1988: El año en el que Spielberg quiso rodar una película de Indiana Jones en la Alhambra
Granada año a año
Antonio Jara amaga con dimitir si no hay un acuerdo en la polémica sobre el trazado de la circunvalación
El nivel de delincuencia es tal ese año que un niño de ocho años atraca con un arma una joyería y se lleva un millón de pesetas
Granada/ En el año 1988 Recogidas tenía dos carriles en cada sentido, la Fuente de las Batallas era una rotonda, en la calle Ángel Ganivet también se podía circular en los dos sentidos y en la Gran Vía se podía aparcar. Por entonces el tráfico por el centro de la ciudad era un auténtico problema. Los atascos estaban a la orden del día. Se había anunciado que se iba a construir una circunvalación y su trazado, cómo no, trajo la consiguiente polémica. Precisamente el año 1988 comienza con protestas en la calle de los que consideraban que el susodicho trazado iba a destrozar la Vega de Granada. Los que estaban a favor de la circunvalación apelaban al progreso y al necesario desarrollo de las infraestructuras de una ciudad colapsada. Fue la madre de todas las polémicas. Incluso el alcalde Antonio Jara estuvo a punto de tirar la toalla y dimitir porque no había acercamientos entre las posturas, lo que demuestra lo difícil que es que los granadinos nos pongamos en algo de acuerdo. Para algunos hacer una vía amplia que rodeara parte de la ciudad era imprescindible para solucionar los graves problemas de tráfico por los que pasaba Granada. Para otros, si se hacía esa circunvalación podríamos despedirnos de la Vega granadina, esa especie de tierra prometida que nos legaron nuestros antepasados y que había que cuidar. Ahora hay quien piensa que, debido a la imposibilidad de agrandar el perímetro urbano por culpa de esta obra, se ha perdido la ciudad. Otros piensan que después de hacer la segunda circunvalación se ha perdido definitivamente la Vega. Y hay quien piensa que se ha perdido la ciudad y la Vega.
"Se ha desencadenado la batalla más dura, agitada y encarnizada de la democracia en Granada", dijo el propio Antonio Jara, que era el adalid del proyecto, refiriéndose a la polémica. Hubo manifestaciones por doquier. Las cartas al director y los artículos de opinión sobre este tema llegaban por docenas a los periódicos. A las concentraciones promovidas por la Asociación Granada Histórica y Cultural, se unió el colectivo 'En Defensa de la Ciudad' que el 27 de enero de 1988 recogió 25.000 firmas en contra del proyecto y que se entregaron tras una manifestación que reunió a unas 3.000 personas en la plaza del Carmen. Otra de aquellas protestas fue contundentemente reprimida por la policía cuando un grupo de unos trescientos ciudadanos intentaron cortar el paso al coche del ministro Sáez de Cosculluela, que se dirigía a inaugurar la presa de Canales. Todo se había sacado de madre, como vulgarmente se dice. Hubo un colectivo que pidió que se nombrara persona 'non grata' al ministro del MOPU, que había hecho la mayor inversión pública en Granada. De locos. Los analistas políticos estaban convencidos de que Antonio Jara había perdido la mayoría absoluta un año antes precisamente por la controversia ciudadana que había desatado la circunvalación. Incluso se dijo que había intereses ocultos municipales porque el trazado iba a favorecer a Hipercor. En fin, tuvo todos los ingredientes de una gran polémica.
La huelga general
Siguiendo en ese mismo tono de conflictividad, 1988 se le recordará como el año de la huelga general que los sindicatos le montaron al gobierno de Felipe González. La huelga, celebrada el 14 de diciembre, paralizó a España. En Granada, en medio de un clima de práctica normalidad, el paro afectó a casi 175.000 trabajadores, lo que representaba el 94 por ciento de la población activa. Comercios, empresas y colectivos profesionales en los distintos ramos de la producción secundaron la huelga, que tanto en la capital como en los principales municipios de la provincia alcanzó casi el cien por cien. Algunos comercios y grandes almacenes que abrieron sus puertas, optaron por cerrar ante la presión de los llamados piquetes informativos. Por la tarde hubo una manifestación en la que participaron alrededor de 15.000 personas. Los sindicatos dijeron que fueron 30.000 y la policía local que 7.000. El sentido común decía que habían participado la mitad de lo que habían dicho los sindicatos y el doble de lo que había dicho la policía municipal. El caso es que los piquetes informativos se emplearon tan a fondo en su labor que después de la manifestación quisieron celebrarlo tomarse una cerveza, pero todos los bares estaban cerrados. "¡Joder! Otra vez procuraremos que la huelga no sea tan general", dijo un sindicalista.
Hablando de bares, en enero, el juzgado de Instrucción número 1 de Granada aprueba la suspensión de pagos de la empresa que regentaba el Suizo, así como la venta de todos sus enseres ya que tenía que hacer frente a muchos acreedores. El día 12 se serviría el último café. Ya no tendría donde ir la poeta Elena Martín Vivaldi, asidua del local, que fue nombrada hija predilecta de la ciudad el tres de marzo del año que nos ocupa.
