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Línea de Alta Tensión en el Valle de Lecrín
Granada/Entre 1.200 y 1.300 personas mostraron ayer su rechazo a la construcción de la línea del alta tensión entre Almería y Granada, y que amenaza uno de los enclaves naturales y socioculturales más particulares de la geografía granadina: el Valle de Lecrín.
Una cantidad de gente que supera el total de habitantes de cinco de los ocho municipios que componen la comarca, y que triplica la población de Cónchar, el punto donde se celebró la marcha senderista de protesta organizada por la plataforma Di No a las Torres. Evidentemente, las previsiones de la organización quedaron completamente desbordadas.
“Esperábamos 500 personas pero ya entre semana superamos las 600. Pero nos hemos quedado cortos y estamos desbordados”, afirmó Clemente Domínguez, uno de los tantos portavoces de la plataforma que lucha por mantener la integridad paisajística, turística y cultural del enclave lecrineño.
“Ha sido francamente emocionante. Además, todo ha funcionado con perfecto orden y alegría”, describió Rose Mary Vargas, una de las primeras activistas desde el momento en el que se hizo pública la problemática.
Red Eléctrica de España, en cumplimiento con el plan energético nacional, pretende instalar una línea de alta tensión de 220 kilovoltios entre las subestaciones de Benahadux (Almería) y El Fargue, y que requerirá de la construcción de otra instalación transformadora en el término municipal de Saleres, en pleno valle de Lecrín, en los terrenos de una cantera abandonada cercana al casco urbano de Cónchar.
La elección del enclave de Cónchar por parte de los organizadores de la marcha de protesta contra la alta tensión no fue casual. El paisaje que circunda el casco urbano, y que pertenece al municipio de Villamena, es uno de los más impactantes de la zona por la presencia de pinar mediterráneo y de grandes tajos coronados, al fondo por el majestuoso Pico del Caballo de Sierra Nevada. De esta localidad partió una ruta que completaron las 1.200 personas participantes, algunas de ella llegadas desde provincias como Málaga, Sevilla o, incluso, Segovia. Pero la particularidad es que a la vez que se caminaba, los voluntarios de la plataforma explicaban el impacto visual sobre el paisaje en determinados puntos. “Es para que la gente vea por dónde van los trazados y el daño que harán”, explicó Clemente Domínguez, de Di No a las Torres. El camino escogido es el que va de Los Pinos a la Atalaya. Para realizarlo, los caminantes salieron desde Cónchar hacia la falda del río Dúrcal. Luego subieron hacia la zona del Viso de los Arrianes, desde donde se pueden contemplar las dos vertientes del valle: de un lado Cónchar; de otro Mondújar, Talará o Melegís. “Es el centro del valle”, explican desde la plataforma, por lo que son “un buen punto para comprobar el impacto paisajístico y electromagnético”.
El movimiento vecinal y empresarial se creó en noviembre del año pasado y fue ganando adeptos semana tras semana hasta el punto de la que la compañía impulsora se vio obligada a explicar el proyecto ante los medios de comunicación el pasado enero. En su descargo, REE se abrió a estudiar las alegaciones presentadas por las asociaciones, ayuntamientos y empresas afectadas directamente por la autovía eléctrica del valle.
Lo que sucedió ayer en Cónchar fue otro paso más en la presión de los habitantes del Valle de Lecrín sobre REE. “Imagino que seguirán luchando por su proyecto, pero la movilización y la concienciación de la gente les hará ver que somos un valle que tenemos unos recursos turísticos naturales que van a destrozar. Alguna conciencia se moverá. Los ayuntamientos se han pronunciado en contra, no sólo la gente”, explicó Clemente Domínguez.
“Definitivamente esto es un punto y aparte. No me podía creer el rechazo tan tajante por parte de todos al proyecto, de gente más o menos informada pero perfectamente al cabo del destrozo que entraña el proyecto y dispuestos a defender y proteger el Valle”, relató Rose Mary Vargas.
La jornada mezcló la protesta y la festividad. A las once de la mañana comenzó una ruta senderista con ese más de millar de personas recorriendo una de las rutas que se verían más afectadas por la instalación de las torres de alta tensión.
Tras cerca de dos horas de recorrido, donde los puntos de avituallamiento se quedaron sin provisiones por la gran cantidad de participantes, la plataforma montó una barra y cocinó una paella para todos los inscritos, y que estuvo cerca también de quedarse corta.
Mientras el arroz se inflaba, voluntarios de la asociación contra las torres recogieron firmas de apoyo a las alegaciones, hubo conciertos musicales, se leyeron dos manifiestos contra el proyecto de REE, y se vendió mucho merchandising en forma de camisetas, chapas, cartelería y pegatinas. “Se ha acabado casi al completo y hemos recogido cientos de alegaciones. Ha sido un éxito muy por encima de nuestras expectativas”, comentó Vargas al término de la jornada.
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