comenzarán en septiembre, una fecha en la ya estará adjudicado el contrato de operación. Será entonces la empresa adjudicataria la que se encargue el proceso de selección y formación del personal que se necesita para la explotación, fundamentalmente conductores de trenes, supervisores comerciales, interventores y operadores del puesto de control central, que ya tiene toda la maquinaría a punto.
El consejero de Fomento, Felipe López, ha incidido varias veces en el impacto que ha tenido del concurso del Metro de Granada atrayendo a las empresas y operadores más importantes del sector de la explotación de sistemas ferroviarios y metropolitanos de España. Es por ello que desde la Junta aseguran que quieren andarse con pies de plomo en este asunto, aunque el tiempo apremie, y garantizar la máxima transparencia al adjudicar el contrato de 33,56 millones de euros para una vigencia máxima seis años, incluidas prórrogas.
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