La Milagrosa, suma de años y de emociones

Cuando la música atraviesa el altavoz, Carmen no usa las manos para empujar su silla de ruedas, sino para moverlas al ritmo de lo que ella debe interpretar como unas sevillanas. Lo hace con evidente alegría, pegando una sonrisa a la comisura de los labios, mostrando emocionada el que, probablemente, sea el primer diploma de su vida. Pero no es un trozo de papel cualquiera. Es más que eso. Es el certificado de la sabiduría, de la experiencia acumulada en ocho décadas de trayectoria vital.

Rodeada de compañeros, cuidadores y familiares, la octogenaria Carmen Martín no es la única que sumó ayer años y emociones. Más de un centenar de usuarios de la residencia La Milagrosa de la Diputación de Granada también lo hicieron en la que fue una jornada divertida, especial, amenizada por las canciones populares del Coro de San Ildefonso y que tuvo como broche final el homenaje rendido por parte del centro a sus mayores más longevos, a los que han cumplido una década de residencia en el mismo y aquellos trabajadores cuya jubilación les ha apartado de los ruedos pero no así del cariño y el agradecimiento que les siguen dispensando sus abuelos.

El acto, que ha culminado una intensa semana de actividades culturales, no ha sido más "que un guiño, un reconocimiento a todos los mayores que tanto han dado por los demás a lo largo de su vida", destacó la diputada de Centros Sociales, María Dolores López, que también quiso agradecer "el cariño, el esfuerzo y el loable trabajo que desempeñan día a día los profesionales del centro y, muy especialmente, en jornadas como ésta, en las que se esmeran para que todos y cada uno de los usuarios puedan disfrutar de las actividades programadas, en función de sus limitaciones".

Y a juzgar por los rostros y aplausos de los abuelos, esta jornada de convivencia les ha hecho disfrutar mucho.