Manuel Titos, la referencia de Granada
pasado con presente incluido
Catedrático de Historia, fue subdirector general de la desaparecida Caja de Ahorros de Granada
Ha sido nombrado presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural de Sierra Nevada
Tiene casi cuarenta libros publicados sobre Granada, casi la mitad sobre nuestra montaña
Aprimeros de agosto Manuel Titos sufrió una caída en su domicilio y le diagnosticaron rotura de un tendón del hombro derecho. Lo primero que pensó es que aquel accidente doméstico le podía privar de escribir, que es a lo que se dedica muchas horas al día. "¡Dios mío, cómo voy a ponerme yo ahora en el ordenador!", comenta que fue lo primero que se le vino a la cabeza cuando el médico le dijo que tendría que pasar unos días con el brazo inmovilizado. Y es que el afán por sacar cosas a la luz sobre Granada le puede. Seguro que es el investigador que más sabe sobre Sierra Nevada y uno de los que más conocen nuestra provincia en toda su extensión. Este hombre está incrustado en nuestra historia y nuestra intrahistoria como una perla en su valva o un trozo de madera noble en una cajita de taracea.
Se le nota enseguida su ademán de persona segura de sí misma, el gesto del que sabe que su opinión es de las que cuentan y que procura que los demás no lo consideren una jactancia. Tiene un aire entre profesoral y cortesano y una sonrisa insinuante y poco resuelta a llegar a la risa. Se dirige a los demás con una correctísima templanza y cuando habla lo hace con las ideas ordenadas y las palabras exactas. Y si un sentimiento le llega a garganta, su discurso se distancia y se hace correcto. Eso pasa cuando, por ejemplo, le pregunto si le dolió que los granadinos perdiéramos nuestra caja de ahorros. Él es un auténtico entendido en la materia. Fue subdirector general de la entidad y su tesis doctoral versó sobre Crédito y ahorro en la Granada del siglo XIX, lo que ha marcado una parte importante de su trayectoria profesional ligada a la historia económica y empresarial de Andalucía en general y de Granada en particular. Todos estos méritos le dan derecho a decir: "La desaparición de las cajas fue por un cúmulo de muchas cosas. Eran entidades que tenían muchos enemigos. La normativa europea no permitía este tipo de negocios y luego estuvo la propia presión de la banca privada. Las cajas administraban el 50 por ciento de lo ahorrado de los ciudadanos, las rurales un 15% aproximadamente y los bancos el 35%. Y claro la banca no podía permitir esa desventaja. Por otra parte el Banco de España tuvo también la culpa por no estar atento a lo que ocurría en el sector y no cumplir con sus deberes de defensa de los intereses de los ahorradores. Y luego la política. Las cajas se convirtieron en un abrevadero de estómagos agradecidos. Muchos políticos accedieron a cargos directivos solo por pertenecer a un partido. Se convirtieron en una canonjía con la que los partidos premiaban a los defenestrados o a los que debían favores. En fin, que como dice el refrán, entre todos la mataron y ella sola se murió".
Manuel Titos es catedrático de Historia y tiene más de cuarenta libros publicados. Casi todos -por no decir todos- sobre Granada. En las estanterías de muchos granadinos que coleccionan libros que se escriben sobre la provincia, está Sierra Nevada, una gran historia, que se publicó en 1997. Tiene premios y reconocimientos como para llenar una vitrina. Sierra Nevada es su pasión. Hace solo unos días fue nombrado presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural de Sierra Nevada, un órgano consultivo y deliberante que permite la colaboración entre las administraciones implicadas en el espacio natural. También hay que contar con él si se quiere hablar de muchas cosas sobre nuestra tierra porque Manuel Titos, sobre todo, es un granadino de nuestro tiempo, muy cercano a nosotros, a nuestras ilusiones y desilusiones, a nuestros sueños y nuestras esperanzas.
