“Son ignorantes y dogmáticos, están dispuestos a hacer llorar a los trans”
Entrevista Kim Pérez | Activista
La granadina de 77 años y referente nacional en la lucha por los derechos de transexuales inicia mañana una huelga de hambre contra el pacto de Gobierno en Andalucía con Vox
–¿En qué momento decidió que debía iniciar la huelga de hambre?
–Cuando me di cuenta del peligro que estaba viniendo a Andalucía. Un peligro enorme que lo veo más fuerte en Vox que en el PP pero presente en los dos porque es curioso la absoluta dejadez y falta de comunicación que ha mantenido el PP con nosotros desde hace 20 años cuando gracias a PSOE e Izquierda Unida conseguimos que una disposición parlamentaria a favor de los transexuales. El PP siempre ha estado reacio a cualquier gesto de simpatía: no me han dado nunca la mano, no han estado atentos humanamente con nosotros. Entonces cuando se ve el Gobierno que viene con Vox, que es el modelo de conducta seguido por el PP, pues tenemos que echarnos a temblar.
–Una vez formado el Gobierno, ¿hasta cuándo mantendrá la huelga de hambre?
–Mientras el cuerpo aguante. Llegará un momento en el que el médico me avise. Tengo claro que no estoy pidiendo nada a este Gobierno ya que para contestarme positivamente el PP tendría que desdecirse de 20 años de tradición y en el caso de Vox, de quinientos años. Si me ofreciera algo sería increíble, pero lógicamente tampoco puedo esperar a que llegue algo milagroso. El límite es mi propia salud.
–Treinta años como activista y mucho conseguido para el colectivo trans y LGTBI ¿Cuál es la necesidad actual de volver a las calles?
–Creo que la persona trans están ya empezando a asustarse con lo que viene y a sentir una sensación –muy extendida en España, por otro lado– de decepción y desengaño. Lo que intento con esto es que todas las personas que estén deprimidas por todo lo que viene sepan que la única manera de defenderse contra esto es ponerse en pie. La misma postura que dijeron dos madres a unas amigas mías: “Tú siempre con la cabeza alta”. Esta huelga es para decir precisamente eso. Hemos luchado para que los jóvenes transexuales lo sean con normalidad y naturalidad y como parte integrada de su vida. Las vidas actuales están siendo inmensamente más normales y más felices que las nuestras, y ahora repentinamente cae un corte sobre esto y amenazan con quitarnos nuestra cirugía en la unidad de Málaga por la Seguridad Social. Esa es precisamente la única esperanza en una vida marcada por el descontento con el propio cuerpo. Se amenaza con dejar en la desesperación a personas que no tienen otro medio. Son ignorantes y dogmáticos, lloran por lo que no hay que llorar y están dispuestos a hacer llorar de verdad a las personas transexuales.
–¿La lucha LGTBI es paralela a la feminista?
–En este momento estoy recibiendo un importante apoyo de las feministas en Granada, cosa que me alegra mucho porque en los últimos años ha surgido una actitud compartida ampliamente por muchas mujeres –sobre todo en Madrid, en Andalucía menos– que consiste en romper todos los lazos de identidad diciéndonos que no somos mujeres. Es como si las mujeres, que han sido siempre para nosotras la esperanza, como es el caso de nuestras madres, de pronto se convirtieran en hombres agresivos que solo saben defender su espacio en una especie de corporativismo o furia identitaria. Esto es para nosotras otra amenaza más.
–¿Kim usted es feminista?
–Claro, yo lo tengo que ser porque entre otras cosas me dio las claves para entender mi sexualidad en un momento determinado. El feminismo me enseñó a distinguir entre sexo y género y eso fue para mí una verdadera iluminación.
–A raíz del anuncio de la huelga de hambre ha hablado usted con Juan Marín, presidente de Ciudadanos en Andalucía.
–Sí. Y le digo en términos completamente sinceros que en este aluvión que nos viene, los enemigos están divididos. Por una parte está Ciudadanos y por otra el PP y Vox. Los enemigos Ciudadanos en realidad no lo son tanto.
–Pero forman parte del pacto.
–Exactamente pero hay una potencialidad de que alguna vez por ejemplo rompan ese pacto y para hacerlo naturalmente hay que decirles: los habéis hecho muy mal pactando pero seguimos confiando en que alguna vez lo dejéis. Entonces me di cuenta de que tenía que escribirle tanto a Juan Marín como a Albert Rivera. Marín me contestó en 24 horas, al principio de una manera formal , donde me daba una serie de argumentos sobre dos de los puntos del acuerdo con el PP, el 85 y el 86. En ellos venían unas palabras que sé que el PP es incapaz de decir: hablaba de orientación de sexo, de identidad de género y formas de expresión de género. Sé que cualquier persona capaz de hablar de esto lo conoce y empatiza. Al igual que sé que el PP firmó aquello sin saber qué estaba firmando, solo por conseguir el apoyo de Ciudadanos en cualquier caso. Una vez conseguido el poder ya veremos qué pasa con ese acuerdo. Le dije a Juan Marín que lo que entiendo de esto es que se han dejado engañar una vez más por el PP.
–¿Qué es lo que más teme que pueda salir de este nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía?
–Temo que la pinza formada por PP y Vox siga ampliándose por una razón muy clara, el PP está perdiendo votantes por todas partes y por eso está entregado al modelo de Vox. En ese sentido realmente su táctica será ser fiel a Vox, seguir la severidad respecto a nosotros mucho más seriamente y terminar siendo un peligro para nosotros igual que ellos. En el sistema parlamentario un partido, aunque tenga más fuerza como Ciudadanos, se puede ver arrinconado por los otros dos. Temo que pasemos de haber conseguido vivir en un mundo de esperanza –Andalucía ha sido la primera comunidad en España que atendió sanitariamente a los transexuales– a pasar en 20 años a ser la primera comunidad que de nuevo nos ve como enemigos. Y además mienten porque según su argumento, somos un gasto terrible para la Seguridad Social cuando en realidad somos cuatro gatos. En Málaga (receptora de la cirugía de toda Andalucía) se hacen una operación o dos al mes. Esto queda en una pequeñísima propina y ellos lo presentan como un peligro y el despilfarro público número uno. Además olvidan que no solo no suponemos un peligro sino al contrario, para nosotras ese cambio supone la esperanza de nuestra vida.
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