Tecnocracia, tecnología y democracia
Cada partido político utiliza un sistema o aplicación para diseñar sus estrategias y conocer la opinión de los ciudadanos, aunque ninguno de ellos aporta novedades tecnológicas destacables

De boca de bastantes comentaristas de foros políticos suena el término tecnocracia como sinónimo de un gobierno de gente preparada. Debido al aumento del interés por la política en la actualidad y, aunque sea un tema más semántico que tecnológico, se puede analizar qué es la tecnocracia y algunos ejemplos de la tecnología que rodea a los partidos políticos y procesos democráticos actuales.
¿Qué es la tecnocracia? Aunque incluso la Real Academia de la Lengua (RAE) reconoce el término tecnocracia como gobierno de personal preparado técnicamente, este no es el origen del vocablo tecnocracia y la esencia del término. En un inicio la tecnocracia fue ideada para aplicar el método científico en los problemas de la sociedad, un método que se basa en dos pilares fundamentales. El primero de ellos es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un determinado experimento, en cualquier lugar y por cualquier persona. El segundo pilar es la refutabilidad, o lo que es lo mismo, que toda proposición científica tiene que ser susceptible de ser falsa.
Un ejemplo. Imagine el lector que se demuestra mediante datos empíricos (números y porcentajes de experimentos realizados) que la mejor manera de rehabilitar a una persona que ha cometido un delito de robo es darle una pensión para que no tenga la necesidad de robar en vez de castigarlo con cárcel. Podría parecer un disparate, pero si el resultado medible demuestra que lo mejor para la sociedad es tomar dicha medida, la tecnocracia original la admite como la solución correcta.
Desde los orígenes hasta el sentido actual dicho término ha ido variando su significado paulatinamente. Actualmente se refiere a la necesidad de la preparación técnica de las personas que van a ejercer en el campo de la política. Anteriormente se refería a la capacidad de poder dirigir pueblos por parte de gente que había demostrado su capacidad de dirección de empresas o equipos considerables. En sus inicios, la tecnocracia rechazaba cualquier dato no medible, no interesante para la solución de problemas de la sociedad, no le importaba tanto el dirigente como la manera de buscar la solución.
En los medios de comunicación escuchamos este término, en muchos casos usado indistintamente en cualquiera de sus acepciones. No es lo mismo pedir que un dirigente haya estado de mandamás en una empresa demostrando su valía en puestos que responsabilidad que pedirle que haya estudiado ciencias políticas o alguna carrera técnica para poder dirigir.
Ya que se sabe el significado y origen de dicho palabro, habría que centrarse ahora en la tecnología y ver algunas de las aplicaciones y tecnologías utilizadas por los partidos.
Appgree: es una plataforma que ofrece la posibilidad de realizar debates y votaciones a tiempo real con una particularidad, el recuento de votos es muy rápido. Por tanto, promete agilidad en los debates aunque tengan participaciones masivas. Con la descripción debemos imaginarnos que es Podemos el partido que la promueve y usa. Aun así, tienen su aplicación propia. Nada que destacar de ella.
Ciudadanos nos propone una app de realidad aumentada para saber dónde encontrar un punto de interés del partido. Aparte de esto permite "redactar una proposición y hacerla llegar de forma directa a Ciudadanos", así como consultar en tiempo real noticias del partido. Es una aplicación que tampoco aporta demasiado, pero con algo más de lógica en su funcionamiento. Vacía en su esencia.
El Partido Popular, que gobierna España en la actualidad, no ha dejado pasar la oportunidad y en mayo de este año también presentó su aplicación. Es meramente informativa, pero tiene un acabado bastante conseguido. Asimismo permite realizar encuestas, aunque claro, realizadas por gente que se haya descargado la aplicación no son representativas de la sociedad, sino del sector que se la baja. Nada del otro mundo, pero por lo menos algo más atractiva en diseño.
El PSOE, en cambio, ha optado por aplicaciones regionales de las que tampoco cabe destacar gran cosa. Bastante decepcionante.
En definitiva, escasas novedades en el tema aplicaciones entre los partidos políticos.
No quedan más líneas para entrar en diversos factores tecnológicos interesantes que usan nuestros dirigentes. Lo que está claro, después de haber descargado e instalado las aplicaciones de las diversas fuerzas políticas, es que no sé si serán tecnócratas, pero en la parte de preocupación por la tecnología dedicada a desarrollar una aplicación para móvil representativa de su partido se quedan todos muy cortos. Esperemos que no se queden tan escasos en lo demás.
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