Ludopatía, de 1.500 euros en loterías al mes a 1.000 en videojuegos

Salud

El futuro perfil del jugador patológico es un menor de 35 años y hace apuestas deportivas La edad media de inicio en el juego adictivo que requiere tratamiento es de 24,7 años

Ludopatía, de 1.500 euros en loterías a 1.000 en videojuegos
Ludopatía, de 1.500 euros en loterías a 1.000 en videojuegos / Alex Cámara

Si se hiciera una radiografía del juego en Granada se diagnosticaría algo de inmediato: el perfil histórico de persona de mediana edad que juega a las tragaperras cambiará pronto. Ahora, a nivel andaluz la edad media de inicio al juego que genera la demanda de tratamiento es de 24,7 años y suelen gastar una media de 392 euros euros por semana (113 euros más de media que en 2017), según los datos del Sistema andaluz de información en Drogodependencias. Granada aún no se ha movilizado contra la proliferación de las casas de apuestas como sucediera en Madrid hace unos días pero la semilla está en la tierra: la ludopatía convive en silencio también en esta ciudad. Repta entre las calles y deja a su paso a muchas personas atrapadas por el juego patológico.

Hay un cambio de tendencia, un ‘boom’ que ha acabado por diseñar un nuevo perfil, que aunque por ahora no es mayoritario, según expertos como Blanca Molina, directora del centro provincial de Drogodependencias o el centro Agrajer, sí marcará el futuro de estas patologías. Ahora, el jugador patológico es un hombre, menor de 35 años y que sobre todo hace apuestas deportivas y juega a la ruleta, señalan. El juego está por todas partes, la publicidad en televisión e internet está colmada de referentes deportivos o televisivos que fomentan el juego y apuestas online. De hecho, los dos grandes equipos de la ciudad, el Granada C. F. y el Fundación Club Baloncesto Granada cuentan con el patrocinio de un portal de póker en el primer caso, y del casino que se abrirá próximamente en Monachil, en el segundo.

“Por ahora siguen siendo más los que se tratan por la adicción a las máquinas tragaperras”, explican desde Agrajer, único centro especializado en tratamiento de la ludopatía de Granada.

En la provincia existen casi medio centenar de casas de apuestas y de juego físicas y según el centro de Drogodependencias de la Diputación, los adictos al juego gastan en cupones y loterías 1.507,5 euros al mes, en máquinas recreativas 50 euros mensuales y en la compra de videojuegos, 1.000 euros.

Según los datos del Sistema Andaluz de Información en Drogodependencia aportados por el mismo centro, en Granada tan solo hubo 14 nuevos casos admitidos a tratamiento por adicciones comportamentales en 2018. Tal como indica Blanca Molina, aún no han diagnosticado que se hayan producido más casos de ludopatía. “No se han manifestado todavía de una manera alarmante porque el que haya aumentado en 10 o 20 casos tampoco es algo significativo, lo que sí es cierto que genera cierta alarma es que cuando hay oferta de un producto aumenta la demanda”. En ese sentido, asegura, es un factor de riesgo importante que proliferen las casas de apuestas y sobre todo, “la publicidad de ese tipo de oferta de ocio como algo que realmente puede ser inocuo y no lo es”.

Desde Cejuego abogan por regular la publicidad de juegos y apuestas pero en “ningún caso prohibir”

Hasta el centro de la Diputación están llegando casos de menores ludópatas, lo que sucede es que no se ha notado aún un repunte dado que cuando llegan hasta allí suelen casos muy acentuados, y tardan años en llegar. Los que sí acuden son profesores o padres preocupados por ciertas conductas, como demanda de información.

El futuro está por llegar, dentro de un tiempo no muy largo “si sigue habiendo una oferta tan brutal como la que hay evidentemente sí habrá un problema grave a medio plazo”. Además toda la publicidad y toda la oferta de casas de apuestas “van enfocadas a los adolescentes, los más vulnerables”. También, señala, a personas que puedan tener más riesgos de impulsividad, que de alguna manera son propensas a ir mal en los estudios o no controlar absolutamente nada y a buscar satisfacciones inmediatas. Lo curioso es que cuando hablas con ellos siempre te dicen que nunca ganan pero siguen en la creencia de que les va a tocar algo sin esfuerzo.

En este punto coincide Juan Pedro Oliver, abogado y presidente de la Asociación Pro Derechos de los Niños (Prodeni). “Nos hemos convertido en un casino permanente, se está poniendo toda la esperanza en el juego y el azar por la situación económica calamitosa que tenemos”, explica Oliver que subraya sobre el cebo de los referentes deportivos que “si lo hace un ídolo, los niños lo siguen y se dejan enganchar porque le tienen mucha fe a este tipo de personas. Es muy fácil ganar dinero con un esfuerzo mínimo”.

Sobre el uso de la imagen de grandes figuras del deporte, por ejemplo, para anunciar las apuestas, Alejandro Landaluce, director general del Consejo Empresarial del Juego, se muestra a favor de una regulación a nivel estatal. “Consideramos que la publicidad no está lo suficientemente regulada y es por ello por lo que demandamos un reglamento de publicidad que acompañe a la ley de 2011 y que ordene la publicidad”, eso sí, “debe ser la misma tanto para el juego público como para el privado”.

