Un San Cecilio como los de siempre en Granada

Romería

Miles de personas 'cumplen' con la romería del patrón de la ciudad, que este año se desarrolla sin restricciones tras el Covid

La romería de San Cecilio vuelve a Granada con 4.500 salaíllas, 180 kilos de bacalao y 1.000 kilos de habas

Imagen de la explanada, en la que se han reunido durante la jornada miles de personas / Jose Velasco / Photographerssports

Granada vibra con San Cecilio, que este año ha contado con todos sus ingredientes: sol, gente, bailes, colas, cuevas y las habas y salaíllas típicas, que este año se han vuelto a repartir tras el parón de la pandemia.

Y la gente, un año más, no ha querido perdérselo. Desde temprano la zona de Plaza Nueva era el punto desde el que partían, hacia la Carrera del Darro, los grupos de personas con look romería: chándal, vaqueros, zapatillas y las bolsas con el pícnic. Dese ahí hasta el inicio del Camino del Sacromonte para iniciar la subida a la Abadía.

La gente aprovechaba el camino para hacer fotos del paisaje con la Alhambra y la ciudad de fondo y ver las cuevas, que este día ofrecen las primeras paradas a quienes van dirección a la Abadía.

La llegada a la explanada es la primera parada. Ahí los grupos de bailes regionales, como el municipal, ofrecían la imagen más tradicional con bailes como la reja, el fandango de Granada o el Vito o la Cachucha y la Mosca. Mientras, las colas para coger las habas y salaíllas. Las primeras, dos mujeres que desde las 11:30 estaban en cola para coger las habas, salaíllas y bacalao, que el año pasado no se dieron por el Covid.

Antes, sobre las 11:00, se formó la comitiva de la ciudad para subir a la Abadía del Sacromonte desde el Ayuntamiento. Los concejales, con traje oscuro y sus insignias y medallas capitulares, junto al alcalde, con el bastón de mando, integraron la comitiva, precedida por el Pertiguero de la Ciudad, vestido con ropas de damasco y terciopelo negro del siglo XVII, con la Pértiga antigua de plata y collar; a continuación los cuatro Porteros de la Ciudad, cubiertos, con similar vestimenta y con las varas de plata, que guardan las puertas de las estancias consistoriales; escoltados por los cuatro Maceros de la Ciudad, vestidos con ropas de damasco carmesí del siglo XIX, con las mazas de plata barrocas, cubiertos y con escolta posterior de cuatro Policías Locales de gala, mandados por el jefe de la Policía Local. Después el alcalde, el Policía Local de gala que, como alférez, porta su Guión, el responsable de los servicios de Protocolo y dos ordenanzas de uniforme.

Una vez en los vehículos municipales, abrieron paso para subir a la Abadía dos motoristas de la Policía Local, y al final, el coche oficial del alcalde y cerrando otros dos motoristas de la Policía Local, subiendo por el camino viejo de El Fargue.

A las doce, ya en la Abadía, la fachada luce engalanada con las banderas de España, Andalucía y Granada. El alcalde saludó a las autoridades e invitados y antes de entrar la Banda Municipal ha interpretado los himnos de Granada, Andalucía y España. Ya dentro de la Abadía se colocaron las autoridades y resto de público. En el Presbiterio junto al altar mayor figuran el Heraldo de Castilla y el Heraldo de Granada.

La representación institucional participando en la Romería de San Cecilio / JOSE VELASCO / PHOTOGRAPHERSSPORTS

Ha sido la primera festividad de San Cecilio para el nuevo arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, arzobispo titular desde el 1 de febrero tras la 'jubilación' de Javier Martínez. La parte más curiosa de esta misa, es cuando en el ofertorio, los comisarios municipales, este año las ediles Ana Muñoz y Beatriz Sánchez, se acercan al altar a presentar un prendido de una flor natural y el estoraque, incienso en lágrimas en sus cajitas de orfebrería, que llevan inscrito “Granada honra a San Cecilio” y el año, con el que la Ciudad de Granada festeja a San Cecilio.

Al finalizar la misa se pudo besar la reliquia del patrón, presente en la celebración. Una vez terminado, se produjo la visita de las autoridades a las Santas Cuevas, donde depositaron la ofrenda floral.

Después llegó ya la parte más festiva al bajar a la explanada donde desde temprano se sumaban los granadinos ya para hacer cola para recoger sus habas y salaíllas y para ver las actuaciones de los grupos de coros y danzas, con las tradicionales composiciones como la reja.

Y aunque las habas y las salaíllas es lo típico (la cola subía las cuestas de la gente que había), la gente que llevaba su pícnic para pasar la jornada llevaba de todo: sus propias habas y salaíllas, bocadillos, ensaladas, tortillas, carne, embutido y hasta arroz. Y en las 'paradas' también se ve de todo, desde los que echan una manta al suelo en los lados de las cuestas para ver los bailes hasta los que llevan en camping completo con mesas, sillas y hasta sombrilla para el sol.

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