El Ladrón de Agua amplía la familia

El Hotel Garanat, en la Placeta de los Peregrinos, abre sus puertas para empezar a recibir viajeros

1. Raúl Lozano muestra la suit  al alcalde de Granada, José Torres Hurtado. 2. Detalle de una habitación. 3. Los visitantes podrán colgar sus deseos y pensamientos en el gran árbol metálico del patio central. FOTOS: Patri Díez.
1. Raúl Lozano muestra la suit al alcalde de Granada, José Torres Hurtado. 2. Detalle de una habitación. 3. Los visitantes podrán colgar sus deseos y pensamientos en el gran árbol metálico del patio central. FOTOS: Patri Díez.

Cada una de sus quince habitaciones tiene una frase, un libro y un sentimiento diferente. El magnífico trabajo de restauración desarrollado por el arquitecto Cárlos Sánchez y el de interiorismo que ha llevado a cabo el también arquitecto Francisco del Corral ha obrado el milagro de conseguir un espacio en el que se invita al disfrute hedonista y a la espiritualidad más serena. Ese era el objetivo que tenía marcado Raúl Lozano, propietario también del hotel El Ladrón de Agua y que han sabido llevar a la prática Sánchez y Corral.

Garanat es el nombre que ha recibido el establecimiento hotelero que se inauguró ayer, un palacete de los siglos de oro situado en la Placeta de los Peregrinos y que pertenece a una inmobiliaria granadina pero cuya explotación recae en el hotel El Ladrón de Agua.

Los excelentes resultados obtenidos en el establecimiento situado en la Carrera del Darro, que se ha convertido pese a su juventud en un referente del turismo más cultural de la ciudad, han animado a Raúl Lozano a aumentar la familia con un nuevo establecimiento que mantiene el espíritu del primero pero sin renunciar a la especificidad.

Cuenta Lozano que la esencia que ha guiado la remodelación del edificio es mantener su aire de viejo corral de comedias. A partir de ahí se ha ideado un esmerado diseño para que todo remita a la tradición teatral granadina sin perder ni un ápice de contemporaneidad.

Un enorme cortinón azul anticipa las delicias que los visitantes encontrarán al pasar del zaguán al patio interior.

Organizadas en dos plantas y un torreón, las quince habitaciones reciben su nombre de títulos de escenas y personajes de autores como Lorca o Ángel Ganivet.

Unos enormes telones cubren las puertas de entrada a unas estancias en cuya decoración, además de Francisco del Corral y el equipo de Aramadello Design han colaborado también artistas locales como Pedro Garciarias, Mika Murakami o Paco Carreño.

No hay dos iguales, aunque todas están guidas por el mismo programa, que remite incluso al hotel El Ladrón de Agua en una búsqueda de complicidades y en una invitación a inventar itinerarios de enlace. Unas cajas de cristal guardan lo que Lozano denomina crípticamente "sorpresas" y que animan al visitante a perderse entre las colinas de la ciudad para buscar placeres que no están en los folletos turísticos.

Desde ayer todo está listo en cada rincón del hotel para acoger a esa nueva clientela que busca las exclusividad sin perder el trato cercano. Y Raúl Lozano también está listo para ejercer de anfitrión de su segunda casa en Granada, un espacio en el que los peregrinos pueden darle al cuerpo y al lama su merecido descanso, un lugar para "acoger a viajeros, no a turistas".

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