Las 'Pili y Mili' del franquismo
Trinidad Martín Castillo y su hermana gemela Bárbara fueron las primeras transexuales en la Granada de los años 70 y, como consecuencia, fueron encarceladas y 'desterradas' a Palma de Mallorca
Trinidad Martín Castillo, de 57 años de edad, y su hermana gemela Bárbara, ya fallecida, eran conocidas en Granada como las 'Pili y Mili'. Corrían los años 70 y cuando podían, a escondidas, se vestían de mujer con la ropa de una hermana y salían a la calle para lucir su nuevo estado, el que ambas deseaban.
Lo hacían, confiesa ahora Trinidad, con la más absoluta ingenuidad. Se sentían mujeres y así tenía que ser. Vivían en un carmen del Realejo y trabajaban, a los 20 años de edad, en un comercio familiar. Y es que habían decidido que no querían matricularse en ninguna licenciatura tras pasar por una escuela pública y acabar el Bachiller en una privada de la calle San Matías.
Pero las vidas de Bárbara y Trinidad dieron un giro en 1973. Las gemelas celebraban junto a dos chicas más la comunión de una amiga. "Estábamos vestidas de chicas, en un piso, bailando. En aquellos años las comuniones no se celebraban en locales, sino en las casas. Ante los zapateos subió un guardia civil", explica.
"Estáis molestando, esas niñas que se callen", se limitó a objetar. Pero Trinidad y su hermana, en plena ingenuidad, le contaron que no eran niñas, que simplemente les gustaba vestirse "de niñas". Y aquí empezaron los problemas.
Llamaron a seis parejas de guardia civiles y las detuvieron. Fueron trasladadas al cuartelillo de Armilla, donde permanecieron tres días. Entonces les dijeron que tenían que irse de Granada e iniciar "una especie de destierro". Por ello, las hermanas se marcharon a Palma de Mallorca, donde la homosexualidad no estaba tan perseguida como en la península.
A los ocho meses de estar en la isla tuvieron que volver a Granada para firmar una supuesta falta o multa pero, una vez allí, les comunicaron que iban directas a la cárcel. Tras pasar 20 días en su ciudad de origen, Bárbara y Trinidad perdieron cinco meses y pico de sus vidas en la cárcel de Huelva. "Fuimos totalmente ingenuas. Teníamos 20 años... Nos acusaron de escándalo público, peligro social y nos aplicaron la ley de vagos y maleantes. Entonces no existía la palabra homosexual. Te decían, con perdón, maricón, o invertido, enfermo sexual... Ese tipo de calificativos".
Permanecieron encarceladas un total de "seis meses y un día". Y eso que siempre pensaban que al día siguiente las liberarían. Pero mañana se convirtió en largos meses.
"Mi padre falleció antes de que pasara todo esto, cuando teníamos 18 años. Y mi madre lo aceptó, iba a vernos, aunque aquello fue una cosa muy grande. Y la verdad es que nos engañaron a todos, a mi familia también. Porque dijeron que no iba a pasar nada, aunque al final fuimos a firmar y nos metieron en la cárcel. A mi madre no le quedó más remedio que aceptarlo", asegura.
Aunque los meses de cárcel se hicieron largos, Trinidad recuerda que "afortunadamente" no las "trataron mal". "Teníamos pecho porque nos tratamos con hormonas. El padre de una amiga nuestra tenía una farmacia y nos las conseguía. Por eso nos aislaron un poco de los demás. Decían que dejaran quietas a las gemelas. En los baños, al principio, nos llevaban a todos juntos pero como teníamos pecho éramos muy llamativas para los presos y nos dejaban ducharnos aparte", relata. Pero tuvieron que fingir que dentro de la cárcel tenían novio "para protegernos de los hombres y para que no se metieran con nosotras en el sentido sexual, por si les gustábamos".
Cuando salieron de la prisión, las granadinas se marcharon a Mallorca, donde asegura que las trataron "estupendamente".
"Nos decían las Pili y Mili en Granada y éramos muy conocidas. Imagínate, en el 73 éramos las primeras de Granada que nos vestíamos de chica, con la ropa de mi hermana. Sólo había dos chicas más como nosotras. Cuando nuestros padres salían los domingos por la tarde aprovechábamos para vestirnos de mujer", asegura.
Nada que ver con la actualidad. Tal y como valora Trinidad, "todo ha cambiado mucho". Hasta el punto de que, en su opinión, "ahora los transexuales lo tienen todo muy fácil". Pero la granadina enfatiza que las que de verdad han luchado han sido mujeres como ellas. Recuerda, por ejemplo, aquella primera manifestación del Orgullo Gay que hubo en España, en la Barcelona en 1977, y sus años como presidenta de la Asociación de Transexuales en Madrid. Una larga lucha por los derechos de los homosexuales: "Hay gente, aunque no toda, que piensa que somos drogadictos o prostitutas y no es cierto. Es que muchas personas se ven abocadas a ir a la calle porque no se les acepta en ningún otro sitio".
Con la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, Trinidad Martín es una de las miles de personas que hallarán un poco de dignidad. En el artículo 4 se contempla el derecho a obtener una declaración de reparación y reconocimiento personal a quienes durante la Guerra Civil y la Dictadura padecieron persecuciones, condenas, sanciones o cualesquiera otras formas de violencia personal por razones políticas, ideológicas o de creencia religiosa. Incluidos, por supuesto, los agravios por orientación sexual.
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