El New York Times reconstruye la historia de la granadina Ana Orantes
El autor del artículo destaca que el caso de la granadina se estudia en los colegios andaluces y que se ha convertido en un símbolo
La granadina Ana Orantes fue asesinada por su exmarido en 1997 pero su historia, lejos de olvidarse, está cada vez más presente. Ahora el periódico estadounidense The New York Times ha dedicado un extenso artículo en la edición de este jueves a la granadina que apareció en Canal Sur denunciando una vida malos tratos a manos de su expareja. "Orantes se sobrepuso a sus miedos y acudió a la televisión para hablar de los abusos que había sufrido. Trece días después estaba muerta, asesinada por su exmarido de una forma tan horrible que se continúa hablando de ello en la actualidad", escribe Raphael Minder en un artículo publicado en la sección Overlooked en la que se repasa la vida de personas cuyas muertes no fueron recogidas en las páginas del influyente periódico en su momento.
El periodista destaca en su artículo que el caso de Ana Orantes se estudia en los institutos andaluces y que el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) presentó recientemente el calendario Mujeres andaluzas con historia que visibiliza a doce mujeres andaluzas referentes con actividades didácticas para el alumnado de esta comunidad. Entre ellas estarán la heroína granadina el S. XIX Mariana Pineda y Ana Orantes, víctima de violencia de género en el municipio de Cúllar Vega en 1997.
Ana Orantes cuenta desde desde el pasado mes de marzo con una calle en Sevilla capital, ubicada en el casco histórico, junto a la Plaza Pedro Zerolo y la Alameda de Hércules. Además, el Ayuntamiento de Granada va a dedicar a Ana Orantes un jardín en el entorno del Paseo del Salón, junto al río Genil, un homenaje a una mujer cuya muerte significó"un punto de inflexión muy potente" pues la sociedad tomó "concienciación con su asesinato" acerca de la lacra de la violencia machista y "la situación que estaban viviendo las mujeres", según explicó la concejal socialista Ana Muñoz en la presentación de la iniciativa el año pasado.
"Durante cuatro décadas, Orantes intentó escapar de su situación en muchas ocasiones: fue a la policía, se divorció. Pero vivía en España, donde, con en muchas partes de Europa, no había leyes que protegiesen a las mujeres de la violencia machista", según escribe Raphael Minder en el New York Times. Y efectivamente, su muerte, sirvió al menos para remover la conciencia de todo un país.
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