Los Seco de Lucena, un apellido en el periodismo granadino (I)
Historias de Granada
Los hermanos Luis y Paco consiguieron poner a Granada en el mapa de las ciudades con los periódicos más influyentes de la época
El hijo y sobrino, respectivamente, de los anteriores, dedicó gran parte de su vida a investigar la época nazarí granadina y el legado hispanomusulmán
Granada/Los granadinos no suelen tener muy claro quién en quién de las personas que han llevado el apellido Seco de Lucena. Antes que nada, trataré de explicarlo en pocas líneas. Luis Seco de Lucena Escalada fue el periodista que fundó el periódico El Defensor de Granada en 1880. Su hermano Paco Seco de Lucena fue abogado y redactor jefe de ese periódico. Murió cuando solo tenía 35 años de una infección intestinal. Y Luis Seco de Lucena Paredes fue hijo y sobrino respectivamente de los anteriores que, aunque también se dedicó a escribir artículos en los periódicos, destacó en el campo de los estudios arabistas. La calle que hay en el Realejo está dedicada a Paco Seco de Lucena y la que está en el Barrio de los Periodistas está dedicada a su hermano Luis.
Yo también me hacía un lío con los integrantes de la familia Seco de Lucena hasta una tarde de hace casi veinte años en la que fui a ver a Ana, nieta del fundador del periódico, sobrina del redactor jefe e hija del arabista. Era una tarde de primavera. Elegante y predispuesta a la amabilidad, Ana me hizo entrar a la estancia y nos sentamos en el patio, presidido por un exuberante limonero. Su voz no delataba acusación o rencor, más bien tenía el tono del lamento y la queja: había cierto desinterés de las instituciones granadinas por el legado de su familia. Hablaba con objetividad y sin emoción, como quien informa del cambio del tiempo. Sonreía afablemente, aportado a la conversación un grado de apacibilidad y relax. Había venido desde Francia, donde vivía en una localidad cercana a París, a pasar unos días en Granada. La entrevista era en su casa de la calle que lleva el nombre de su tío Paco Seco de Lucena y yo había sido enviado por la Asociación de la Prensa de Granada a interesarme por ese legado de los casi míticos periodistas.
Nos habían dicho que la familia de Luis y Paco Seco de Lucena estaba intentando crear una fundación que llevara el nombre de ambos y, de alguna forma, la Asociación de la Prensa estaba interesada en formar parte del proyecto. Lo que yo tenía que hablar con Ana era de qué manera podíamos ayudar en ello y si la propia Asociación podría tener parte de ese legado. Al final no pudimos concretar nada porque la familia necesitaba una financiación, para la puesta en marcha de esa posible Fundación, que el colectivo periodístico de Granada no se podía permitir. Eso sí, la Asociación se comprometió a colaborar en el montaje de una exposición sobre los Seco de Lucena en la Casa de los Tiros (dirigida por el erudito Francisco González de la Oliva) y la edición de un libro-catálogo sobre la vida de los periodistas que firmaban sus artículos con ese apellido. Un libro que llevaría el mismo título que hoy he puesto a esta historia: 'Los Seco de Lucena, un apellido en el periodismo granadino'.
Ana me dijo aquella tarde que tenía muchas cartas que su abuelo Luis había recibido de Zorrilla, del duque de Rivas, de Menéndez Pelayo, de Larra, de Primo de Rivera, de Pérez Galdós, de Blasco Ibáñez y de Rusiñol, entre otros muchos otros. Su abuelo había sido una persona muy metódica y ordenada y tenía infinidad de documentos relacionados con su vida como propietario y director de El Defensor de Granada. También estaba al completo la colección de este periódico en su primera etapa, es decir, aquella en la que la familia mantuvo la propiedad del mismo. Igualmente, había guardadas muchas fotos y dibujos relacionados con la actividad de su abuelo y su tío abuelo, así como de su padre, el arabista Luis Seco de Lucena Paredes. En resumen, aquella mujer me estaba diciendo que tenía en su poder un legado que sería importantísimo conservarlo para la ciudad y para los estudiosos del pasado.
De eso han pasado ya casi 20 años. La Fundación que pretendía la familia no se formó y no sé lo que habrá pasado exactamente con aquel legado, pero pienso que sería provechoso para Granada que alguna institución se interesara por él.
Luis Seco, el padre
No es posible hablar de Periodismo en Granada sin que salga a relucir el apellido Seco de Lucena. Luis y Paco Seco de Lucena fueron dos hermanos que dedicaron mucho tiempo a escribir sobre cosas que pasaban en Granada. Hay quien opina que el verdadero periodista era Paco, mientras Luis hizo todo lo posible por engrandecer el nombre de Granada organizando y patrocinando eventos que han quedado fijados para siempre en la historia local.
