Vacunación contra el coronavirus en Granada: "La ciencia dice que esto es lo que hay"

Covid-19

Segunda gran prueba de fuego en el vacunódromo de Armilla desde que abrió sus puertas como centro de inmunización masiva

Sorpresa ante la rápida llamada a los mayores de 60 años, confianza en AstraZeneca, y enfermeras resolviendo dudas durante todo el proceso

Además de las personas entre 62 y 65 años, en Fermasa también se vacunaron efectivos de Protección Civil / Antonio L. Juárez

Granada/Era un día importante para comprobar la capacidad del plan de vacunación masiva en Granada y su área de gestión sanitaria Metropolitana. Y se notaba. Las puertas se abrieron con un poco de retardo porque el equipo de enfermeras era nuevo, nada menos que 18, a los cuales explicaron los procedimientos una vez más aunque ya in situ sobre las seis líneas de vacunación del principal pabellón de Fermasa. En cada una de ellas, un ‘veterano’ de semanas anteriores iba corrigiendo y en un tercer plano Rafael Maroto, coordinador de vacunación del distrito, supervisaba el proceso.

Si una palabra decían todos los sexagenarios vacunados ayer era "sorpresa". A todos les cogió de improviso el aviso que les empezó a llegar la semana pasada porque "habíamos visto en la televisión que estaban llamando a gente mayor", dijo Carlos Fernández, de 61 años, en la cola de salida de Fermasa en su todo terreno. "No tengo miedo a las vacunas. Tenía ganas de que me la pusieran. La ciencia dice que esto es lo que hay.", añadió este notario, que como muchos otros, condicionó su jornada laboral ante la llamada de los anticuerpos. En su caso se cogió el día libre.

Otros no pudieron. Los taxistas venían en sus coches con el cartel de "ocupado" mejor puesto que nunca. También furgonetas de panaderías, ferreterías o pintores. A esto se dedica Francisco Jiménez, de 62 años, que no se esperaba que le "llamaran tan pronto", por lo que tuvo que organizarse para venir a la hora citada, poco después de las diez de la mañana.

Tener una empresa familiar también ayuda, por eso Nieves Capilla, de 62 primaveras, no tuvo problema en avisar a sus hermanos de que tenía que ir a vacunarse. "Un pinchacillo y a ver cómo reacciona", comentaba Nieves, que cuando la avisaron de que le tocaba la vacuna le dio "mucha alegría". "A ver si poco a poco vemos la luz porque no lo estamos pasando bien", expresó.

Los equipos de vacunación informaban a los ciudadanos de si conocían el preparado que les iban a inyectar. Información para tranquilizar. "Claro que es buena", se escuchaba de vez en cuando contestar a los más incrédulos. Otro escalón hacia la normalidad.

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