Noche turbia y caliente por los altercados a favor de Pablo Hasel en Granada
Manifestaciones
Cuatro detenidos y otra vez la imagen de una ciudad con contenedores quemados, destrozos cuantiosos, barricadas y cargas policiales
Granada/Granada es una ciudad donde habitan seres propensos a liarla. Más o menos como en todos lados, pero en lo de dar la nota suele contar con un buen puñado de voluntarios ya sea el tema en cuestión la independencia de Cataluña, el fervor negacionista, la defensa de un dictador o la detención de un rapero. Desde que por la tarde, los antidisturbios de la Policía Nacional removían el café con la cucharilla ya tenían la tensión en el cuerpo ante lo que se venía: uno de esos 'anocheceres' de carreras o cargas en el argot policial, algún momento para lanzar la pelota de goma y necesidad de unión para hacer frente a los disturbios que realizaron los fieles a la cita con los altercados.
En los últimos años, por diferentes motivos, Granada se viene acostumbrado a estos escenarios apocalípticos de ruido de sirenas, contenedores achicharrados, llamaradas, humo, griterío y violencia en definitiva como la que se concentró ayer en las principales calles de la ciudad (Gran Vía, Plaza Nueva, Reyes Católicos, Camino de Ronda...) en unas algaradas que se saldaron con cuatro personas detenidas en lo que había empezado como una concentración a favor del rapero catalán Pablo Hasel –encarcelado por delito de injurias al Rey y enaltecimiento del terrorismo– y por la que los en su mayoría jóvenes se manifestaban bajo la supuesta bandera de la libertad de expresión difícil de entender tal y como la defendieron.
La coordinación de los efectivos de la Policía Nacional y el extra aportado por la Policía Local y los Bomberos de Granada, apagando los numerosos contenedores quemados en diferentes puntos de la ciudad, fueron decisivos para que pasadas las 22:00 horas con el toque de queda ya no hubiera mucha tela que cortar. Tras de sí, mobiliario destrozado, los detenidos por el enfrentamiento con la Policía y parte de la población granadina sobresaltada ante el triste espectáculo que dejó la manifestación.
Organizaciones radicales de izquierda, antisistemas y sindicatos como CNT-AIT difundian en sus redes en toda España una serie de manifestaciones por el asunto de Pablo Hasel, un tema que ya en la noche del martes había dejado imágenes duras en ciudades catalanas y en Valencia. La misma tensión se repartió ayer en diferentes puntos de la geografía española, siendo proporcionalmente Granada, para variar, uno de los lugares en los que más se recrudeció la protesta.
Es decir, que lo que a las siete de la tarde empezaba frente a la Subdelegación del Gobierno como una concentración con los típicos cánticos de los autodenominados como antifascistas se iba enalteciendo a partir de las ocho en dirección a la sede del Madoc y con la dispersión por zonas como Plaza Nueva, Bib-Rambla (cortando todos sus accesos en barricadas), Plaza del Carmen y finalmente con Camino de Ronda con numerosos contenedores ardiendo.
Todo extendido a otras calles del centro y en un momento en el que a los manifestantes se les iban añadiendo otros liantes, en algunos casos dejando entrever rostros de jóvenes que difícilmente engañen a los porteros de las discotecas para entrar por no tener la edad necesaria para disponer del carné de coche.
Hubo quien se sobresaltó mientras veía el fútbol, quien acudió a ver si habían provocado destrozos en sus ya de por sí lastimados bares y comercios y quien se pasó la noche recibiendo fotos y vídeos de Granada jugando a ser Mad Max por la cólera mal llevada. La justificación de los manifestantes es la reacción violenta a lo que consideran violencia estatal y una condena desproporcionada para un rapero nacido en Lérida. Otra noche caliente, turbia, oscura y excesiva para sumar al clima de crispación.
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