Luis Seco de Lucena Escalada nació en Tarifa en 1857. Era hijo de un militar llamado Manuel Seco Escalada y de doña Manuela de Lucena. Él mismo solicitó autorización legal para constituir con los apellidos paterno y materno su primer apellido y tomar el segundo de su padre. En 1872 escribe su primer artículo y cuando trasladan a su padre a Sevilla colabora en La Legitimidad, El Español y El Porvenir. Allí en Sevilla funda la revista Guadalquivir. Ya en Granada dirige el periódico El Universal y en 1880 conoce a José Genaro Villanova, con el que funda El Defensor de Granada, al que le dedicaremos el próximo capítulo.
Luis Seco de Lucena Escalada se casa
en Granada con la accitana Ana de Paredes. Y con ella forma una familia que se establece en un pequeño carmen del Realejo. Para saber cómo era este hombre, bajo en estatura, pero de miras altas, he leído lo que escribió José Vázquez Ruiz, su ayudante, sobre él. "Recuerdo que era un hombre de gran austeridad en su vida, un tanto autoritario, pero no exento de dulzura y simpatía. En realidad, todo en su casa giraba en torno a él". José Vázquez lo tacha como un hombre eminentemente metódico "y su día transcurría siempre a ritmo de reloj". Lo conocía bien porque estaba mucho tiempo con él leyéndole los periódicos o bien pasándole trabajos a máquinas. Pasaban parte de la mañana repasando la prensa local. Por las tardes, Vázquez le leía la prensa nacional. "Sentado en un cómodo sillón y mientras fumaba un cigarrillo (creo que era un Ideal, muy en boga entonces) después de comer, yo le leía los artículos y noticias de los diarios madrileños cuyos títulos habían sido previamente señalados por una cruz roja por el propio don Luis. Otras veces, cuando no había tenido tiempo de seleccionarlos, yo leía los títulos y él me indicaba 'lee' o 'pasa'. Y cuando no oía ninguno de sus mandatos, era señal de que se había quedado dormido en su cómodo sillón. Me gratificaba cada sábado con dos pesetas por esta labor".
Vázquez nos revela que Luis Seco de Lucena cobraba 25 pesetas al mes por ser el divulgador oficial de la Alhambra de Granada y que, cuando dejó El Defensor, en ABC publicó una serie de artículos en contra de las remodelaciones que se hacían en la construcción nazarí por parte de los arqueólogos interesados en devolver al monumento su hipotética originalidad. Luis Seco de Lucena, según su ayudante, tenía una hermana que se llamaba Ángeles y que era tan bonita que en Granada le llamaban 'la peseta filipina'. De ella, al parecer, estaba enamorado Ángel Ganivet. Por lo visto en autor de Granada la Bella era muy enamoradizo.
Luis Seco de Lucena Escalada fue considerado un mecenas para jóvenes promesas del arte y la literatura. Muchas personas acudían a él con la intención de que diera su opinión sobre tal o cual poema, libreto de música o cuadro de un pintor joven o desconocido. Dicen que las páginas de su diario siempre estaban dispuestas a descubrir nuevos valores en las artes o la poesía. Hay una anécdota que cuenta Ian Gibson que escuchó de la boca de Andrés Segovia y que recoge en uno de sus libros sobre Federico García Lorca. Es cuando el padre del poeta fue con unas cuartillas a Luis Seco de Lucena y le pidió opinión sobre lo que había escrito su jovencísimo hijo. Tras leer lo que el joven Lorca había escrito, le dijo al padre que le dejara poner sus energías en las letras porque a la larga iba a reportarle más beneficio que lo que podía rendirle sus fincas. Y así fue.
"Una de las mayores alegrías que tuvo al final de su vida fue cuando lo nombraron cónsul de Nicaragua en Granada. De vez en cuando desplegaba en el balcón la bandera azul y blanca de este país con motivo de algunas fiestas", dice Vázquez.
Luis Seco de Lucena Escalada fue uno de los fundadores del Ateneo y de la Asociación de la Prensa de Granada. Obtuvo la mención de hijo adoptivo de Granada y recibió la medalla de oro de la misma ciudad. Promovió y llevó a cabo la coronación del poeta José Zorrilla en 1889. Su Guía de Granada, todavía es de las más consultadas a la hora de comprender la ciudad a comienzos del pasado siglo.
Como curiosidades en su biografía, Luis Seco de Lucena fue el primer hombre en beber Coca Cola en Granada, pues se la enviaba gratuitamente el distribuidor en España desde Madrid. Parece ser que él estuvo a punto de ser representante de esta bebida en la ciudad de la Alhambra. También se ha dicho sobre él que iba día sí y día no a la pescadería del mercado de San Agustín. Casi siempre compraba pescadillas de Almuñécar, las cuales liaba en un papel y se las metía en un bolsillo del abrigo, lo que provocaba que le siguieran siempre una reata de gatos.
