Pisos, drogas y sexo:el nuevo modelo de la prostitución
En Granada hay una treintena de clubes de alterne
Mientras que el número de prostíbulos disminuye, los domicilios habilitados como casas de citas no dejan de crecer
Cada vez son más jóvenes los que pagan por tener sexo
Granada/Raquel -nombre ficticio, al igual que los que se emplearán en adelante- es una joven granadina de poco más de 30 años. Vivía con su madre y las facturas las asfixiaban. Su necesidad de encontrar trabajo cada vez era más urgente. A través de internet localizó una oferta en la que se ofrecía la posibilidad de ejercer como encargada de una casa de citas, así que contactó con Andrés, el anunciante. En ocasiones anteriores, ante la ausencia de recursos, se había visto abocada a ejercer la prostitución, pero en esta ocasión era diferente. La labor era la de custodiar un piso en otra provincia donde se ejercía la prostitución, cobrar el dinero de los clientes y controlar a las prostitutas, así que aceptó. Unos días después de recibir toda la información, cogió un 'blablacar' y se desplazó hasta la dirección en la que Andrés, que era el dueño, la esperaba. Llegó sobre media tarde y tras descargar las maletas y asentarse, comenzó a trabajar. Las condiciones era que se llevaba el 10% por cada servicio que prestasen las chicas, que se quedaban con un 40%, mientras que el jefe se llevaba el 50% restante.
Esa noche, Ana, una de las chicas que posiblemente no llegaba ni a la mayoría de edad, tenía que salir a un servicio a domicilio así que le tocó acompañarla para coger el dinero. Esa noche, en la casa de citas hubo tres clientes más a los que atendió Elena, la otra chica que ejercía. Y sobre las cuatro de la mañana se fue a dormir.
A la mañana siguiente, cuando se despertó, fue despedida, pero solo a medias. Andrés le dijo que no servía como encargada pero le ofreció la posibilidad de quedarse como 'chica'. No tenía nada de dinero, así que no le quedó más remedio que aceptar bajo el acuerdo de que en los beneficios irían a partes iguales: el 50% para cada uno, y no tendría que abonar nada por vivir en el domicilio si estaba disponible las 24 horas del día. Junto a ella, Ana y Elena, había dos jóvenes extranjeros menores de edad que también ejercían la prostitución. Todo ello bajo la vigilancia de Carmen, la encargada de vigilar la casa de citas, quien además se aprovechaba de su superioridad para obligar a uno de los menores de edad a mantener relaciones sexuales con ella. Además, también solía estar de Andrés que era quien distribuía la droga para aquellos clientes que lo solicitaban.
No es una historia ficticia. Es el relato de lo que le ocurrió a una joven granadina que finalmente se atrevió a denunciar la realidad que vivió dentro del mundo de la prostitución. Además, se postula como un claro ejemplo de los nuevos modelos de ejercer la prostitución que ya se han asentado -los pisos- y de la evolución que ha tenido un negocio que se ha ligado de forma absoluta al consumo de drogas.
Según explica el subinspector del Grupo II de la Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) de la Policía Nacional de Granada, David Vega, "la prostitución en domicilios se ha convertido ya en una pauta a nivel nacional. Pero, además, durante todos los años que llevo luchando contra la trata he comprobado que el binomio drogas-prostitución va siempre unido, ya que en todas las operaciones que hemos realizado en lo que va de año hemos tenido que imputar a los detenidos por explotación sexual, también por delitos de tráfico de drogas".
Precisamente, en una de las actuaciones llevadas a cabo recientemente en un club de alterne granadino, situado en la Carretera de Córdoba, se intervinieron una treintena de dosis de cocaína.
A día de hoy, el número de clubes de alterne en la provincia granadina -hay en torno a treinta- se ha reducido. Sin embargo, el número de pisos dedicados a la prostitución crece de forma exponencial. A principios de año, la Policía Nacional desmanteló una vivienda ubicada en el Zaidín en la que una menor de edad de nacionalidad nigeriana estaba obligada a ejercer la prostitución y a vender droga. Y así hay más ejemplos. "Ahora mismo hay 3.929 anuncios de personas que ofrecen prostitución. Evidentemente no se puede hablar de que haya casi 4.000 pisos porque en una misma vivienda a lo mejor se anuncian cuatro o cinco mujeres", expone el subinspector de la UCRIF, quien además insiste en que otra de las modalidades que ha proliferado es la de habitaciones de alquiler para prostitutas 'freelance'. "Han aumentado las personas que alquilan habitaciones para aquellas mujeres que se prostituyen por su cuenta", indica Vega, que insiste en que "pese a que no pertenezcan a organizaciones o sean víctimas de redes, nadie ejerce la prostitución por voluntad propia. Detrás de esa decisión siempre hay una necesidad de empleo, una falta de recursos económicos o una necesidad de obtener recursos".
