La vida real de María Pérez, la primera campeona olímpica de Granada
8M
Así contaba la marchadora orcense su día a día a en una entrevista muy personal con motivo del Día de la Mujer
"Me gustaría que muchas deportistas fuesen madres", comentaba Pérez, que elogiaba a Ana Peleteiro
María Pérez entra en el Olimpo con su oro en el relevo mixto de marcha
Granada/El deporte es así. El esfuerzo y el sacrificio a veces no tiene recompensa. Es el caso que a toda España dolió el pasado domingo con Carolina Marín. Pero a María Pérez sí que le ha tocado la cara de la moneda. Bueno, tocado. Se lo ha currado y ha obtenido el mayor premio al que puede aspirar un atleta, que es convertirse en campeón olímpico. Pérez lo ha hecho, no sin sufrir, sin pasarlo mal, sin dejar de pensar alguna vez si merecía la pena todo por su sueño. Porque los deportistas son también personas, y la vida no se acaba en el deporte. Y eso les hace más increíbles aún. María Pérez es una campeona, olímpica, del mundo y de Europa. La mejor deportista granadina de la historia. Y a ella se la ve paseando por Granada, entrenando donde otros muchos lo hacemos, como también con Nacho Fontes. Una campeona del día a día, que así contaba hace unos meses cómo compaginaba su vida cotidiana con la élite del deporte. El oro cuesta todo esto.
Tengan cuidado cuando una mañana o una tarde vayan por la carretera de la Puleva. Por allí marcha rauda una doble campeona del mundo y de Europa que buscará en París la triple corona en los Juegos Olímpicos de este verano. María Pérez ha encontrado ahí un circuito donde entrenar con cierta tranquilidad, aunque los arreglos que le han hecho a la vía la han llenado de más coches últimamente. A las ocho de la mañana, con cuatro grados de temperatura, rocío en los jaramagos, y un sol recién nacido, la mejor deportista granadina de la historia se ha puesto las zapatillas para hacerse 16 kilómetros. El ritmo mejor no decirlo para no herir sensibilidades de atletas aficionados. Para María es el comienzo de otra jornada de trabajo: "Entreno 365 días al año quitando dos o tres que descanso por obligación, por Navidad y cosas familiares. El resto estoy entrenando 24 horas al día porque no sólo es el entrenamiento, sino el descanso, la alimentación, todo".
En un BMW la sigue su entrenador, Jacinto Garzón, que se pone en paralelo y la graba con el móvil. El vídeo vuela hacia Barcelona y posteriormente en el arcén, llama el especialista. María está en una fase de perfeccionamiento de la técnica y todo es revisado. En París en principio doblará en los 20 y los relevos mixtos y hay que pulir detalles antes de empezar a meter carga de competición. El cuerpo ha de funcionar como un reloj. Los detalles marcarán estar o no en el podio. "Es duro, pero me gusta", dice la marchadora, que sin embargo, admite que se pierde "mucho tiempo" de su familia y sus amigos por su sueño: "No es todo bonito. El deporte de élite quema y al final te hace ser egoísta, y aunque no lo soy, tienes que mirar más por ti y por tus objetivos".
Lo dice porque María Pérez quiere ser madre, pero admite que no es el momento. Está en su mejor etapa deportiva y eso le hace tener el egoísmo de no mirar más allá de sus logros deportivos. "No quiero que mi hijo esté quince días en Sierra Nevada bajando, subiendo. Puede estar bien para una temporada, pero para mucho tiempo creo que no. Y esa es la envidia que me da", comenta refiriéndose también a la triple saltadora y bronce en el último Mundial de triple salto, Ana Peleteiro, que volvió a competir y a ganar año y medio después de estrenar maternidad. "Es un ejemplo para muchas deportistas", añade.
"Me gustaría que muchas deportistas fuesen madres. Siempre he dicho que María Pérez tiene un principio y tiene un final, y ese final está cada vez está más cerca, pero sí hay una cosa que quiero es ser madre, quiero hacer otras cosas en la vida que no sean deporte", continúa la actual campeona del mundo de 20 y 35 kilómetros marcha. Ahora es complicado. La carrera deportiva manda. Pérez va a cumplir 28 años en pocas semanas. Es la edad perfecta para una atleta de su disciplina. Una vez acabado el entrenamiento, el trabajo no cesa. A las diez y media tiene la segunda cita con su readaptador, Pablo Vallejo, de la clínica de Andrea Romero, la portera del Granada CF. Le va a ayudar a mejorar su respiración por el estómago y adaptar su musculatura para "empujar hacia atrás".