Paco Seco de Lucena
Paco Seco de Lucena era doce años menor que su hermano. Estudió el bachiller y la carrera de abogado con Ángel Ganivet, con el que mantendrá una consistente amistad. Estudia Filosofía y Letras y desde muy joven se interesará por la vida social y cultural de Granada. También estudia Abogacía. Una de sus sobrinas nietas, María Encarnación Seco de Lucena Vázquez, cuenta que su talento era tan grande y su brillantez como orador tan excepcional que una de las veces que defendió un caso en la Audiencia de Granada como letrado, lo sacaron a hombros como a los toreros. Sus servicios como abogado eran muy demandados en la ciudad por su gran elocuencia. Cuando dos mujeres fueron asesinadas en la calle Gloria, hizo gala de su experiencia como criminalista y consiguió que saliera de la cárcel un carpintero que había sido injustamente condenado por dicho crimen. Estaba metido en muchas asociaciones, las cuales usaría para animar a los granadinos a salir de su pasividad e indiferencia ante los grandes asuntos de la ciudad.
Por esos años comienza a hacer colaboraciones en prensa en el periódico de su hermano y en la revista Alhambra. Primero es crítico taurino y firmará sus artículos, a los que imprime una buena dosis de ironía, bajo el seudónimo de Paquiro. Pronto empieza a opinar sobre todo lo que hay que opinar y su hermano lo nombra redactor jefe de El Defensor. Paco Seco de Lucena se opone rotundamente a que se cubra el Darro y así lo expresa en una serie de artículos sobre lo que él pensaba que era un error.
Sus conferencias eran realmente incisivas y toda la intelectualidad granadina acudía con fervor a oírlo cada vez que se anunciaba una intervención suya en cualquier foro. Como era un hombre de acción, también se mete en política y participa activamente en el Partido Liberal Democrático de José Canalejas. Se le considera, junto a Juan Echevarría y Ramón Maurell, el precursor del Regionalismo de Andalucía Oriental. En 1904 muere de una 'meningitis cérvico-espinal', según el parte médico. Tenía solo 35 años, dos más que su gran amigo Ángel Ganivet cuando se suicidó en el Riga.
Su muerte causó una gran conmoción en Granada. El Noticiero granadino dice en una crónica: "El acompañamiento del duelo era numerosísimo, en él estaba representadas todas las clases sociales de Granada". Toda la prensa coincide en que era un hombre estudioso, trabajador, leal, altruista y un eminente y fogoso abogado. Cuentan las crónicas de aquellos días que mientras el féretro, en carroza de caballos empenachados al estilo de la época, iba ya por plaza Nueva, todavía había gente de la comitiva por Puerta Real. El Defensor de Granada saldría con filetes de luto durante varios días.
Luis Seco de Lucena, hijo
Luis Seco de Lucena y Paredes no continuó la carrera periodística de su padre y de su tío, pero heredó de ellos esa inquietud que mueve al periodista a denunciar aquello que se estaba haciendo mal. Escribía en los periódicos locales sobre lo que él llamaba la 'piqueta demoledora' que hacía caer edificios importantes para pasar al mal ejecutado desarrollismo. Él entendía que Granada debía de modernizarse, pero no a golpe indiscriminado de esa piqueta que acabó con iglesias, palacetes moriscos y casas de una arquitectura a tener en cuenta. Pero la actividad principal de Luis Seco de Lucena y Paredes era la docencia. Fue catedrático de Lengua y Literatura Árabe de la Universidad y fue el que dirigió hasta 1971 la Escuela de Estudios Árabes de Granada. Dedicará gran parte de su vida a la investigación de la España musulmana, especialmente la granadina, en diversos y numerosos trabajos. Gran parte de la toponimia medieval granadina se conoce gracias a él.
Su hija Ana lo describe así: "Era un hombre menudo, bajito y enjuto, pero su viveza de carácter, el vigor que llevaba latente en sí, le daban una energía desbordante y la necesidad de ir constantemente de un lado para otro". Daba paseos solitarios por la Vega a las cuatro de la mañana y en su diario describe lugares recónditos de Granada que le hacen emocionarse con el paisaje de su Granada. Su amor por la música le hace un experto en ella y durante años dirigirá la cátedra Manuel de Falla y será nombrado comisario del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. Al final de la década de los cincuenta le detectaron un cáncer, aunque no se dejó abatir por esta contrariedad. "Siguió trabajando, apoyado por la Universidad que puso a su disposición a un mecanógrafo y por su ayudante de catedra Concepción Castillo, que se convirtió en sus manos y sus pies para hacerle accesible los libros, las citas, el material que necesitaba para sus trabajos, material cuya situación en los estantes de su biblioteca él podía localizar con su increíble memoria desde la distancia de su silla", dice María Encarnación Seco de Lucena.
Luis Seco de Lucena y Paredes murió en 1974 y no fueron pocos los homenajes que se organizaron en su memoria.
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