Un estudio de la Universidad de Granada pone de manifiesto el conflicto entre la vuelta a clases y la conciliación laboral
Estudio de la UGR
Con el análisis de encuestas a padres y madres, los investigadores apuntan dificultades en el regreso escolar y algunas propuestas para aliviar la situación
Esta semana, millones de escolares volverán a las aulas después de que se iniciara la pandemia de coronavirus, y la preocupación de las familias aumenta ante la incertidumbre por la nueva normalidad educativa. Queriendo adelantarse a ese escenario, Ana María Pino Rodríguez y Manuel José López Ruiz, docentes e investigadores de la Universidad de Granada en el campus de Ceuta, han realizado un estudio donde reúnen propuestas realizadas por padres y madres, que ha concluido destacando la importancia de llevar a cabo una estrecha colaboración entre instituciones y partes.
Estos docentes, integrantes del Grupo de Investigación HUM-840 CAAS (Conocimiento Abierto para la Acción Social), explican que su análisis tiene carácter exploratorio y está abierto a indagaciones posteriores, y han aspirado a reunir propuestas que se puedan aplicar para garantizar el Derecho a la Educación y las medidas higiénico-sanitarias necesarias para prevenir el contagio por Covid-19. Si bien el foco de las encuestas estuvo en Ceuta, la mayor parte de las preocupaciones y sugerencias de las 1162 personas encuestadas son extrapolables a todo el territorio nacional.
Ana María Pino Rodríguez comenta que “la consideración de la conciliación personal, familiar y profesional en tiempos de crisis actuales parece ocupar un lugar secundario respecto a la contención del contagio o los problemas económicos, pero es un punto que no debería descuidarse en absoluto”.
“Conciliar los horarios laborales y los escolares puede ser también un aspecto prioritario a tener en cuenta por parte de representantes empresariales y tejido económico, en general, organizaciones sindicales, asociaciones de padres y madres, instituciones públicas e incluso expertos sanitarios. De hecho, constituye un mecanismo fundamental en el delicado engranaje que sostiene las pautas horarias y la vida de familia de gran parte de la población”, apunta la investigadora de la UGR.
Por mencionar un ejemplo, en la encuesta se preguntó a los padres y madres sí tendrían problemas para llevar o recoger a sus hijas e hijos del colegio y del instituto si se dieran jornadas de 3 horas en Infantil y Primaria (de 8.30 a 11.30 o de 12.00 a 15.00) o si se dieran jornadas alternas en Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. La respuesta fue afirmativa en un 81,41 % de los casos cuando los menores cursan estudios entre Infantil y Sexto de Primaria, y fue afirmativa en un 43,71 % en la Etapa de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. Las cifras llevan a pensar que el grado de autonomía ligado a la edad se relaciona de modo directamente proporcional con las dificultades de los progenitores para llevar o recoger a sus hijas e hijos.
Temores y propuestas
Las preguntas de carácter abierto han permitido que los encuestados dieran a conocer sus fórmulas para volver a clase y algunas preocupaciones que les llevan a afrontar los próximos meses con cierto desasosiego. Manuel José López Ruiz detalla que “entre estas inquietudes encontramos la dificultad para conciliar horarios laborales y escolares, pero también aspectos como un posible nuevo confinamiento o la imposibilidad de que las programaciones se desarrollen con relativa normalidad”.
Respecto a las propuestas, han sido clasificadas y organizadas en función de las siguientes categorías:
- Planteamiento de diversos escenarios y modelos educativos
- Mantenimiento de medidas higiénico-sanitarias en centros educativos
- Organización horaria
- Currículo, docencia en línea y recursos tecnológicos
- Recursos humanos
- Recursos espaciales
- Medidas de conciliación
Algunas propuestas que se ha repetido mucho son colocar a los hermanos en el mismo turno, el desdoble de grupos y la contratación de más docentes. A eso se suma desde el uso de espacios alternativos, la combinación de educación presencial y virtual o el acompañamiento emocional a menores y mayores, hasta escalonar las entradas y salidas a los centros educativos y a los patios de recreo, aplicar las medidas higiénico-sanitarias, realizar pruebas médicas a personal docente, no docente y alumnado o la cooperación entre instituciones, entre otras ideas.
Pino Rodríguez y López Ruiz consideran que, partiendo de las medidas recogidas en este plan y su análisis, “las ideas aportadas por la muestra encuestada en esta investigación pueden servir para perfilar, en cada centro educativo, aquellas soluciones que mejor respondan a las circunstancias concretas de cada comunidad educativa”.
“Tenemos el convencimiento de que la concreción de estos planes requiere de la colaboración interinstitucional y de las competencias propias de expertos sanitarios, de gestores educativos y de los cuerpos docentes. A través de sus claustros, equipos directivos, de orientación y de inspección educativa han de hacer pedagogía (nunca mejor dicho) y aplicar toda la didáctica que puedan a sus discursos para que la ciudadanía conozca, aplique y entienda el alcance de las medidas que se adopten en sus respectivos centros educativos y el porqué de su necesidad y no de otros procedimientos”, concluyen los investigadores.
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