Testigos de cambios climáticos
Las lagunas de Sierra Nevada representan ecosistemas muy sensibles que responden rápido a los cambios en el medio que les rodea, por lo que son lugares ideales para analizar fenómenos
Los fenómenos de origen glaciar y periglaciar que han modelado el paisaje de las altas cumbres de Sierra Nevada, dada nuestra latitud, fueron de baja intensidad, lo que ha hecho que las huellas de este origen como los circos glaciares o las lagunas hayan quedado a cotas muy elevadas, por encima de los 2.600 metros de altitud. Desde esta altura han disfrutado de una posición prominente que las ha convertido en atalayas privilegiadas para analizar diversos fenómenos como la incidencia de la radiación ultravioleta, la deposición de aerosoles atmosféricos o, en general, los cambios en el clima.
Sierra Nevada tiene un conjunto de 74 lagunas y lagunillos de diferente tamaño y profundidad, de origen glaciar que, aparte de ser enclaves de extraordinaria belleza paisajística, funcionan como testigos del cambio climático, tanto del ocurrido de manera natural desde hace unos 10.000 años en la última Edad del Hielo, como del que se está produciendo en las últimas décadas por el incremento de la emisión de gases invernadero de origen antropogénico.
De igual manera las lagunas son un registro fiel de las variaciones en la radiación ultravioleta debidas al debilitamiento de la capa de ozono o del incremento de las deposiciones de polvo atmosférico remoto inducidas por los cambios de uso del suelo y los procesos de desertización y transporte de polvo desde el Sahara.
Una de las principales líneas de trabajo del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada es la recopilación de todo el conocimiento aportado por la Paleolinología y Paleolimnología en torno a las lagunas glaciales y borreguiles de Sierra Nevada. Diferentes estudios muestran que en Sierra Nevada se ha producido una aridificación y deforestación progresiva a lo largo de los últimos 7.000 años.
Los tres últimos milenios se caracterizan por el incremento de la actividad humana en la Sierra que se traduce en una mayor frecuencia de incendios, pastoreo e incremento de la actividad agrícola, (especialmente resaltan los registros del olivo), así como, más tardíamente, repoblaciones con diferentes especies de pinos.
Palinología: Rama de la botánica que estudia polen, esporas y cualquier palinomorfo actual o fósil a través de los diferentes estratos de sedimentos que permite identificar la evolución de la vegetación existente en las inmediaciones de los lagos a lo largo del tiempo.
Limnología: Disciplina que se encarga del estudio de las características físicas, químicas, meteorológicas y especialmente biológicas y ecológicas de los lagos (del griego limne:lago) y por extensión de todas las aguas continentales.
Las lagunas de origen glaciar de Sierra Nevada son sensores óptimos del cambio global, pues se han revelado como detectores tempranos de las repercusiones de diversos estresores ambientales como son anomalías climáticas, incremento de la radiación ultravioleta o variaciones en la deposición de polvo atmosférico (en el caso de Sierra Nevada tiene especial relevancia la deposición seca, sin lluvia), todos ellos en los últimos años se han disparado.
Más de 40 años de estudio de las lagunas de alta montaña de Sierra Nevada evidencian que estos ecosistemas son extremadamente sensibles a estos cambios y nos permiten establecer vínculos entre el cambio global y la pérdida de diversidad (taxonómica y funcional) de las lagunas de Sierra Nevada.
Uno de los ejemplos más palpables de estos cambios lo encontramos en la progresiva fertilización de estos lagos provocada por un mayor aporte de nutrientes que viajan en las nubes de polvo, proveniente del norte de África, que transportan aerosoles capaces de alterar los ciclos biogeoquímicos de los ecosistemas.
El incremento de la entrada de nutrientes favorecido por el transporte atmosférico de los aerosoles saharianos, provoca el desarrollo de una comunidad de algas con una menor diversidad ya que se ven favorecidas una o varias especies en exclusiva de autótrofos resistentes estrictos a radiaciones ultravioleta.
Esta alteración puede llevar incluso a la desaparición de un grupo funcional característico de estas lagunas de alta montaña, el colapso de la red microbiana e incluso un impacto negativo en el desarrollo de otros eslabones de la cadena trófica como el zooplancton herbívoro.
Otra de las aportaciones de los científicos deriva del trabajo que desde los años 70 se está llevando a cabo por investigadores de la UGR con el seguimiento de las dinámicas poblacionales del plancton pelágico en la Laguna de la Caldera. Sus análisis indican que el fitoplancton ha aumentado paralelamente al incremento en la intensidad y frecuencia de las partículas remotas que vienen del norte de África con un efecto fertilizador, sobre todo en fósforo, que estimula el crecimiento de las algas, que a su vez favorece el incremento de clorofila de los lagos de alta montaña tanto en Sierra Nevada como en los Alpes y también en el mar Mediterráneo.
Tanto la observación de los procesos naturales como diversos experimentos llevados a cabo al respecto muestran que las intrusiones saharianas no refuerzan el control de abajo-arriba (botton-up), es decir, el crecimiento de las algas no favorece el desarrollo de los herbívoros, lo que podrá conducir a una fertilización de las aguas indeseada con proliferación de algas y ruptura del equilibrio y empeoramiento del estado final de estos frágiles y delicados sistemas acuáticos.
Esta laguna cerrada es una de las más emblemáticas de Sierra Nevada. Está situada en la vertiente sur, en el valle del Poqueira a 3.030 metros de altitud. Junto a Laguna Larga es de las más grandes y de mayor capacidad de todo el conjunto. Desde el Mulhacén se aprecia la forma que le ha dado nombre y que antiguamente confundieron con el cráter de un volcán. Por sus características y su privilegiada situación es una de las parcelas de investigación más estudiadas en diferentes disciplinas científicas.
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