Esto va en la línea de uno de los temas candentes de la actualidad, la polémica en torno a la legalización del sindicato de prostitutas que no deja de causar revuelo a nivel nacional. Mientras que las que apoyan la creación del sindicato consideran que "es un trabajo más", el subinspector insiste en que realmente hay que entrar en el fondo del asunto y conocer quién está detrás del sindicato. "¿Se encuentran realmente mujeres que quieran legalizar sus derechos? ¿O hay alguien que haya dirigido a otro para que se ponga como cabeza de turco y trate de representar unos intereses que realmente lo que van a tratar es de beneficiarlo?", pregunta Vega, pero si algo está claro, es que detrás del negocio de la prostitución hay mucho dinero y muchos empresarios.
Según Vega, "al ser un negocio que carece una regulación taxativa y que está siempre en el límite, lo que el empresario quiere es tener la tranquilidad de que, de una manera poco honesta, se pueda estar beneficiando de la falta de posibilidad de una persona de vivir dignamente. Eso es una de las cosas que más preocupa del hecho de que se pueda establecer un sindicato, que haya detrás fines oscuros". Por ello, el subinspector considera que "la gente tiene que conocer que la prostitución o la trata existe", que están ligadas entre sí, y que detrás de ellas se esconden muchas cosas que no se ven a simple vista.
En la actualidad, los 'tratantes' captan a sus víctimas mayoritariamente en países sudamericanos, sudafricanos o en países de Europa del Este. Estas redes no paran de reinventarse y de hacer cosas nuevas. Un claro ejemplo de ello es el cambio de procedencia de las mujeres víctimas de trata según se modifica la regulación de extranjería de los países. En este sentido, el pasado año se comprobó que en Granada dejaban de llegar mujeres rusas, a la par que comenzaban a aumentar las llegadas desde Ucrania.
"En julio del año pasado detectamos que en vez de usarse mujeres de nacionalidad rusa, empezaban a utilizar a ucranianas. Cuando empezamos a investigarlo, comprobamos que mientras que a las mujeres procedentes de Rusia se les exigía el visado para entrar en territorio europeo, la UE había declarado la excepción de visado para los ucranianos", expone el subinspector.
Este es un claro ejemplo de que las redes proxenetas no paran de reinventarse para masificar sus beneficios y que la prostitución no solo está lejos de desaparecer, sino que cada vez tiende a ir a más. ¿Uno de los motivos? La expansión de contenidos sexuales a través de internet.
Según considera David Vega, "el fenómeno de la prostitución creo que tiende a más porque cada día se hace un uso más irresponsable de lo que es la sexualidad. Los menores están orientados a un modelo de sexualidad en el que impera aquello que ven en contenidos sexuales o pornográficos colgados en la red y tienen una falsa visión de lo que es en realidad el sexo".
Precisamente, esto ha hecho que el abanico de edad de consumidores de la prostitución se haya abierto también a los más jóvenes. "Se ha detectado que muchos de los usuarios son chavales muy jóvenes que te los imaginas más en discotecas que en clubes de alterne. Ahora puede ir desde los 18 o 20 años hasta los 50 o 60. No se puede decir que el perfil del putero sea un hombre rural de 50 años, por ejemplo, sino que encontramos un perfil muy diversificado del usuario de servicios sexuales. Podemos encontrar al chaval de 20 años que está estudiando en la universidad, al hombre de 40 años que tiene a sus dos niños en la casa, y al hombre viudo de 60 años que utiliza estos recursos para satisfacer sus necesidades".
"La pornografía hace creer que la mujer está ahí por gusto, que se va a dejar hacer lo que el hombre quiere y que está encontrando una satisfacción con la prostitución y eso no es real", explica el subinspector, que insiste en que hay que visibilizar que eso no es real, que esa mujer está fingiendo, y que ejerce como prostituta por necesidad de algún tipo, que en muchas ocasiones es la extorsión. Por ello, desde la Policía Nacional se trabaja para ayudar a que estas mujeres sean liberadas. Para ello, consideran que siempre es necesaria la colaboración ciudadana para lo que cuentan con un teléfono 24 horas, el 900105090, y el correo electrónico trata@policia.es.
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