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Granada/Uno de los 'problemas' a la hora de negociar con el Estado el soterramiento de las vías del tren en Granada es que el nuevo ministro de Transportes, ya está curtido esta batalla. Más que nada porque en su etapa al frente del Ayuntamiento de Valladolid como alcalde firmó el convenio que descartaba el entierro de las vías en su ciudad para cambiar el proyecto por una integración de estas en el entramado urbano. De hecho, casi como sucede en Granada, el tema ha vuelto a la palestra y es foco de enfrentamiento político ya que el nuevo regidor de la capital castellano-leonesa, Jesús Julio Carnero, del PP, ha vuelto a exigir que se acometa la obra.
Una obra que no es nada sencilla, pero que bien podría justificar su necesidad concreta en Valladolid. Y que dista mucho de la de Granada. La ciudad sí está completamente dividida por la vía del tren. La atraviesa de sur a norte durante 11,2 kilómetros, con la estación de Campo Grande, muy próxima al centro histórico de Valladolid y que se tendría que hundir hasta quince metros bajo tierra (aparte de construir una nueva provisional mientras se ejecuta el soterramiento).
La de Granada es bastante inferior: un soterramiento de poco menos de tres kilómetros y la mayoría en terrenos que aún no están desarrollados urbanísticamente al completo. En Valladolid son muchos kilómetros pegados a casas y no solo con una vía, sino con tres o más en muchos puntos. Y aun así, el actual ministro de Transportes cuando era primer edil de Pucela, desechó la obra tanto por su precio como por su complejidad técnica, a pesar de que esta sí supone coser prácticamente una ciudad al completo.
Valladolid, sin embargo, sí tiene en marcha un proyecto de integración de 112 millones de euros que, según reza en la web de la sociedad Valladolid Alta Velocidad, "incluye las actuaciones necesarias y que, manteniendo tanto la estación como la infraestructura ferroviaria en superficie, propicia la más satisfactoria permeabilidad de la traza ferroviaria en la ciudad de Valladolid y contribuye a su mejor vertebración". En concreto, casi un centenar de pasos inferiores, elevados y túneles tanto para tráfico rodado como de peatones, algunos ya ejecutados y otros en ejecución que ahora están amenazados de paralización. El Ayuntamiento vallisoletano pretende frenar su aportación anual a esa integración para que se aborde directamente el soterramiento. El enfrentamiento político.
En este caso se da una solución similar a la que plantea el documento que Adif remitió al Ayuntamiento de Granada la pasada primavera, con el tren en superficie y mejorando la permeabilidad de los barrios con pasos inferiores, dos en concreto que figuraban en el documento de Adif, uno elevado próximo a la zona del antiguo gimnasio We, aparte de un 'soterramiento light' en La Rosaleda con un falso túnel a partir de pantallas de hormigón. Mucho más modesto que el de la ciudad en la que gobernaba hasta hace solo unos meses el nuevo ministro de Transportes.
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