Max Bembo, el filántropo, era hijo de granadina

ayer y hoy

José Antonio Ruiz (1887-1932), alias Max Bembo y Margarita Leclerc, preocupado por la educación infantil, era hijo de granadina y precursor ideológico de La Ciudad de los Niños.

Max Bembo y su madre, Carmen.
Max Bembo y su madre, Carmen. / J.L.D.
José Luis Delgado

01 de febrero 2021 - 04:15

De padre médico gaditano (Diego Ruiz) y madre granadina (Carmen Rodríguez Méndez), José Antonio Ruiz Rodríguez nació en Málaga, estudió en Granada y vivió como periodista y educador en Barcelona.

A través de las notas aparecidas en las hemerotecas históricas y siguiendo la magnífica biografía que de él nos deja su propia nieta María Teresa Ruiz (2017), nos enteramos de la sorprendente vida de este casi granadino afincado en Barcelona al amparo económico e ideológico de su tío materno, el insigne médico granadino, rector que fue de la Universidad catalana, Rafael Rodríguez Méndez, el “Pasteur” de la logia masónica a la que pertenecía (Ver mi artículo en Granada Hoy, Rodríguez Méndez, el sabio granadino humillado en Barcelona, (2019)Granada HoyRodríguez Méndez, el sabio granadino humillado en Barcelona.

T. Ruiz. 'Max-Bembo'.
T. Ruiz. 'Max-Bembo'. / J.L.D.

Curioso personaje este José Antonio que conocido en su familia como Pepito utilizaba en sus numerosos escritos y colaboraciones periodísticas, sobre todo en La Vanguardia y La publicidad, varios seudónimos: era Max (Maximiliano) Bembo, Margarita Leclerc, Emmanuel o Jordi de Sant Jordi.

De ideología liberal, era anarquista, antimilitarista y anticlerical, pero dotado de un enorme espíritu de solidaridad hacia los más desfavorecidos, sobre todo hacia los obreros, los niños y los mendigos que abundaban en la Barcelona de principios del siglo XX. Aquellos a los que él llamaba desamparados en lugar de pobres. Por eso su Obra es considerada como una de las más claras muestras de filantropía de todo el siglo XX.

Como hicieran antes San Juan de Dios o el Padre Manjón creando hospitales para pobres y escuelas para niños, o como hiciera después en 1950 el hermano Carlos Fernández Dorador fundando los Hermanos Obreros de María y la Ciudad de los Niños, hizo Max Bembo recabando ayuda de las instituciones y de algunos potentados catalanes para llevar a cabo su Obra fundacional creada el 20 de abril de 1907. Media Barcelona se volcó en ayudar su causa. Y precisamente con el nombre de Ciudad de los Niños se publicó una revista mensual que daba a conocer las solidarias actividades llevadas a cabo por el maestro Bembo y sus colaboradores.

Proyectó una escuela para la infancia hasta los 12 años a la que llamó Filantropía, que tendría su continuación en una segunda titulada Campos de trabajo (de 12 a 14 años) para que de ahí salieran los futuros agricultores, obreros y artistas. Pensaba Bembo que ni el asilo ni la cárcel podían ser el final de los desamparados, sino que había que buscarles una nueva vida, nuevas oportunidades, proporcionándoles comida, cama y escuela. Recogía sus inquietudes en una de sus obras titulada La mala vida en Barcelona.

'La mala vida'.
'La mala vida'.

Max Bembo utilizó el deporte como elemento socializador para los más desprotegidos, sobre todo el fútbol que por estos años de principios del siglo XX hacía furor en Barcelona, ciudad afectada por enormes desigualdades sociales y económicas, además de por los problemas del separatismo, la guerra de África y las consecuencias del Desastre del 98 que hacían que en la ciudad se acrecentara el número de mendigos y niños desamparados sin escolarizar, dados al vagabundeo, la mendicidad y la delincuencia.

Bienvenida a la Ciudad de los Niños.
Bienvenida a la Ciudad de los Niños.

La Obra de Bembo quería conjugar la escolarización con el deporte promocionando la educación física entre la juventud, sacando a los niños de jugar en la vía pública para dotarlos de unos espacios deportivos propios. Precisamente su tío, el referido médico y rector Rafael Rodríguez Méndez era además el Presidente de la Federación Gimnástica Española y su hijo Ángel fue el que fundó el club de fútbol Español de Barcelona.

La huella granadina en esta obra benéfica llena de orgullo a quienes desde Granada esta crónica leen, recordándonos que también aquí tenemos, y desde hace más de 70 años, nuestra ejemplar y solidaria Ciudad de los Niños.

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