La Santa Margarita que salió de un convento del Realejo para ser subastada en Nueva York, pendiente de un informe de la Junta

Patrimonio

La denuncia de un grupo vecinal del Realejo propició la operación policial en 2019 que impidió su puesta a la venta

La Fiscalía se ha opuesto a la devolución de la talla y ahora es la Junta la que debe valorar el futuro de la talla

La talla de Santa Margarita, en su caja en el Museo de Bellas Artes de Granada / G. H.
A. A.

28 de marzo 2024 - 06:20

El periplo que siguió a la operación policial que impidió la venta en Nueva York de una valiosa talla barroca sacada de un convento granadino ha completado un nuevo episodio. Se acabó uno de los trámites en los juzgados, pero el futuro de la obra todavía está por decidir, cuestión que se dirimirá en otros despachos. Ahora la Junta debe pronunciarse tras la petición del fiscal del caso de que la escultura se entregue a la Consejería de Cultura.

Desde el entorno del sacristán del convento, investigado en 2019 y en cuyo domicilio se encontraron decenas de figuras religiosas, se indica que éste ha solicitado el reintegro únicamente de las piezas que fueron encontradas en su casa y que también se trasladaron al Museo de Bellas Artes.

Según señalaron fuentes judiciales, el asunto se archivó el 24 de octubre de 2023. "Es un archivo definitivo porque nadie lo ha recurrido", señalan las mismas fuentes. El proceso comenzó en 2019, cuando una denuncia de una asociación vecinal del Realejo, Granada Histórica y Cultural, advirtió de que la talla, atribuida a la escuela de José de Mora y de una impecable factura, se iba a subastar en Nueva York.

La valiosa figura del siglo XVII aparecía en el catálogo preparado para su venta en la feria de arte TEFAF. El precio fijado por la galería fue de 350.000 euros, un montante importante para una talla de estas características, de la que no se conocía autoría concreta ya que únicamente se mencionaba que pertenecía a la escuela del maestro De Mora. La Santa ya había sido movida por el mercado de venta de arte en citas especializadas celebradas en Maastrich y Londres.

Los miembros de la Asociación identificaron la talla, que en el catálogo figuraba como Santa Margarita de Cortona aunque en el convento había sido conocida siempre como Santa Rosa de Viterbo. Sea una advocación u otra, los vecinos pusieron en conocimiento de la Policía Nacional estos hechos.

Se procedió entonces a un operativo que finalizó con la incautación de la talla por un lado y la investigación de la presunta vinculación con estos hechos de un vecino de Maracena, sacristán del convento de donde salió la Santa, por otro.

La escultura se depositó de forma provisional en el Museo de Bellas Artes de Granada, donde permanece dentro de la caja en la que iba a realizar el viaje a Nueva York. Únicamente se le quitó el tisú con el que estaba velada.

Una vez archivado el caso el fiscal se ha opuesto a que se devuelva la pieza por "temas de patrimonio", según señalan fuentes judiciales. La Fiscalía, además, ha pedido que se entregue la Santa a la Consejería de Cultura. La Administración debe ahora redactar un informe al respecto, siempre según lo indicado por las fuentes consultadas por este diario.

En la casa del sacristán se encontraron decenas de piezas religiosas, en concreto 236. Se tuvo que habilitar una habitación únicamente para estas figuras, algunas de más valor, otras de menos, que quedaron bajo la custodia del Museo de Bellas Artes. En la memoria de 2020 de la Fiscalía se recogió sobre esta actuación que una vez realizada la entrada en la "capilla" que el detenido tenía en su domicilio "se encontraron e incautaron multitud de objetos de valor histórico artístico, pertenecientes a conventos e iglesias de Andalucía".

La Santa Margarita no se encontró en esta vivienda, sino en un catálogo de una prestigiosa casa de subastas madrileña. Cómo llegó desde el convento de Nuestra Señora de los Ángeles hasta la caja de embalaje para ser trasladada a Estados Unidos nunca se especificó.

La ficha de la escultura para el catálogo de la subasta fue firmada por José Luis Romero Torres, técnico de Patrimonio de la Junta. En esa ficha se señalaba la vinculación con José de Mora y que se trata de una Santa Margarita de Cortona. Se indicaban además otros detalles sobresalientes, pero no su origen.

El Ministerio de Cultura reconoció, tras trascender la operación policial, que la galería había recibido los permisos para la exportación de la pieza el 25 de junio de 2018, pocos meses después del cierre del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Granada.

"La Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español informó favorablemente de la exportación de esta pieza por parte de la galería Coll&Cortés Limited. La factura presentada por el anticuario acreditaba fehacientemente que la obra se había adquirido a un particular de Zaragoza y no a una institución eclesiástica", indicó entonces el Ministerio, que señaló que si las investigaciones iniciadas por la Policía Nacional determinaran que la pieza pertenece al convento granadino, "la compraventa realizada en 2018 sería nula de pleno derecho".

Cinco años después, el caso judicial ha terminado y el destino de la Santa, ya sea Rosa o Margarita, sigue en el aire, ahora a la espera del informe de la Junta.

Custodia en el Museo de Bellas Artes

La Santa Margarita de Cortona o Santa Rosa de Viterbo que se conserva en el Museo de Bellas Artes desde su incautación. / antonio l. juárez / PS

El Museo de Bellas Artes de Granada cuenta con una colección de unas 2.300 piezas. Apenas muestra el 6% de los bienes que atesora. En sus almacenes, además de este inmenso fondo, se custodian objetos que han sido requisados en actuaciones judiciales y que, por sus características, requieren ser almacenados en espacios especialmente habilitados para ello, como las tripas del Museo. Por encima de la Alhambra, a continuación del Generalife, las instalaciones de esta institución acogen el área de gestión, de restauración y de almacenaje. Y en sus estancias, limpísimas, se guardan objetos como la Santa Margarita de Cortona atribuida al bastetano José de Mora y cuyo destino final está ahora en juego.

Ricardo Tenorio, director del Museo, explicaba en un reportaje para este diario en 2022 lo excepcional de la pieza y de la historia que ha llevado la talla de madera a ser guardada en el Museo. La imagen, de tamaño real, muestra a una mujer que sufre. Con las manos sujeta un crucifijo y en el rostro se percibe un dolor íntimo, ascético y estético tan propios del Barroco granadino. Entre los labios asoman mínimos dientes e incluso se puede ver la lengua. Ojos enormes, de cristal, y una tez que luce inmarcesible cuatro siglos después de haber salido del taller con destino al convento granadino del que, un día, salió.

En el rostro se aprecian incluso las patas de gallo, mínimas arrugas que dan más realismo al rostro transido de dolor. El hoyuelo de la barbilla dulcifica el gesto. El autor cuidó todos los detalles. Lo explicaba Ricardo Tenorio. "Tiene un pie en salida [ligeramente sobresaliente del cuadrado sobre el que se alza la talla] para potenciar la sensación de realidad". La economía de medios implica que en las zonas que no se van a ver, que no están a la vista, el maestro no tiene motivos para dedicar su tiempo, y recursos. Sin embargo, las palmas de las manos de la Santa aparecen polícromas, con detalles de pliegues de piel incluso. Esa parte está cubierta por la cruz que porta, por lo tanto, está oculta al espectador.

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