Septiembre huele a flores
Miles de granadinos se congregan a las puertas de la Basílica de las Angustias en la tradicional ofrenda floral a la Patrona de la ciudad.
Llegaron las seis de la tarde de ayer y Granada comenzó a impregnarse de un olor que mezclaba flores y devoción. Nardos, claveles, rosas... todo tipo de colores para la Patrona de la ciudad y de toda la provincia, la Virgen de las Angustias. Ayer Granada vivió uno de sus días grandes en el calendario católico: la ofrenda floral a su Patrona. Grandes, mayores y pequeños -estos, por supuesto, a hombros de sus padres- se congregaron venidos de todos los barrios de la ciudad y de multitud de pueblos de la provincia para rendir un sentido homenaje a la que es "su madre".
Las campanas que marcaron la hora desde la parte más alta de la Basílica dieron comienzo a la jornada, en la que unas pequeñas gotas hicieron aparición al son de la música. Por suerte, éstas tan sólo pasaron a saludar a la Virgen, y dejaron una tarde fresca para todos los granadinos que se habían acercado a visitar a su Virgen más venerada y querida para dejarle un pequeño (o gran) ramillete de flores de todos los colores y olores.
Angustias es penas, pero en Granada es también alegría, ilusión, esperanza y, sobre todo, devoción. La demostraron los miles de granadinos que se acercaron ayer, desde varias horas antes del inicio, hasta las puertas de la Basílica. Puertas que se abrieron y provocaron una inmensa ovación al poder ver la imagen de la Virgen, que se acercó así a sus feligreses. Granadinos y foráneos, no había nadie que no sintiera un 'algo' especial al pasar ayer por la Carrera de la Virgen.
El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, fue el primero en dar la bienvenida a todos los fieles congregados en ese día que también celebraba el centenario de la Coronación Canónica de la Virgen. "Nos acogemos a tu protección y nos ponemos a tus pies con el corazón abierto", rezó.
Después le tocó el turno a un emocionado hermano mayor de la Hermandad de la Virgen de las Angustias, Francisco Salazar, que acompañó al presidente de la Diputación de Granada, Sebastián Pérez, cuando éste le impuso la Medalla de Oro de la provincia a la "Reina de toda Granada".
Y así llegó el momento más esperado, la ofrenda floral. Los voluntarios de polo blanco y pañuelo azul al cuello fueron los privilegiados que comenzaron a ofrecer sus flores a la Virgen. Tras esto, se subieron a los andamios colocados en la fachada de la Basílica y comenzaron, entre todos, a colocar todos los ramos conforme autoridades y vecinos los dejaban a los pies de la venerada imagen de su Patrona.
Los granadinos que esperaban para dejar sus flores, y cuya cola daba toda la vuelta a la manzana -que llegó casi al colegio Escolanía Virgen de las Angustias, paralelo a la Basílica- tuvieron que aguardar a que los representantes de la Hermandad y de instituciones de la ciudad y la provincia dejaran sus respetos a la Virgen. Así, el alcalde de Granada, José Torres hurtado, ofreció una canastilla de flores blancas, con hojas verdes y adornada con cintas con los colores de las banderas de España, Andalucía y Granada.
A éste le siguió el grupo municipal de bailes regionales, que cantaron y bailaron frente a la patrona el famoso Niña asómate a la reja en su honor. El jefe del Madoc, el teniente general Alfredo Ramírez Fernández, y el presidente de la Diputación, Sebastián Pérez, llegaron después, dando paso, esta vez sí, a todo el pueblo de Granada, que comenzó a entrar, despacio pero a buen ritmo, a la zona habilitada para poder dejar sus ramos. Ellos pasaban a la vez que el resto de asociaciones, empresas e instituciones públicas -desde miembros de Bomberos a la Asociación de Víctimas del Terrorismo-, mostraban sus respetos ante la patrona y cada uno dedicándole lo mejor que podían ofrecer. También durante la tarde multitud de grupos de baile y cante ofrecieron flores a la vez que arte ante la imagen.
Así, un agradable olor llenó las calles granadinas, y especialmente las del dentro de la ciudad, cuando pasaron las seis de la tarde. El goteo de personas que se acercaban a la Basílica no cesó en toda la tarde y se alargó hasta las diez de la noche. Los puestos de flores, que iniciaron la jornada a las nueve de la mañana, no dejaron de vender ramos incluso cuando la cola ya casi daba toda la vuelta, algo que no apaciguó las ganas de los granadinos por dejar flores a su Patrona.
También del cielo llovieron pétalos. Este año no pudo ser el habitual helicóptero de la Base Aérea de Armilla por motivos de presupuesto, pero los hermanos de la Hermandad lanzaron flores desde el campanario de la Basílica mientras los granadinos dejaban sus regalos.
La ofrenda, una tradición que se celebra desde el año 1982 y que terminó ayer con una emotiva misa oficiada por el arzobispo Francisco Javier Martínez a las diez de la noche, culmina los actos del Año Santo Jubilar Mariano que conmemora el primer centenario de la Coronación de la Virgen de las Angustias y que finalizará en diciembre. La procesión por las calles de la capital de la Virgen será el último domingo del mes.
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