Pevau en Granada: Los "elementos que deben estar fuera del alcance" de los estudiantes en Selectividad
UGR
La Consejería descarga en el alumnado la responsabilidad de conocer la capacidad de sus calculadoras ya que "dispone del tiempo suficiente (todo el bachillerato) para elegir" cuál usar
6.600 estudiantes se matriculan de la Selectividad por la Universidad de Granada
Uno de los elementos que cada año es objeto de aclaración por parte de los responsables de las pruebas de la Selectividad es el uso de calculadoras. Conforme han pasado los años se ha pasado de unas sencillas instrucciones a abordar cuestiones como la necesidad de que sea el alumnado el que apechugue con la responsabilidad o determinar que, a falta de "especialistas" en estos aparatos de cálculo, se fije un protocolo de actuación en caso de sospechas. Este año son 6.600 los estudiantes matriculados por la Universidad de Granada, que cuenta con 34 sedes repartidas entre Granada, Ceuta, Melilla e institutos españoles de Marruecos.
Cada año se clarifica si se puede usar calculadora o no. Sí, se puede llevar en determinadas asignaturas pero están vetadas las que sean programables, para evitar posibles casos de fraude o copia en los exámenes. La Consejería de Universidad, competente en la materia, ha desarrollado a través de la Dirección General de Universidades unas instrucciones sobre el particular, que se pueden consultar en la web del Distrito Único Andaluz (DUA)
Se recoge en este documento que no se puede realizar un "listado suficientemente exhaustivo" de los modelos permitidos, y que la organización de la prueba no puede ni debe aconsejar o seleccionar modelos de calculadora. "No parece coherente suprimir o restringir más de lo reglado el uso de la calculadora dado el avance tecnológico y el papel que éste juega en la educación y en la formación". Así las cosas, la Consejería determina que "debe ser el propio alumnado el responsable de saber si su calculadora cumple o no los requisitos" que se piden (que no sea programable". Para ello el texto señala que los que se examinan disponen "de tiempo suficiente (todo el Bachillerato) para elegir qué calculadora usar". Además de estos argumentos se reconoce que "no se dispone en todos los tribunales" de una persona que sea "especialista en el uso de calculadoras" capaz de determinar si el modelo en cuestión puede utilizarse o no,
¿Y qué ocurre si se usa una calculadora que no esté permitida? La sanción es la misma que para el caso de copia. El estudiante debe abandonar el examen de forma "inmediata", es identificada y el responsable de la sede da cuenta de lo sucedido a la presidencia del tribunal. El alumno no podrá presentarse a ningún otro examen de la misma convocatoria y los exámenes que se hayan hecho "serán calificados con cero puntos". Castigo máximo.
No se permite usar calculadoras, ni tampoco audífonos, teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos que sean programables o tengan capacidad de almacenamiento de datos o transmisión de éstos. Tampoco se pueden usar relojes que aporten prestaciones de este tipo. "Todos estos elementos deben estar fuera del alcance de quienes se están examinando".
El protocolo
En el caso de que haya sospechas de que el modelo de calculadora elegido por el alumno sea de los no autorizados, se establece cómo actuar durante el examen. "No será retirada o requerida la calculadora" al alumno, sino que "se hará una fotografía o se tomará nota del modelo" dudoso. Con esos datos se levantará un acta que quedará firmada por los responsables de sede, el alumno y un representante del centro, si es posible del instituto al que pertenezca el estudiante. Si se comprobara que la calculadora no está permitida "quedará anulado, exclusivamente, el examen que el alumno estuviera realizando", que se llevará un cero en esa materia sin que se tenga en cuenta este hecho en el resto de calificaciones.
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