Pilar Alaminos, coordinadora de la UCI del Hospital Vithas Granada: "Nadie te prepara para que esto no te afecte"
Profesionales ante el Día de la Mujer
La especialista en Cuidados Intensivos compagina la carga que conlleva el cuidado de los pacientes ingresados en su unidad con el de una prole de una familia numerosa
Granada/Pilar Alaminos no tiene en estos momentos de su vida mucha más válvula de escape que el mindfulness y pasear con la familia por los parajes de su segunda residencia, situada en la Sierra de Huétor. La coordinadora asistencial de la Unidad de de Cuidados Intensivos del Hospital Vithas de Granada tiene la agenda tan completa que su día a día se reparte entre su profesión y el cuidado de su numerosa familia, compuesta por tres hijos varones y su esposo, también sanitario, aunque en este caso de la especialidad de Medicina Interna. "El tiempo libre que tengo lo dedico a organizar la casa y el cuidado de los niños. No me queda mucho más para tener otro hobby", cuenta la doctora. Pero si conciliar ahora no es fácil cuando el pequeño tiene 10 años, en determinados momentos de su vida resultaba tan complicado que con su carrera terminada, un título de doctorado y dos especialidades médicas, llegó a plantearse renunciar al ejercicio profesional.
Dos especialidades
Natural de Almuñécar, cursó la licenciatura en la Universidad de Granada. Tras la carrera, la nota del MIR la llevó a especializarse en Medicina de Familia y después realizó un doctorado. Tras ejercer varios años, decidió quitarse la espina de los Cuidados Intensivos, que siempre le habían atraído. Volvió a presentarse al MIR para realizar una segunda especialización y esta vez sí consiguió plaza en este campo, que empezó a ejercer en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada.
La conciliación imposible
En esa época tuvo a su primer hijo y se vio obligada a hacer malabarismos para compatibilizar las exigencias de la crianza de un bebé con los horarios de las consultas y las guardias. Si ya perecía difícil, más aún resultó cuando se quedó embarazada del segundo. Hasta que sin preaviso, un comentario del mayor cuando no tenía aún los tres años de edad fue el detonante de una decisión drástica. "Un día le preguntaron qué hacía su madre y él, que todavía ni siquiera vocalizaba bien, dijo que su madre se dedicaba a "trabajar y a mimir, dormir". Ahí me di cuenta de como me veía".
"Cuando llegaba a casa por la mañana después de una guardia mi marido le decía al niño que tenía que estar en silencio para que yo pudiera descansar", recuerda sobre aquella etapa en la que llegó incluso a plantarse en la Subdelegación del Gobierno de Granada. "No me daban plaza en ningún centro cercano al Hospital y decidí ir a contarle al subdelegado mi caso", rememora. Finalmente, decidió con su marido que ella se tomaría unos años para el cuidado de la familia mientras él seguía ejerciendo. Fue un parón de tres años, de 2011 a 2015, en los que Pilar Alaminos aprovechó de paso para tener a su tercer hijo.
Aunque sabe que al final esa renuncia para poder conciliar suele recaer en el ámbito femenino, fue ella quien en esa misma inercia decidió dar un paso al lado en su carrera desde 2011 a 2015. Fueron años en los que no estaba segura si podría volver a reengancharse, porque las guardias de 24 horas, aunque se cuente con la ayuda de una trabajadora doméstica, no permiten compatibilizar la faceta de madre con la de médico. Un modelo de funcionamiento en el sistema sanitario español herencia de aquellos tiempos en los que no se consideraba necesario compatibilizar porque, en el caso de tener hijos, se presuponía que había otro progenitor en casa que se hacía cargo de su cuidado. Aunque los sindicatos médicos se quejan también de la disminución de la atención que supone esos turnos tan extensos y la nueva ministra de Sanidad, Mónica García, también profesional de la Medicina, ha manifestado su intención de modificar esos horarios, ya ha adelantado que "es un proceso que va a costar tiempo".
La vuelta
Así las cosas, Pilar Alaminos vio el momento perfecto para retomar el ejercicio profesional cuando recibió la oferta del Hospital Vithas. En su Unidades de Cuidados Intensivos comenzó a trabajar en 2015 porque la especialista vio la oportunidad perfecta para conciliar con una jornada laboral que se desarrolla de 8:00 a 15:00 horas y de lunes a viernes. Es una suerte ganada a pulso, pero cree que ser madre de familia numerosa le ha supuesto "pagar un peaje" que dificulta romper el techo de cristal con el que todavía se topan muchas profesionales tanto en el ámbito sanitario como fuera de él.
Tan duro ha resultado en ciertos momentos llegar hasta este punto de su carrera, que la doctora no aconsejaría a sus hijos seguir su camino. "Afortunadamente, ninguno se pronuncia en ese sentido. Es una labor que no está reconocida ni remunerada, al menos yo no se lo recomiendo. Aunque a mis alumnos siempre les digo y creo que es la mejor profesión del mundo, es muy sacrificado.", cuenta Alaminos, que también es coordinadora docente las prácticas de los estudiantes de Medicina de la Universidad de Granada en el Hospital Vithas.
"Tenemos que hacernos valer", comenta la doctora, que echa de menos no tanto el reconocimiento como el apoyo social. No fue así en los duros momentos del azote del Covid-19, una guerra que por su especialidad libró en la primera línea de infantería, pero ya nadie aplaude. Pilar Alaminos, que sufrió uno de los primeros contagios entre sanitarios, recuerda lo duro que fue aquel tiempo en el que había más dudas que certezas sobre el tratamiento. Para salvaguardar a sus hijos, tanto ella como su marido prefirieron estar lo más aislados posibles en un tiempo en el que los médicos también vivían situaciones difíciles. "Nadie te prepara para que esto no te afecte", refiere Alaminos, que además de creyente practicante ha encontrado consuelo en el mindfulness para lidiar con el estrés que implica cuidar a enfermos que a veces llegan a la unidad en estado crítico y también con la carga que implica la prole de una familia numerosa.
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