Los Reyes Magos visitan Granada entre paraguas y caramelos

Crónica

Aunque deslucida por las precipitaciones a última hora de la noche, la cabalgata real recorre las calles de la capital para la alegría de grandes y pequeños

La magia de los Reyes inunda la Costa Tropical

Kiki Morente como Melchor.
Kiki Morente como Melchor. / Antonio L. Juárez / Photographerssports
Miguel Navas

06 de enero 2024 - 01:00

Anoche se cumplieron todas las cábalas. Quienes pronosticaron que llovería acertaron, y quienes predijeron que la cabalgata de los Reyes Magos haría su recorrido, también. Aunque acortada a última hora debido precisamente a las precipitaciones, Melchor, Gaspar y Baltasar pasearon por las calles de la capital repartiendo juguetes, caramelos e ilusión para pequeños y grandes.

Ya a primera hora del día la capital amanecía cubierta por unas nubes que no presagiaban nada bueno, pero finalmente se obró el milagro navideño, la cabalgata pudo salir y los paraguas cumplieron su objetivo tradicional, servir como un instrumento ideal para recolectar caramelos sin necesidad de agacharse.

Gran Capitán fue el punto de partida de la cabalgata. Un punto suspensivo, eso sí, pues la amenaza de lluvia –la rueda de prensa de la alcaldesa confirmando la salida se hizo al amparo de los paraguas– obligó a retrasar la salida.

Un tiempo de espera que cada cual aprovechó a su manera. Hubo quien aprovechó para explicar cómo lanzar los caramelos (“poquitos para que duren y lejos por seguridad”, fueron las instrucciones en una carroza), o quienes mataron el tiempo a la antigua, con juegos de manos, para de paso calentar un poco ante el frío que, esta vez sí, no abandonó en ningún momento el recorrido.

Así, entre juegos y consejos, comenzaron los primeros compases de la cabalgata de este año. Unos primeros compases metafóricos, pues hasta la llegada de la comitiva a Gran Vía las charangas no hicieron sonar sus instrumentos. Una situación, que pese a la extrañeza del respetable, se debía a la decisión del equipo de Gobierno de habilitar esta zona para niños con trastorno de espectro autista.

Con música o sin ella, la ilusión seguía intacta, algo lógico teniendo en cuenta que el recorrido peligró hasta última hora. Así, los granadinos fueron esperando con ansia a Melchor, Gaspar y Baltasar, pero sin duda el gran favorito de la noche fue ese objeto pequeño y redondeado, la pelota. Pocas fueron las carrozas, y rozaron las 30, que el público no recibía al grito de “pelota, pelota”, aunque fueron pocos los afortunados. Quien sabe si entre alguno de ellos está el nuevo Bryan Zaragoza.

Lo que sí abundaron fueron los caramelos, de hecho hubo quien bromeó asegurando que “los dentistas iban a hacer el agosto”. Los 16.000 kilos preparados para este año volvieron a ser armas arrojadizas y dejaron un buen recuerdo en más de un granadino que se encontró con el caramelo en la cabeza –“encima del cementerio”, exclamó uno de los damnificados al ver que el caramelo llevaba el logo de Emucesa, porque ahora los dulces también se patrocinan–, pero también hubo quien se arrojó a por los dulces, sin miedo y sin límite de edad, porque los que se agachaban entrarían en una rango de edad de entre los 6 a los 60 años. Al final los dentistas harán agosto y septiembre esta noche.

Pero entre tanto dulce llegó el amargo. Sobre las 19:30 horas, cuando la comitiva sumaba hora y media de recorrido, la lluvia volvió a hacer acto de presencia y el equipo de Gobierno se vio obligado a acortar el recorrido por la seguridad los miembros de la propia cabalgata y el resto de granadinos.

Atajo mediante, sus Majestades comenzaron a llegar a la Plaza del Carmen sobre las 21:00 horas, donde fueron recibidas por Marifrán Carazo, la primera alcaldesa de Granada y que además participa por primera vez en este acto como regidora. Melchor fue el primero en bajarse de su carroza para saludar al equipo de Gobierno, seguido pocos minutos después por Gaspar y, por último, Baltasar.

Ya con sus Majestades en tierra se procedió a la entrega de llaves de la ciudad por parte de Carazo. Unas llaves que, en palabras de la alcaldesa, les facilitaría el trabajo para entregar los regalos a los niños que se hayan portado bien durante el año.

La primera puerta que abrieron fue la del propio Ayuntamiento, para dar las gracias a los cientos de asistentes desde el balcón del edificio consistorial. El primero en tomar la palabra, a modo de presentador, fue el Duende Fermín, que cuatro años después volvía a entonar su “¡granaínos!”. Con una voz que parecía retumbar desde el lejano Oriente, este sabio se dedicó a dar una breve descripción de cada uno de los Reyes –en un juego cómplice con los adultos presentes en la Plaza–, así de Melchor dijo que había “heredado el gran talento de su padre”; de Gaspar, que con “una cruz en la frente se dedica a ayudar a quien lo necesita”;y a Baltasar lo definió como un mago “que cambió el vicio tan granadino de no ganar”.

Hechas las presentaciones fue el turno de Carazo. La alcaldesa agradeció a Sus Majestades su visita a Granada, asegurando que con su llegada la ciudad “se convierte en un reino de ensueño”. Lo cierto es que la regidora no escatimó elogios hacia los tres reyes, asegurando que “son los más importantes del mundo”, cuyo reino “habita en los corazones que repletos de ilusión crecen en vuestra magia, que radica en la pureza de los sueños”.

Para finalizar, la popular aseguró que Granada “es la ciudad” de los Reyes Magos, “cuna de diferentes civilizaciones que con tanto orgullo representáis”.

Por fin, pasadas las 21:30 horas, fue el turno de Sus Majestades. Siguiendo el orden anterior, Melchor fue el primero en tomar la palabra, y tras agradecer el cariño mostrado por toda la ciudad, les hizo entrega de lo que, para él, es el mejor regalo – “siempre habrá juguetes”, apostilló–, que es “ser generoso con los demás y ayudarnos a buscar la paz”.

Le siguió Gaspar, quien comenzó su discurso recordando la visita que, por la mañana, habían hecho a los hospitales de la ciudad y aprovechó el púlpito sobre el que se encontraba para pedir que toda Granada mandase un fuerte abrazo a todos esos niños; tras este gesto, volvió a mandar un mensaje, esta vez a los más pequeños para que, más allá de irse a dormir pronto para tener sus juguetes, no dejen de visitar a sus abuelos y abuelas, que “forman parte de vuestras vidas”. Para los padres, pidió que a los pequeños que le recordasen de no dejar de ayudar a los más necesitados.

 Baltasar fue el que cerró la noche. Como su colega, se acordó de la familia, afirmando que es lo más importante en la vida, asegurando que los niños “son el futuro”, los padres que “empujan para llevar la sociedad hacia delante” y los abuelos “que representan la sabiduría y la experiencia”.

Con estas palabras y los correspondientes aplausos y fuegos artificiales, los Reyes Magos dieron por concluida la cabalgata, prestos a continuar su noche y su misión, entregar los juguetes a los niños y niñas de la provincia.

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