Ronda, historia, gastronomía y vinos

Aromas y sabores

Situada a unos 100 kilómetros de la ciudad de Málaga es famosa por su patrimonio histórico-artístico, sus corridas de toros y sus vinos

Comarca de Cazorla: naturaleza, cultura y gastronomía

Ronda, historia, gastronomía y vinos
Ronda, historia, gastronomía y vinos / G. H.

Ronda tiene su origen en la Arunda romana que se constituiría a partir de los asentamientos ibéricos existentes. Los visigodos le dieron continuidad hasta la llegada de los musulmanes. Su emplazamiento facilitó la defensa de la ciudad y la puso en una situación estratégica para dominar los pasos y caminos hacia la Baja Andalucía. Esto y la disponibilidad de tierras aptas para la agricultura le concedieron finalmente una importancia histórica notable.

La ciudad se asienta sobre una meseta cortada por un profundo tajo excavado por el río Guadalevín, al que asoman los edificios de su centro histórico, lo que le confiere una panorámica pintoresca que, unida a la variedad de monumentos que posee, a su entorno natural y a su cercanía a la Costa del Sol, la han convertido en un centro turístico notable.

La cornisa del tajo y el puente que lo salva son la imagen por antonomasia de la ciudad, obra de Martín de Aldehuela, al igual que su plaza de toros, una de las más antiguas y monumentales del mundo, ambas obras de Martín de Aldehuela, del s. XVIII, cuando se crean los mitos románticos de bandoleros y toreros. La invasión francesa es el origen del fenómeno del bandolerismo en la zona. Este fenómeno fue ampliamente explotado por los viajeros románticos como Washington Irving, Mérimée, Ford o Doré, que tomaron Ronda como fuente de inspiración, mezclando la historia real con la ficción. Durante la guerra civil española, la historia apócrifa dice que, en 1936, cerca de medio millar de simpatizantes del bando sublevado son arrojados por el barranco, lo que inspiró a Ernest Hemingway en su obra Por quién doblan las campanas.

¿Dónde comer?

El Parador de Ronda es una magnífica opción para alojarse y también para comer. Situado en un lugar espectacular en el corazón de la ciudad junto al emblemático Puente nuevo de Ronda, el Parador dispone de dos restaurantes, uno de cocina Andaluza y Mediterránea, y otro denominado El Manzel de Ronda con una cocina identificada con las comarcas de Málaga, más informal, para compartir y con una oferta de productos tradicionales.

Y muy recomendable, por su carta y su historia es el Restaurante Pedro Romero. Inaugurado en 1974, ofrece una cocina rondeña tradicional adaptada a la influencia de la cocina internacional. Este restaurante, haciendo honor a su nombre, ha ido a lo largo de los años, recopilando datos, fotos, carteles, etc., para llegar a crear su propio museo taurino donde se exponen más de 1000 carteles y fotos relativos al toreo para deleite de los visitantes. Importantes dinastías como los Romero y los Ordoñez tienen su huella en este lugar. En su carta, platos tradicionales rondeños como la Perdices estofadas, las Carrilladas con Setas, las Judías con Chorizo y Morcilla, el Rabo de Toro o la Tarta de Queso son un festival para los comensales. Regados con vinos de la zona, los únicos que encontrará en su carta, en un alarde de orgullo que se pueden permitir, ya que pueden presumir de tener grandes elaboraciones. De hecho, su propietario, el rondeño Tomás Mayo, es un reconocido sumiller, que cuenta en su haber con premios y distinciones prestigiosas en el mundo del vino, como el segundo puesto en la XIX edición del concurso La Nariz de Oro. También le concedieron la Medalla de Oro de la Costa del Sol en reconocimiento por sus compañeros de profesión a una dilatada carrera y a un estilo profesional con señas de identidad propias. Este galardón está reservado solamente a los profesionales que ya son poseedores del Plato de Oro de Radio Turismo, galardón que ya ostentaba con anterioridad Tomás Mayo.

¿Qué beber?

Los vinos de Ronda se producen bajo la denominación de origen Sierras de Málaga y están etiquetados con el nombre de la subzona Serranía de Ronda. Si bien la relación de Ronda con la viticultura viene de lejos, como numerosos topónimos lo demuestran, a finales del siglo XIX prácticamente se extingue el viñedo debido a la filoxera. Casi un siglo después renacen con fuerza sus vinos y desde el año 2004, la producción ha aumentado notablemente y se producen vinos blancos, rosados y tintos, a partir de variedades autóctonas e internacionales que se han adaptado perfectamente al suelo y clima de la zona. Existen numerosos restos arqueológicos y documentos que verifican una larga tradición de la Serranía de Ronda como tierra de vid y buen vino, ya desde la época romana. Ronda, encrucijada entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, con una altitud media algo superior a los 900 metros, unas abundantes lluvias durante el invierno y unas propiedades geológicas muy diversas les otorgan un carácter y personalidad únicos.

Además de en los numerosos bares y restaurantes de la ciudad, el visitante tiene la opción de degustarlos en las propias bodegas elaboradoras. Aquí les recomiendo especialmente una de ellas, por su belleza incomparable y sus magníficos vinos.

Se trata de la Bodega Descalzos Viejos, sita en un Convento, en las faldas del Tajo, fundado por la Orden Trinitaria hace cinco siglos gracias al Privilegio Real de la reina Doña Juana I de Castilla. En 1608 se entregó el Convento del Tajo a la Orden Reformada de los Trinitarios Descalzos (nacida a finales del siglo XVI), que permanecieron en este edificio y se quedaron en el terreno a cargo de los huertos y frutales, de ahí surgió el nombre de Descalzos Viejos, denominación que la actual bodega ha recuperado. El edificio del Tajo quedó durante mucho tiempo prácticamente abandonado, sometido a un lento proceso de degradación que, tras la Desamortización, lo llevó a utilizarse para diversas finalidades agrícolas, ganaderas, vivienda, etc.

En 1998, los actuales propietarios (las familias Retamero y Salesi) compran esta propiedad e inician un proceso de restauración integral para convertirlo en sede de la bodega, contigua a los viñedos recién plantados en la zona baja de la finca.

El proyecto, ha supuesto la recuperación del edificio principal y sus jardines, huertos, estanques, fuentes y entorno, gracias a una exhaustiva y minuciosa restauración, reintegrando y consolidando todos los elementos arquitectónicos y artísticos originales susceptibles de ser recuperados. De especial interés, ha sido la aparición de unos frescos en el altar mayor, que bajo numerosas capas de cal, desconchones y humedades, han sobrevivido milagrosamente. Elaboran blanco de la variedad Chardonnay, y diversos tintos que han ganado premios en numerosos concursos internacionales. Organizan visitas de particulares y grupos reducidos concertadas previamente

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