Mil 'lucas' desafían las puertas de la ley
Los estudiantes de Medicina se saltan la prohibición de hacer novatadas y arremeten contra su decano
"Mil 'lucas' van hacia Derecho". Así fue como avisaron a media mañana al decano de esta Facultad, Juan López Martínez, cuando inauguraba el nuevo espacio Tirant Lo Blanch en el aulario. Colgó el móvil y salió pitando para la Plaza de la Universidad.
Desde una punta de la calle San Jerónimo el "a por ellos, oé" confirmaba lo que se creía un capítulo cerrado. Los estudiantes veteranos de la Facultad de Medicina habían vuelto a saltarse un año más la prohibición de llevar a los novatos hasta la maltrecha estatua de Carlos V, donde tradicionalmente hacen todo tipo de novatadas, leen un texto y, hasta hace tres años, sacaban a los juristas noveles para humillarlos también. Pero las puertas de la ley hace tiempo que se las han cerrado.
"Queridos compañeros de tortazos y alegrías, un año más celebramos a lo grande el patrón de San Lucas, a pesar de las trabas que nos pone el excelentísimo señor decano...". Así fue como comenzó su discurso José Terrón, un futuro psiquiatra, desde el pedestal de la estatua de Carlos V, coronado con una pañoleta roja. Ante él había medio millar de jóvenes, la mayoría estudiantes de Medicina, pero también de otros centros universitarios y algún que otro turista estupefacto de asistir a semejante espectáculo.
Ataviado con un disfraz de lobo feroz, Terrón, alumno de cuarto de Medicina, ejercía este año de San Lucas, un papel muy disputado entre los universitarios veteranos cuya principal misión es jalear a la masa que aguarda sus instrucciones como si de un chupinazo se tratara.
Según relató una de las presentes, hace tres semanas sometieron a votación quién sería el San Lucas de 2008, un título que sólo los veteranos pueden disputarse, y con qué disfraz darían la bienvenida a los jóvenes estudiantes.
"Descartamos ir de egipcios o de Érase una vez... y nos decantamos por caperucita roja", relató una universitaria que lucía una enorme caperuza roja. No era la única. La Plaza de la Universidad estuvo teñida durante un par de horas por decenas de caperucitas rojas que bebían a morro de litronas y botellas de Sandevil, babis verdes y blancos con eslóganes contrarios al examen MIR que retrataban la escena con sus móviles y un rebaño de figuras bañadas en ketchup, mostaza, huevos, harina, vinagre y alcohol que despedían un fuerte hedor.
"No dejéis de celebrar esta fiesta se niegue quien se niegue", gritaba el lobo feroz a los "pringaos", que es el nombre que recibían los estudiantes noveles. Las referencias en su discurso al nuevo decano de su Facultad, Indalecio Sánchez-Montesinos, eran constantes. La directiva del centro lleva años tratando de poner fin a una práctica que consideran vejatoria no sólo para los propios estudiantes, sino para el personal de servicio de la Facultad de Medicina, por no hablar de la imagen que dan al turismo que circula por la ciudad.
Desde que comienza el curso hasta que llega la festividad de San Lucas (18 de octubre) los más veteranos someten a los alumnos noveles a multitud de jugarretas, una práctica que culmina, aderezada por el alcohol, con la marcha hasta Derecho. Celebrar el patrón es una tradición de la Facultad de Medicina, pero no siempre se hizo así. El decano recuerda cómo hace 30 años iban al Sacromonte y "sin molestar a nadie".
Los tenderos que rodean la Plaza de la Universidad tienen por costumbre cerrar sus puertas cuando los ven llegar y no abrir hasta la tarde, que se marchan al botellódromo a continuar la juerga. En ese momento tres jóvenes consiguen escalar hasta Carlos V y se tiran al vacío junto al lobo feroz. Algunas parejas de compañeros esperan abajo con las manos entrelazadas para cogerlos. "Hay más de tres metros de altura, cualquier día se parte la cabeza uno y verás como ya no permiten hacer esto más", dice el regente de La Creperie.
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