De Orce a Almería, Málaga y vuelta
Tras hora y media, cogerá su coche y subirá hasta Guadix. Una hora o así de fisioterapeuta (la carrera que lleva estudiando desde hace poco tiempo). Y desde ahí, su responsabilidad familiar. Otros 45 minutos de coche para llegar a su casa, a Orce, para ver a sus padres, a los que lleva semanas sin visitar. Y también para gozar de su sobrino. "Si también quiero disfrutar y ver cómo crece, tengo que hacer malabares con el tiempo", cuenta. Ahí podría dar por finalizada su jornada laboral pero cuidar y jugar con el pequeño la "va a reventar más que el entrenamiento". Luego por la noche se irá a dormir, algo que para una deportista de alto nivel también es trabajo: hay que descansar las horas indicadas para recuperar y, de nuevo, volver a entrenar al cien por cien.
Al día siguiente la rueda volverá a girar temprano, otra vez a las siete y con más frío. Cambiará la vega de la capital por los llanos del Geoparque, esta vez sola. De ahí a casa, a ducharse, y a ser empresaria de sí misma con la reunión que mantendrá con una importante empresa de la zona para intentar cerrar un patrocinio. Y es que "el dinero por las becas que conseguimos está bien se eres campeona del mundo, pero no todos los años lo eres. Y cuando no, esto es muy corto y tienes que vivir de algo después. No es porque quiera tener más dinero, es por tener una preparación tranquila", cuenta.
De la María Pérez deportista y empresaria, a la María Pérez comprometida. El mismo día a las cinco de la tarde la esperan en Málaga para participar en el foro Comunicación, Igualdad y Deporte donde la esperan la periodista Paloma del Río o la seleccionadora nacional de fútbol Montse Tomé. De ahí vuelta a Granada para volver a estar entrenando a las siete de la mañana del viernes y después dar una charla con motivo del 8M en un colegio de la capital. Y luego tiene agenda en Madrid, León... El móvil, en su caso, es la vía para estar en contacto con los suyos. Con sus padres, con Noe, con sus amigos: "Si algo he aprendido de mis abuelos, que son los que más respeto, es que el tiempo que me quito de estar con los más míos sea para mejorar la vida de los más pequeños. Al final, las medallas se quedan guardadas en un cajón".
Campeonas
María se toma un yogur líquido con proteína y descansa. Aún está en mallas cortas y la piel se le eriza, pero no parece tener prisa aunque la espere el readaptador. Reflexiona sobre si la mujer ha roto el techo de cristal en el deporte y es contundente: "Los grandes resultados deportivos en España de los últimos años vienen siendo más de las mujeres que de hombres". Un "punto de inflexión en la sociedad" que para la marchadora sucede porque "a la mujer se le está dejando vía libre, se le están dando las mismas, o estamos intentando tener las mismas oportunidades, que los hombres tanto en el deporte como en la vida privada". "Cada vez hay más mujeres que están teniendo cargos más ostentosos y eso antes era imposible", se congratula. Pese a ello, cree que "la sociedad sigue siendo machista en muchos ámbitos". Por ello aboga por "seguir avanzando" porque "el hombre tiene que ir de la mano de la mujer y la mujer de la mano del hombre".
Pone también como caso su deporte, el atletismo: "Es el deporte más igualitario. Hombres y mujeres ganamos las mismas becas, y tenemos la presión de que ganamos en base a nuestro resultado del verano. Si nuestro resultado es malo, al año siguiente no tenemos beca". En París se estrenarán los relevos mixtos. El trabajo será conjunto con sus compañeros. Puede ser cualquiera, pero ahora mismo, palmarés en mano, tendría como pareja a Álvaro Martín, como ella, doble campeón del mundo vigente en las dos distancias. Todos los ponen como baza para un metal. Un metal que se cincela junto al Beiro.
Atención a la salud mental del deportista
"Vivimos en una sociedad que cuando un deportista, cuando terminan con treinta y pico años, cuarenta, su carrera deportiva, que llevan representando a su país veinte años, da igual lo que ha estado haciendo por su país esos veinte años", reflexiona María Pérez, que también quiso poner el foco en la atención mental y la preparación académica de los deportistas tras abandonar la élite. "Esa es la trágica noticia que no se cuenta a la sociedad", sentencia. "En otros países como Italia, cuando sus deportistas representan varias veces y en grandes campeonatos a su país, son ya Fuerzas de Seguridad del Estado,. Con lo cual a ellos se lo hacen mucho más fácil su día a día porque saben que todos los meses van a tener un salario, y que cuando terminen no se van a quedar tirados en la calle", cuenta la orcense. "Muchas de las deportistas que han terminado con su vida es porque después se encuentran un vacío . Treinta años representando a tu país, sí, pero no has sacado partida de esa carrera, en qué has trabajado. El deporte necesita un avance, unas leyes, que nuestros políticos también nos echen una mano. No representamos a nuestro país porque queremos. Al igual que ellos lo representan y se quedan con un sueldo vitalicio, ¿por qué los deportistas no si lo damos todos? De hecho, a veces algunos pues pierden su vida", concluye.
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