DOS TRABAJOS
La cita en la terraza de una cafetería de la plaza del Campillo. Hace una tarde de la de pasear, tomar café al aire libre y asistir al homenaje de un amigo. Manuel Titos me dice por teléfono que podemos quedar antes de ir al acto en el que se va a homenajear a Miguel Carrascosa, que ha cumplido los primeros noventa años de su vida. Eso hacemos; y allí me cuenta su vida.
Manuel Titos Martínez nació en Guadahortuna en 1948. Para evitar que ustedes hagan la cuenta les diré que ha cumplido setenta años. En aquel pueblo de los Montes Orientales pasó sus primeros nueve años de vida.
Su padre se dedicaba a la fabricación de carros, a la carretería como se decía entonces. Salió de allí para estudiar de la única manera que entonces podían salir los niños de familias humildes: yendo a un seminario. En el seminario hizo el bachiller y después decidió estudiar Magisterio.
-Fíjate que cuando acabé fue el único año en la historia de esta carrera que no se necesitaron oposiciones. Así que entré. Lo que pasa es que ese mismo año también me ofrecieron un puesto de administrativo en la Caja de Ahorros de Granada y elegí esta opción.
Como buen currante y hombre al que le puede la curiosidad de saber, simultaneó su trabajo en la Caja con los estudios de Filosofía y Letras. Hizo el doctorado y tuvo la posibilidad de ser profesor, algo que le gustaba y para lo que sentía preparado. Pero al mismo tiempo le ofrecen un puesto de directivo en la Caja. Lo acepta y llega a ser subdirector general de la entidad en la época de expansión de la misma. Manuel Titos, además, empieza a dar clases en la Universidad a tiempo parcial. Por fin entra en el mundo de la docencia, "que es algo más que dar clases", dice. Se especializa en historia económica, empresarial y financiera.
En la Caja estuvo el tiempo necesario para darse cuenta de que al final ya no contaban con él.
-Estuve dos años prácticamente sin hacer nada. De pronto mi opinión y mi trabajo ya no servían para nada. Aproveché aquella inactividad laboral en la Caja para hacer el doctorado en Historias y a los 55 años me fui definitivamente a la Universidad, ya como titular a tiempo completo porque al poco tiempo saqué la cátedra.
Aquello revalorizó su vida. Su moral se vio insuflada porque comprendió que a veces la vida se desencaja de sus certezas por sus tramos más imprevisibles. Y si para un sitio o unas personas puedes llegar a ser prescindible, en otro sitio y para otras personas puedes llegar a ser muy valioso. Y ahí sigue, en la Universidad, hasta que en septiembre del próximo año le llegue la jubilación. De la Caja de Ahorros de Granada solo le queda el recuerdo, como a muchos granadinos.
-Yo siempre he defendido a las cajas, unos modelos económicos que nacieron en el siglo XIX con el propósito de revertir sus beneficios en la sociedad. Pero de pronto aparecieron muchas circunstancias que no permitieron su existencia. Una pena. Así que si me preguntas como has hecho antes que si me apenó la desaparición de nuestra caja, pues sí, me ha dolido mucho que haya desaparecido.
SIERRA NEVADA
Manuel Titos sabe como nadie analizar una situación, con el poder que le da la experiencia y la sabiduría. Es un erudito que sabe conectar con el oyente. Como decía antes, hoy día es imposible hablar de Sierra Nevada y no nombrarlo a él. Han sido muchas las horas que le ha dedicado, bien pateándola o bien escribiendo sobre ella. Su fecunda labor investigadora ha generado una amplia colección de publicaciones de obligada referencia para los que quieran adentrarse en el conocimiento de la historia de nuestra montaña.
-Mi afición por la Sierra me viene desde niño, desde los diez años que empecé a ir. Luego en la adolescencia abandoné esa afición pero con 21 o 22 años la retomé gracias a mi amigo Rafael Millán. Estuve con él más de 30 años recorriendo la Sierra en todas las direcciones. Hasta que murió. Yo mismo llevé sus cenizas allá arriba, a donde quería estar. He disfrutado mucho con Sierra Nevada y he investigado mucho sobre ella. Seguramente a mí nadie me recordará por lo que he escrito sobre Economía, pero creo que sí por lo que he escrito sobre Sierra Nevada.
