Piornos de todos los colores

La forma semiesférica del matorral almohadillado protege tanto contra el frío del periodo invernal, gracias al 'efecto iglú', como del calor en verano, reduciendo la pérdida de agua

El enebral-piornal ocupa una amplia extensión en la alta montaña nevadense.
El enebral-piornal ocupa una amplia extensión en la alta montaña nevadense.
Ignacio Henares

11 de junio 2016 - 01:00

ENTRE los 1.800 y los 3.100 metros de altitud se localiza una franja en la que se encuentra el enebral-piornal, la formación vegetal más extensa de Sierra Nevada, ya que ocupa unas 35.000 hectáreas. Se caracteriza por las formas almohadilladas semiesféricas de sus componentes como respuesta a las condiciones ambientales. Con esta forma, (la esfera es la figura geométrica que presenta un mayor volumen con una menor superficie), las especies intentan ofrecer la mínima superficie de exposición de manera que se protegen tanto contra el frío en el período invernal (forman una especie de iglú al quedar recubiertas por la nieve), como contra la elevada insolación y las altas temperaturas del verano, reduciendo la pérdida de agua.

La comunidad 'clímax' es una formación constituida por enebros (Juniperus communis subsp. nana y subsp. hemisphaerica), sabinas (Juniperus sabina) y piornos de flores amarillas como Genista versicolor y Cytisus galianoi. En algunos lugares aparecen otras especies similares de aspecto como el piorno rosa (Hormathophylla spinosa) o el piorno azul (Erinacea anthyllis). En la actualidad los enebros y las sabinas tienen reducida su extensión a algunas zonas, por lo que los piornales dominan ampliamente en estos espacios nevadenses.

Producto de la degradación del enebral-piornal aparecen una serie de comunidades asociadas a distintas condiciones ecológicas como es el grado de permanencia de nieve, aridez estival, acción del hombre, pastoreo, etc. lo que ha derivado en una mezcla de comunidades bastante compleja:

Pastizales oromediterráneos. Dominados por el rompebarrigas (Festuca indigesta), ocupan de forma natural los huecos del enebral-piornal y lugares con fuerte inclinación y materiales finos. En el cortejo florístico aparecen otras gramíneas que están acompañadas de flora tan llamativa como la escobilla baja, el papo, el diente de león o la gamarza.

Tomillares. Aparecen en lugares de mayor pendiente y suelos de menor potencia y se caracterizan por ser formaciones de bajo porte, escasa cobertura y una gran variedad de especies entre las que destacan la zahareña de la sierra, el cojín de pastor, el tomillo de Sierra Nevada, el piorno blanco, el alhelí, la vulneraria o el té de la sierra.

Pedregales semifijos. Entre las especies vegetales encontramos la dedalera, belesa, grama de jopillo o la vinagrera.

Cardal. Aparece sobre zonas que han sufrido un movimiento de tierras. Dominan plantas herbáceas espinosas como varios cardos endémicos y otras especies como la grama de jopillo, el gordolobo, el marrubio o el ajenjo.

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