El día 18 de ese mismo mes hay elecciones en la Caja General de Ahorros de Granada. Manuel Martín Rodríguez gana a Jerónimo Páez a la hora de presidir el consejo de administración de la entidad. Manuel Martín se reuniría ese año con Braulio Medel, presidente de la Caja de Ahorros de Ronda para estudiar una posible fusión entre ambas entidades. También la Junta estaba por la labor de agilizar las fusiones, por lo que se consideró muy probable la integración de las cajas de Ronda y de Granada. Pero surgieron las luchas dentro de las propias entidades. ¿En dónde se ubicaría la sede central? ¿Quién presidiría la entidad resultante? Todo, como es sabido, se quedaría en aguas de borrajas.
El ocho de mazo, el gobernador civil, Pedro Temboury, le entrega la medalla de Protección Civil al niño Francisco Nogueras por salvar a un bebé que se había caído desde un tercer piso. El 7 de septiembre el consejero de Cultura, Javier Torres Vela, inaugura el Museo Arqueológico de Baza, donde ponen una copia de la dama que había encontrado allí el profesor Presedo y que se habían llevado a Madrid.
También estaba por entonces de moda la ocupación de fincas. El tres de julio más de un centenar de jornaleros hizo lo propio con las tierras del marqués de Wellington, en la localidad de Íllora, donde un año antes habían estado pasando un fin de semana los príncipes Carlos y Diana de Inglaterra.
En agosto se produce una explosión en una fábrica de pirotecnia en Guadix y resulta muerta una trabajadora de 20 años y tres heridos graves tienen que hacer atendidos en el hospital. Se sospechó que un rayo de sol a través del vidrio de una botella fuera el que prendiera fuego a una mecha. La trabajadora se llamaba Carmen y su cuerpo quedó totalmente destrozado.
Aumenta la delincuencia
El pico más alto de las estadísticas sobre delincuencia en los años ochenta, estuvo en 1988, un año en el que aumentaron todo tipo de delitos. La zona de la movida estaba en esos años ochenta en Pedro Antonio de Alarcón, que algunos llamaban 'Porro' Antonio de Alarcón por el intenso olor a hachís que desprendían algunas zonas. Las peleas entre jóvenes llegaron a ser frecuentes y el 4 de diciembre moría a consecuencia de las heridas producidas en una reyerta el estudiante José López García.
En julio, la Audiencia Provincial impuso treinta años de cárcel a tres personas acusadas de haber matado al joyero granadino Juan de Dios Fernández, quien fue encontrado carbonizado en abril de 1981, un mes después de su desaparición. En las conclusiones se aclaraba que los encausados citaron a la víctima con el engaño de hacerle una compra de joyas y cuando descubrieron que este no llevaba el muestrario que esperaban, lo secuestraron, lo adormilaron con diazepam y lo rociaron con gasolina para posteriormente meterle fuego.
Por otra parte, la delincuencia y el tráfico de droga se había convertido en un gran problema en el barrio de Cartuja. Ya que las fuerzas del orden se ven imposibilitadas para atajarlo, alrededor de cuatrocientos jóvenes deciden crear patrullas ciudadanas para luchar contra los pequeños 'cárteles' de la droga. Para anunciar su actividad, dan una rueda de prensa y se ponen una capucha, como hacían los etarras cuando querían anunciar algo.
En esto de la delincuencia, Granada tiene un récord. Y es que el 7 de julio un niño de ocho años perpetró a mano armada un atraco en una joyería y se llevó un millón de pesetas. Al llegar a casa con tanto dinero los padres no sabían si pegarle una paliza o darle un abrazo.
El 17 de septiembre, un mendigo armado con un hacha y un cuchillo entró en la Iglesia Sagrado Corazón de Granada mientras se celebraba una boda. Ni corto ni perezoso, el mendigo, que solía pedir en la puerta del templo, se dirigió al cura, le puso el cuchillo en el cuello y le exigió que le diera 2.000 pesetas. Les dijo a los asistentes a la boda que salieran y después se bebió el vino del cáliz. También exigió dos botellines de cerveza. El mendigo estaba como una chota y había sido tratado en un psiquiátrico varias veces. "Dios a veces da sustos, pero no tragedias. Vámonos por ahí a darnos un lingotazo y nos olvidamos", dijo el sacerdote al agresor después de que éste fuera reducido por la Policía.
Un coche en los Palacios Nazaríes
En 1988 vino Steven Spielberg a Granada con la intención de rodar aquí una de sus películas sobre Indiana Jones. Por entonces dirigía el Patronato de la Alhambra Mateo Revilla, al que el famoso director le explicó sus intenciones. Se trataba de utilizar el monumento nazarí como escenario de algunas escenas de la siguiente entrega de Indiana Jones. Para ello la productora de la película estaba dispuesta a pagar 900.000 pesetas diarias, pero habría que cerrar por completo al público el monumento los días que durara el rodaje. Pero no se llegó a un acuerdo.
