Tatuajes de vida tras el cáncer de mama en el Clínico del PTS de Granada

Salud

La consulta de micropigmentación del centro reconstruye con ‘dibujos’ en 3D los pezones perdidos en las mastectomías

Imagen del después de la micropigmentación una paciente anónima que se sometió al tratamiento.

No se trata de curar el cuerpo, se trata de reconstruir parte del alma y la mente. Esta es una consulta holística, tan médica como otra aunque su camino huye de la frialdad impuesta por la bata blanca. Entre las cuatro paredes de Silvia Pinedo –enfermera especializada en micropigmentacón, técnica derivada del tatuaje– se lucha contra las cicatrices emocionales que deja el cáncer en una persona y borra las huellas de la tragedia personal de una mujer para colorearla de normalidad.

Pepi Ruiz y Mara Gutiérrez entraron a ver a Silvia Pinedo con el miedo y el desánimo acostumbrado tras haber pasado por sendas mastectomías derivadas de los cáncer de mama que superaron. Para ambas, la mayor revelación del trabajo de esta consulta está en el trato porque las dos mujeres han tenido que vivir todo un trance de tratamientos y consultas casi mecánicas y en ocasiones faltas de calor humano.

Las dos atravesaron un día el umbral de la Consulta de Micropigmentación del hospital nuevo Clínico San Cecilio sin sospechar que al salir su vida cambiaría. En esta consulta, desde su apertura en diciembre de 2019, se han realizado un total de 141 tratamientos, entre reconstrucciones de areola o pezón (85), cejas (47) y otros 9 entre los que se incluyen la coloración de injerto de piel u otras cicatrices.

Son tatuajes que dan una nueva vida a las pacientes que por el cáncer han perdido el pecho completo o el pezón y/o a consecuencia de la quimioterapia, el pelo de las cejas. La pérdida de la mama supone un golpe fuerte a la autoestima de una mujer que como Pepi acabó rechazando que nadie la viera. “Fueron tres años en los que yo me veía mal, tanto para no querer enseñarlo a nadie y perdí la esperanza de verme bien alguna vez”, señala.

Esta mujer de 59 años atravesó por un cáncer de mama en el que perdió una de las mamas de manera completa. Esto sucedió después de dos intentos de prótesis que no consiguieron funcionar y que dejaron a esta mujer con una gran cicatriz en lugar de pecho.

“Tengo una cicatriz de haberme hecho cuatro operaciones en la misma mama. Cuando me llamó Silvia para que fuera a su consulta le dije que eso no podría hacer nada porque no tenía pecho ninguno, solo una cicatriz”, dice esta mujer de la que solamente sale gratitud hacia la enfermera.

Pinedo le dibujó la oreola en tres días y ahora está “feliz de la vida” y orgullosa de poder hacer incluso topless, comenta entre risas. “Es tan real que no se nota, parece que tengo el pecho”.

El caso de Mara es algo distinto en diagnóstico pero coincide al 100% en sensaciones con Pepi. Mara Gutiérrez, de 47 años, también sufrió un cáncer de mama a consecuencia del cual le tuvieron que realizar una mastectomía y una posterior reconstrucción completa por la cual perdió la oreola.

Lo que Mara más destaca, incluso por encima del resultado, es el tipo de trato que recibió por parte de la enfermera. “Cuando vienes de pasar por una enfermedad así de larga, llegar a una consulta que tratan de una manera tan especial y atenta... Va más allá de hacerse un tatuaje”, explica. Por otro lado, la dosis de paciencia y empatía de Silvia para que todo quede al gusto del paciente en cuanto a forma y color es otra de las características que ambas destacan.

Silvia Pinedo se encarga de todo en esta consulta, desde la captación hasta la realización de la micropigmentación y el seguimiento tras este y a ella acuden pacientes de toda la provincia de Granada y Almería.

La micropigmentación es una técnica muy parecida al tatuaje pero se usan unos pigmentos mucho más cuidadosos con la piel ya que en este caso se trata de un tejido que ha sido agredido por una enfermedad y un tratamiento posterior como la cirugía o la quimioterapia.

“Es muy leve el daño que se le hace a la piel, apenas una descamación y el tratamiento inicial suele durar un par de horas para al mes siguiente hacer un repaso”, explica la experta.

El tratamiento se dilata durante entre 2 y 4 años debido al seguimiento posterior que se les hace. En cuanto al perfil de la mujer que se realiza la micropigmentación, según Pinedo, el gran porcentaje son mujeres mastectomizadas (que han perdido un pecho o ambos) y han quedado sin pezón o areola.

En este punto entra el trabajo de Pinedo ya que a veces no es posible reconstruir esta parte del pecho en quirófano o como en el caso de Pepi, no ha podido ponerse una prótesis.

Las mujeres han de haber superado todos los tratamientos de quimio o radio y no “tener ningún otro proceso patológico activo” aunque las mujeres que están a la espera de superar el proceso ya están agendadas para cuando puedan someterse a ello.

“Mediante la micropigmentación se consigue un efecto 3D bastante natural”, explica. La micropigmentación, añade, puede servir para muchos otros tipos de tratamiento y que esperan poder ampliar la técnica como en el caso de cicatrices como en las que hay pérdida de pelo, heridas e incluso quemaduras o estrías, “todo lo que se pueda corregir con color”.

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