Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
Las Tres Gracias del presupuesto andaluz y Séneca
Ya no hay justificación para encontrar documentos en la Universidad de Granada que contengan oraciones como ésta: "El que se haya matriculado, deberá pagar unas tasas". Pues tanto el personal administrativo y de servicios, como el profesorado ha recibido ya instrucciones del Rectorado para saber que deberá decir: "quien se haya matriculado...", o "la persona que se haya matriculado...".
Es una de las muchas recomendaciones que contiene la Guía de lenguaje no sexista que ha elaborado la Unidad de Igualdad de la UGR, la primera en la historia de esta institución, y que ha sido repartida entre todos los miembros de la comunidad universitaria.
El lenguaje tiene que evolucionar de acuerdo con la sociedad, advierte este documento. Y por evolución entiende desterrar al sexismo de los comentarios y documentos que se generen en el ámbito universitario. Muchas instituciones superiores españolas se sumaron hace tiempo a la misma medida, cuyo objetivo es facilitar a los universitarios un instrumento útil y de sencillo manejo que sirva para aclarar las dudas planteadas en la uso de un lenguaje igualitario.
Según la directora de la Unidad de Igualdad de la UGR, Aurora López, esta guía ha sido elaborada a partir de una bibliografía básica (A. Arias, M. C. Ayala, M. A. Calero, entre otros) que está al alcance de cualquiera. "Son recomendaciones que hemos recopilado para que nuestra comunidad no cometa errores sexistas en el lenguaje -explica-, no sólo en los documentos administrativos, sino también el que circula en cualquier actividad que se realice en el seno de la Universidad".
La razón es simple: "somos un espejo en el que se mira la sociedad, formamos a quienes habrán de formar y tenemos que ser conscientes de que nuestro lenguaje habrá de ser vehículo de concienciación social que impulsará un mayor entendimiento entre mujeres y hombres, sabiendo que, además, una de sus funciones es la construcción de identidad".
La guía incluye un vocabulario no sexista que defiende el uso del femenino en igualdad de condiciones que el masculino: "bedel" y "bedela" de la misma manera que se utiliza "alumno" y "alumna"; o "gerente" y "gerenta" al mismo nivel que "catedrática" y "catedrático". Las normas gramaticales tienden a nombrar en masculino, de ahí la necesidad de fomentar políticas lingüísticas donde no tenga cabida el sexismo, un refuerzo para consolidad la igualdad.
Un lenguaje sexista es el que utiliza palabras o estructuras para discriminar a mujeres u hombres, tal y como define el documento, pero "es más frecuente la discriminación lingüística que sufren las mujeres por ser el lenguaje también un instrumento de poder que perpetúa la jerarquía en función del sexo", aclara.
La comunidad universitaria granadina, compuesta por más de 80.000 personas, con vicerrectoras y vicerrectores en su equipo de Gobierno y a la espera de que llegue (por primera vez) una rectora que asuma el máximo puesto de la institución, ya tiene en su haber una orientación lingüística en el camino a la igualdad.
También te puede interesar
Lo último
No hay comentarios