En concreto, abogan “regular la publicidad en cuanto a cantidad, mensajes y horarios, y en concreto limitarla en horarios exclusivos para adultos, limitarla a tramos específicos durante los eventos deportivos”. Aunque, sostiene, “en ningún caso prohibir” ya que “parece necesario recordar que el juego es una actividad legal” y piden “seguridad jurídica”.

En cuanto a los datos de 2018 sobre los pacientes que empezaron a tratarse en Andalucía, el 95% son hombres y la media oscila en los 37 años. El 1,5% de ellos es menor de edad y son todos varones. Según el mismo informe, el total de personas admitidas a tratamiento por juego patológico (1.083), la mayoría (89,2%) refiere que los principales tipos de juego que motivan el tratamiento son los juegos de azar (hasta el 96,3% en el caso de las mujeres). Entre las personas admitidas por juegos de azar, el 55,7% demanda tratamiento por jugar a máquinas recreativas, mientras que el 22% lo hace por jugar en casinos, el 14,2% a apuestas deportivas, el 4,1% al bingo y el 3,9% por jugar a loterías.

Las mujeres demandan sobre todo, tratamiento por jugar al bingo

Esta distribución es diferente entre sexos. Mientras que para las mujeres se detecta un porcentaje superior de demanda de tratamiento por jugar al bingo (25% de las mujeres y 3% de los hombres) y a la lotería (9,6% de las mujeres y 3,6% de los hombres), entre los hombres es más habitual la demanda de tratamiento por jugar a máquinas recreativas (56,5% de los hombres y 42,3% de las mujeres).

Entre las personas que demandan tratamiento por juego, la mayoría juega de forma presencial (70,9%). Para el 15,7% la principal modalidad de juego que motiva el tratamiento es online y en el 9,3% se combinan las modalidades presencial y online. Si bien no se aprecian grandes diferencias entre hombres y mujeres, los primeros se inclinan más que las mujeres por la modalidad online (16% y 9,2%), mientras que ellas utilizan la modalidad presencial en un porcentaje superior (87% y 70,1%).

En cuanto a la frecuencia de juego, un 35,2% de las personas admitidas afirma jugar diariamente al juego principal, mientras que el 33,1% indica que juega varias veces por semana. Tan sólo el 2,2% de las personas admitidas a tratamiento no ha practicado ese juego en el último mes.

El 35,2% de las personas admitidas afirma jugar diariamente

La edad media de las personas admitidas a tratamiento por adicciones comportamentales es de 32,9 años (3,4 años más de media que en 2017). Se aprecia una gran variabilidad en función del tipo de adicción, fluctuando desde los 44,4 años en la adicción a las compras y los 22,7 años de media en el caso de la adicción a internet. La adicción al móvil es la que concentra un mayor porcentaje personas menores de edad admitidas a tratamiento (53,3%). El 62,5% de las admisiones a tratamiento por adicción al móvil entre las mujeres, corresponde a menores de edad.

Otro de los puntos en discusión en la actualidad es la cercanía de las casas de juego y apuestas a los colegios e institutos. Este punto es casi irrelevante para Molina que aduce que “la mayoría de los adolescentes juegan online”. El problema radica en que los “locales de apuestas se han planteado como una opción más de ocio, igual que sales un día al cine, otro día te metes en uno de estos locales, que además tienen un look muy llamativo y muy acorde a los gustos de los jóvenes”.

Las casas de apuestas físicas a priori no deben dejar entrar a menores y asegurarse pidiendo el DNI mientras que los portales online de apuestas piden efectivamente una identificación pero para un adolescente es relativamente sencillo coger el número de DNI de sus padres para acceder como un adulto. No hay más filtros.

En este sentido, Landaluce sostiene que “muchas de las peticiones que se reclaman” se la han transmitido a la Administración en numerosas ocasiones: “Queremos regular la distancia entre salones, así como las distancias de los salones y casas de apuestas con los centros educativos donde haya menores y queremos que se regule la publicidad”.

Por otro lado, Landaluce pide se “sea riguroso con los datos y que se hagan caso a fuentes oficiales como el Ministerio de Sanidad, los estudios de EDADES o el Plan Nacional sobre Drogas”. En cuanto al riesgo para los menores, sostiene de manera rotunda que “que el juego está prohibido para ellos, al igual que la entrada a salones o casas de apuestas” y que en ese sentido tienen “tolerancia cero”.

'El truco’ está en la instanteneidad de la ganancia. La Quiniela no tiene un poder adictivo como puede tener una máquina tragaperras

Los datos sobre menores no son alarmantes a nivel andaluz, pero es cierto que hay casos. Señala Molina que una cuestión muy importante es que sobre todo los padres no son conscientes del riesgo que supone, no solo las casas de apuestas si no incluso el rasca de la Once que hay veces que las propias madres invitan a los hijos, se está incitando a una conducta peligrosa. Está en la cultura, la Quiniela es un histórico español y aunque crea un modo de aceptar los juegos de azar, Molina matiza que ‘el truco’ está en la instanteneidad de la ganancia. “La Quiniela no tiene un poder adictivo como puede tener una máquina tragaperras o una apuesta online porque el beneficio es a largo plazo y el refuerzo positivo es más bajo, tiene menor poder adictivo dentro de los juegos de azar”.

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