Niña, asómate a la reja
Nuestra riqueza folclórica va desde la Alpujarra a Albuñol; de Güéjar a Almuñécar, del Sacromonte a Baza. El popular tanguillo 'La Reja' es de 1943, pero hoy predominan las sevillanas
Nuestra riqueza folclórica va desde La Alpujarra a Albuñol; de Güéjar a Almuñécar; del Sacromonte a Baza. El popular tanguillo La Reja es de 1943, pero hoy predominan las sevillanas.
Cualquier día iban a renunciar los catalanes a sus sardanas, los gallegos a sus muñeiras o los aragoneses a sus jotas. Pues también nosotros tenemos lo nuestro que nos viene de lejos y es tan digno como lo que más.
Pocos granadinos saben de la riqueza folclórica de nuestra tierra, al ser una provincia que se abre desde la sierra a la costa, con múltiples influencias culturales, con una gran variedad climática y con su consiguiente repercusión en la agricultura. Una buena parte de la música y la danza popular tiene sus orígenes en celebraciones relacionadas con la siega, la recolección, la llegada de la primavera o algunas conmemoraciones tradicionales del mundo cristiano: romerías, advocación de santos patronos, etcétera, heredadas casi todas del mundo pagano; analizando el tema se descubre que en prácticamente todos los pueblos, en todas las culturas y en todas las religiones se repiten los mismos comportamientos festivos que se manifiestan con danzas, ofrendas y sacrificios para estar a buenas con el sol, la lluvia y los dioses.
Lo de Granada, como lo de toda Andalucía, se deriva muy directamente de nuestro pasado hispanorromano y árabe con añadidos posteriores. Vestidos largos y con volantes como los de nuestras gitanas del Sacromonte ya aparecen en las mujeres de la Creta prehelénica y en aquéllas que desde esta isla llegaron a Cádiz tocando unos crótalos que parecían palillos como los de Lucero Tena. De nuevo se unen en la música y en la danza Cádiz y Granada como lo harían después con Falla y García Lorca. Estas muchachas gaditanas de palillos y volantes podrían ser el precedente andaluz más lejano de nuestras Mariquilla, La Moneta o Eva la Yerbabuena. Y aquellas danzas moriscas de guitarras, 'adufes' y sonajas serían casi el germen de las zambras gitanas de María la Canastera, La Pitirila o La Rocío por esa mezcla de gitanos y moriscos del siglo XVI.
QUIERO VIVIR EN GRANADA
Es un folclore riquísimo y muy variado que debiéramos conocer y conservar, porque en Granada tenemos fandangos desde la Alpujarra a Almuñécar y seguidillas desde la Puebla de Don Fadrique, Huéscar o Baza, hasta los bailes de zambra sacromontana de La Mosca, el Robao, la 'Albolá' o la Cachucha, que también viene de la provincia de Cádiz.
El popular baile de La Reja, que empieza 'quiero vivir en Graná ...' con el estribillo del 'dale que dale, toma que toma', ya no lo conoce casi nadie; pocos saben que lo inventó Miguel del Castillo y lo armonizaron las granadinas hermanas Franco para la película Forja de almas (1943), dedicada a las escuelas del Padre Manjón. Seguro que si le preguntas a algún niño igual no sabe ni lo que es una reja, ni las 'pavas' que en ella se pelaban. Reconozco que es más conocida la rumba del Borriquito como tú y las más modernas danzas del 'reggaetton' caribeño, aprendidas por los niños casi al día siguiente de su primera comunión.
Menos mal que nos queda la popular y mundialmente conocida sevillana que nos anima a todos los andaluces y a parte del extranjero en cualquier fiesta y de forma machacona; por eso, el que no sabe trenzar este baile acaba pareciendo el mayor ignorante del mundo; tanto, que se están abriendo academias desde Hawai a Bombay. No sé si hago bien recordando que la sevillana proviene de la seguidilla manchega traída por los repobladores cristianos al valle del Guadalquivir. Pero, ¿cómo le digo yo ahora a un sevillano que su danza preferida viene de Albacete?
Hoy Granada es más aficionada al tango, al merengue y la salsa que al pasodoble y el vals; y si nuestros abuelos se divertían con el charlestón, el bugy-bugy y la conga, nosotros con el rock-and-roll y la lambada, nuestros hijos prefieren bailar al ritmo del monótono rap, con el movimiento ciclotímico del hip-hop o desarrollando movimientos a lo robocop que más recuerdan a los trastornos del baile de San Vito. Cuando, en realidad, bailar pegados es bailar.
Nuestro riquísimo repertorio folclórico está en peligro, aunque lo bailen en Peligros y los grupos municipal y provincial, mientras las zambras se quedan para los 'guiris'. Apreciemos lo nuestro y como decía el poeta Arcadio Ortega en su pregón del Corpus: "En Granada la gracia tiene su enjundia… En la feria se nota: guardan las huchas / y en vez de sevillanas / bailan cachuchas".
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