Dice que la Sierra es un bien frágil del que debemos de estar muy pendientes. Y que genera unas expectativas económicas de las que no debemos abusar. Y que hay que utilizarla no como un santuario, pero sí como un bien que hay que respetar al máximo. Hay que decir que Manuel Titos ha mantenido siempre un compromiso con la conservación de este espacio protegido y con un modelo de desarrollo respetuoso con el patrimonio natural y cultural. En sus escritos siempre ha reivindicado la necesidad de armonizar el desarrollo y la conservación y ha resaltado la importancia de preservar las montañas de la manera más natural. Y si no lo creen, ahí está la hemeroteca para confirmarlo.
La tarde pasa plácidamente entre el murmullo de los clientes de la terraza y el piar de los pájaros, quizás estorninos, que dicen que han vuelto a Granada. Con Manuel Titos se puede hablar de muchas cosas. Nuestro encuentro se convierte en una charla que podría durar muchas horas. Pero está la servidumbre del horario y de los compromisos. A los postres del encuentro, Manolo Titos me cuenta que a veces ha sido presionado por algunos partidos políticos de diferente signo para llevarlo en sus listas, pero que hasta ahora se ha resistido. Cuando hace solo unos días fue nombrado presidente del Consejo de Participación del Espacio Natural de Sierra Nevada, en su casa le dijeron: coge los cargos que quieras, pero huye cuanto puedas de la política.
Me dice que su labor investigadora también le ha dado muchas satisfacciones, lo mismo que su labor docente. Y que no para de escribir sobre Granada. La Universidad le publicará dentro de poco un libro sobre la correspondencia que mantuvieron Manuel de Falla y su gran amigo Leopoldo Matos.
-Son casi 300 cartas en las que se ve la profunda relación amistosa que había entre estas dos personas. Matos llegó a ser una persona imprescindible en la vida de Falla, el único que le habla de tú al músico y el que se encarga hasta de administrarle el dinero.
Y me cuenta que ahora está trabajando en otro libro que se titulará Testimonios de un milenio desde el siglo X al siglo XXI. Y me dice igualmente que sigue yendo a la Sierra casi todas las semanas y que su familia (esposa, tres hijos y tres nietos) son las verdaderas víctimas de esa afición suya a aislarse para investigar o para estar consigo mismo. Al final del encuentro hablamos del duque de San Pedro de Galatino, del que él ha escrito una biografía y del que cree que fue un empresario pionero en muchas cosas y el que más contribuyó al desarrollo económico de Granada a primeros del pasado siglo.
-Era un industrial del azúcar que también tuvo fábricas de aceite. Luego se dedicó al sector del turismo con la construcción del Alhambra Palace y el Palacete del Duque. Eso sin contar que fue el que puso en marcha el tranvía de Sierra Nevada.
-¿No crees que si existiera hoy el tranvía a la Sierra sería uno de los atractivos turísticos más importantes de Granada?, le pregunto.
-Posiblemente, pero el tranvía desapareció porque los granadinos dejaron de subirse en él. Tenía un déficit importante y no era factible su continuidad. Eso es todo.
-¿Tú que crees que le falta o le sobra a Granada? -le vuelvo a preguntar.
-A Granada le falta tener un sector industrial más potente. Hay un déficit bestial en esta materia, incluso por debajo de la media andaluza. Tenemos la Alhambra y tenemos el turismo, pero eso no da para cubrir el déficit del sector industrial. En eso hemos fracasado. ¿Las causas? Tal vez por ese aislamiento de comunicaciones que hemos sufrido y que seguimos sufriendo. O por la falta de iniciativa empresarial. O por el déficit de materias primas. En fin.
-Pero al menos tenemos superávit en malafollá.
-Sí, eso es verdad. Jajajajaja.
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