Reconocimiento a los eméritos de la Universidad de Granada, los que "hacen escuela, no sólo currículo"
UGR
Alberto Espinosa y Enrique Hita glosan el papel de este colectivo en la Universidad y ponen voz a sus reclamaciones en un emotivo acto celebrado en el V Centenario
La Sala Máxima del Espacio V Centenario acogió uno de los actos más destacados del curso académico. Tras la dilación impuesta por la pandemia, la Universidad de Granada ofreció un merecido reconocimiento a su profesorado emérito, 128 docentes -50 de ellos ya fallecidos- que recogieron el aplauso de sus compañeros y las sentidas palabras expresadas por el equipo de gobierno de la UGR, entre ellas las de la rectora, Pilar Aranda.
El vicerrector de Personal Docente e Investigador, Fernando Cornet Sánchez del Águila, inauguró las intervenciones. "No es sólo la fiesta del reconocimiento al trabajo, sino la fiesta de la excelencia". El responsable de PDI en la UGR atribuyó a los eméritos la capacidad de haber "contribuido a configurar la sociedad granadina" y también extender acción más allá de las fronteras patrias.
La secretaria general de la UGR, María Asunción Torres López, fue la encargada de nombrar, uno a uno, a los 50 docentes eméritos ya fallecidos a los que se reconocía por su labor y dedicación. Familiares y responsables de centros y departamentos fueron los encargados de recoger el titulo. Especialmente emotivo fue el momento en que a la secretaria se le hizo un nudo en la garganta al mencionar a su padre, Cristóbal Torres Delgado. Fue la madre de la secretaria, Asunción López, la encargada de subir al estrado.
En representación de los premiados tomó la palabra Enrique Hita Villaverde, profesor emérito del Departamento de Óptica. Fue, como siempre, brillante. Primero mencionó la responsabilidad que suponía ser el encargado de ofrecer un discurso en tan celebrado acto. Se reconoció "cargado de nervios", aunque confesó que ese, justamente, es su estado natural. "Estoy aquí porque la rectora me dijo 'Enrique, te toca'". "Henchido de satisfacción", habló de la importancia de la memoria, del recuerdo, para tener presentes a los ausentes. "Supieron inculcar el espíritu" necesario "para seguir adelante con una tarea maravillosa", la de la investigación y la docencia, "el reto encantador que es la tarea universitaria".
"Dieron sin pedir mucho", expuso sobre el medio centenar de eméritos ya desaparecidos -entre ellos sólo una mujer, Asunción Linares- y homenajeados por la UGR, frase que le sirvió a Hita para plantear la necesidad de matizar el procedimiento para alcanzar esta categoría. "Se exige que el interesado lo pida", reflexionó el emérito, para cuestionarse "¿cuántos de los fallecidos lo habían pedido? Las medallas no se piden, se agradecen", expuso ante el auditorio. "Una cualidad del maestro es la humidad". Sobre los insignes profesores reconocidos, destacó su magisterio, que consiste en "hacer escuela y no sólo currículo".
Alberto Prieto Espinosa, profesor emérito del Departamento de Arquitectura y Tecnología de Computadores, fue el encargado de tomar la palabra tras la entrega de diplomas a los 78 eméritos vivos que asistieron o estuvieron representados en el V Centenario. Se remontó al origen de la palabra emérito, a Roma, donde se designaba así al soldado que, una vez cumplido el tiempo de servicio, era recompensado a veces con tierras.
Espinosa recordó que la implantación de esta figura en la UGR data de 1986 para destacar a docentes que "han sido motores de nuestra Universidad contemporánea". "Dedicamos lo mejor de nosotros mismos a la formación", apuntó el docente del la ETSIIT, que también tuvo tiempo para plantear reclamaciones. Así , insistió en que "no interferimos en la promoción de otros" profesores mientras que "sí aportamos horas de docencia". Recordó el papel que tuvo este colectivo en los periodos de crisis. Son, indicó Espinosa, uno de cada 77 docentes de la UGR, que desempeñan un papel "que es compatible con el rejuvenecimiento" de la plantilla docente. Al hilo de este razonamiento, pidió que se recuperara el complemento que hasta 2016 se retribuía a este colectivo, "que era una ganga". "No reclamamos tierras ni un complemento de por vida", expuso el profesor, sino que durante los años en los que se prolongue la vinculación con la Universidad se abone un suplemento a la pensión. También subrayó que el resto de medidas de contención del gasto se habían retrotraído, menos ésta.
Pilar Aranda, en su turno, incidió en la "ilusión" que suponía organizar el acto de "reconocimiento y agradecimiento". Reseñó la necesidad de capacidad de "crítica", pero abundó en que la "autocrítica es mucho mejor", a la par que lanzaba una pulla hacia aquellos que son considerados excelentes y han escrito "artículos que nos abochornan". En el acto también estuvo presente el vicerrector de Docencia, Juan Manuel Martín García.
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