Pilar Aranda, dispuesta a remover la estructura inmovilista de la UGR
La nueva rectora se fija como objetivo la "transparencia" y un "compromiso ético" que vaya más allá de cumplir la legalidad
La primera rectora en 500 años de la Universidad de Granada ya ha conformado su equipo de gobierno con el que pretende mantener y afianzar la condición de excelencia en la institución académica. En plena vorágine para profesores y estudiantes que afrontan la recta final del curso lectivo con la mente puesta en los exámenes, Pilar Aranda ha sacado tiempo para presentar al nuevo organigrama del Rectorado que coge el testigo en la UGR tras los dos mandatos de gobierno de Francisco González Lodeiro.
Tras agradecer el trabajo y la transición del rector saliente, al que consideró un "maestro", Aranda avanzó ayer los dos objetivos que se ha marcado junto a los nuevos vicerrectores y delegados: por un lado "el compromiso del servicio público" y por otro "el cambiar la estructura de administración" de la Universidad con la finalidad de cohesionarse con el resto de agentes sociales.
La que hoy será investida como rectora de la UGR explicó que su idea a la hora de formar su equipo había sido el "ser conscientes de la tradición pero siempre mirando al futuro". Un aire de cambio que se deja notar en la creación de vicerrectorados como el de Transparencia o el de Responsabilidad Social, Igualdad e Inclusión. Además, Aranda ha configurado una corporación con muchas caras nuevas, todas menos la del Vicerrectorado de Internacionalización, donde repite Dorothy Kelly por su labor de expansión global de la UGR.
En el nuevo equipo de gobierno, cuyo secretario general es Pedro Mercado y el puesto de gerente recae en María del Mar Holgado, se reducen de nueve a siete los vicerrectorados, con la novedad de que un ramo importante como el de Infraestructuras pasa a integrarse en el área de Gerencia, que también contempla los trámites económicos y de recursos humanos. Aranda justificó este cambio en que "es momento de reorganizar espacios y no de construir nuevos edificios. Lo primordial son las actuación en el Campus de Melilla y en la Facultad de Bellas Artes". Asimismo, consideró que el PTS es "la gran apuesta de futuro de la provincia", aunque no precisa de más infraestructuras, sino del desarrollo y la coordinación de lo que ya hay implantado en el Parque Tecnológico de la Salud.
Aranda definió a su equipo como un conjunto "de fuerza, de gestión y de política universitaria" que reclamará al Gobierno central contra la acción de los decretos que están "cercenando" a las universidades. La rectora opinó que el cambio de ministro de Educación puede contribuir a eliminar el "corsé" que Wert había impuesto al ámbito académico, incluidas las universidades. En cuanto a la Junta de Andalucía, señaló que el equipo de gobierno peleará por que se reconozcan los recursos humanos y presupuestarios de la institución.
Preguntada por el plan de acción impulsado por los ayuntamientos de Málaga y Sevilla para fomentar líneas de investigación conjunta desde el ámbito universitario, Aranda declaró que no le gusta entrar en "provincialismos" y que lo considera una visión "muy reducida" de las universidades, cuya relevancia trasciende de Granada, Andalucía y España. En cualquier caso, aseguró que su intención es plantear al alcalde de Granada, José Torres Hurtado, que se una con todas las provincias andaluzas sin dejar ninguna fuera, al mismo tiempo que elogió la presencia del primer edil granadino en su toma de posesión en Sevilla.
Suenan campanas de cambio en la política nacional y el ámbito universitario no es ajeno a esta transformación social. De esta manera, la rectora Pilar Aranda subrayó que uno de las metas en su nuevo trayecto es reorganizar la institución para "reducir los aspectos políticos de determinados puestos", lo que no quiere decir, según aclaró, despolitizar la Universidad, ya que consideró la acción política como un factor muy importante para el reconocimiento a los recursos humanos y presupuestarios. En esa línea, la máxima representante de la UGR ha querido que todos los componentes de su equipo firmen un documento de compromiso ético y de prácticas de buen gobierno que no se quede en papel mojado. Según explicó, la razón de crear contrato no es sólo simbólica, sino que "radica en el convencimiento de que no es suficiente con la exigencia del estricto cumplimiento de la legalidad, sino que es necesario llevar a cabo una gestión de lo público desde la ejemplaridad y la vocación de servicio público".
La diligencia en el respeto al ordenamiento jurídico es el primer punto que contempla el documento, haciendo especial hincapié en las normas sobre imparcialidad, incompatabilidades con cargos políticos, utilizar la institución desde un foco publicitario y, sobre todo, actuar de un modo transparente, eficaz y eficiente en los trámites administrativos.
En este sentido, sobresale el que Pilar Aranda haya establecido como obligación a sus compañeros de gobierno el "renunciar de forma inmediato al cargo en caso de resultar imputados". Un punto que ha sido muy escuchado en las últimas campañas electorales de procesos políticos y que ahora pasa a formar parte de la Universidad. Así como la transparencia, que se recoge en el compromiso ético firmado en varios apartados como uno de los ejes del mandato, ya sea en el control absoluto de los gastos, en la información total de los viajes internacionales de los profesionales universitarios o en la austeridad en el uso y el manejo de los recursos públicos.
Por otra parte, el debate es otra de las premisas de la rectora que en sus líneas éticas ha introducido los valores de "respeto, cercanía y diálogo con la comunidad universitaria, haciéndola partícipe de las decisiones que se adopten y conocedora de los motivos que han llevado a su adopción". En la misma línea, se comprometió a "guardar siempre un trato cordial y respetuoso" con todas las personas involucradas en la UGR. Algo que comenzará a trasladar hoy cuando tome posesión de manera oficial en el cargo con el acto ceremonial que se celebra en el Hospital Real.
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