Al final la productora, que era de George Lukas, el de La guerra de las Galaxias, dijo que una de las razones por las que no iban a rodar en la Alhambra es que al hacerlo "en una época en que la afluencia de público al recinto sería de un gran número, nuestra presencia en la Alhambra podría resultar altamente molesta para el normal funcionamiento del monumento". Se decidió que en vez de la Alhambra se rodara en la Alcazaba de Almería. También se dijo que Revilla se opuso al rodaje en la Alhambra porque el director quería introducir un coche y hacerlo circular a toda leche por uno de los patios del monumento. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Descartada la Alhambra el famoso director eligió Guadix para otras escenas del film. En la localidad accitana esperaron a Spielberg como un agricultor espera la lluvia en una temporada de sequía. Se anunció que serían contratados 175 vecinos para hacer de extras y que estos iban a recibir 8.000 pesetas diarias por su trabajo. Un dineral para tan poco esfuerzo. Los encargados del casting buscaron a personas altas y rubias para figurar como miembros del ejército de Hitler y, sobre todo, personas de etnia gitana para hacer de turcos. Los que se dejaron rapar la cabeza cobraron ochocientas pesetas más.
Además de Spielberg, ese año visitó granada el actor Peter Ustinov, que había venido para participar en un foro de la Unesco que se celebró en noviembre en la capital de la Alhambra. Al actor británico le regalaron en la calle Oficios un cartel de toros en donde él formaba terna con Paco Camino y Paco Alcalde. Ustinov, ni corto ni perezoso, se puso a dar pases con el cartel en plena calle ante la admiración de los turistas.
También vino el presidente francés François Mitterrand en viaje de placer. Como un turista más, visitó la Alhambra y paseó por los alrededores de la catedral. El presidente galo había fijado su residencia durante las vacaciones navideñas en Andújar y no quiso irse de Andalucía sin visitar Granada. Quién visitó la Casa Museo Federico García Lorca a finales de junio fue Hortesia Brussi, la viuda de Salvador Allende. Vino a inaugurar la exposición 'Con Chile en el corazón' en la casa del poeta.
La última telefonista
Los granadinos, que hemos sido los últimos para muchas cosas, también lo fuimos a la hora de dar por finalizada las centrales telefónicas manuales, aquellas en las que había que meter una clavija en un agujero para que se pudiera hablar. La última estaba en la localidad de Polopos. Y hasta allí se acercaron unos días antes de Navidad el ministro de Transportes y Comunicaciones José Barrionuevo y el presidente de Telefónica Luis Solana para jubilar a Magdalena Martín, la última operadora manual que había en España. Delante de todos, la telefonista metió la clavija correspondiente para que pudieran hablar el alcalde de la localidad, Antonio Gálvez, y el presidente de Gobierno, Felipe González. "Luego te mando una cesta con los productos típicos de la tierra", le dijo el alcalde. "Llevará jamón, ¿no?", le preguntó entre risas el presidente. Fue la última conversación por este sistema que se dio en España. Después Magdalena se apuntó al paro. El pueblo recibió a las autoridades vestido de gala. Un mes antes, el alcalde había dictado el siguiente bando: "Es preciso que el pueblo dé sensación de alegría y esplendor, que resulte más acogedor, que actualmente parece un poco triste y abandonado". Momentos antes de la llegada del ministro y su séquito, varios agricultores en silencio, con el rigor de un desfile de duelo, pasearon pancartas reclamando agua para la siembra.
El alcalde de Polopos también se quejó ante el ministro del ramo de la débil señal de televisión que se recibía en casi todos los pueblos de la Contraviesa. Pero es que en Puebla de don Fadrique no llegaba señal alguna. Por eso su alcalde, Genaro Molina, alentó a los ciudadanos a una manifestación en la participaron prácticamente todos los vecinos del pueblo. "Hace falta televisión, por eso hay manifestación", decía la pancarta que abría la protesta.
El presidente de la Junta de Andalucía José Rodríguez de la Borbolla se desplazó el 18 de junio a Motril para inaugurar el ansiado Hospital de Santa Ana, que había costado 1.200 millones de pesetas y que ocupaba una superficie de 24.000 metros cuadrados. Los motrileños ya no tendrían que viajar a la capital cada vez que necesitaran la hospitalización. Era por entonces alcalde de Motril Miguel López Barranco, del PSOE, que practicaba yoga con los concejales con la intención de que éstos fueran relajados a los plenos y a las comisiones. Sin duda, una gran idea dado el nivel de nerviosismo que se alcanzaban en algunas sesiones.
En cuanto al Granada CF, después del partido de los Maradonas el equipo se viene debajo de manera sorprendente. En ocho partidos solo consigue un punto de un empate. Los aficionados del Granada piden la dimisión del presidente tras ser derrotados por el Olímpico de Xátiva por 3 goles a 5. No cabía más humillación y los hinchas no querían tener un equipo que hiciera aguas por todas partes. El presidente era Alfonso Suárez y el entrenador Peiró. Al terminar la temporada el equipo se incorpora de nuevo al pozo de la Segunda B.
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