Un abrazo artístico entre barrotes
David Zaafra deja su huella en la prisión de Albolote con un mural que comprende y consuela a los visitantes de los reclusos
En una prisión, un lugar marcado por los límites, las palabras 'esperanza' y 'libertad' se pronuncian de una forma especial. Sus fríos muros parecen gritarlas en silencio para que luego las silben los barrotes. En la de Granada, hay una pared que lo hace desde el pasado mes de junio, una pared que habla a través de símbolos y poesía. Está en la sala de espera donde el visitante aguarda antes de derrochar sus emociones al reencontrarse con su familiar o amigo preso, justo tras atravesar la primera reja.
Se trata de un mural del afamado pintor David Zaafra (Granada, 1948), que ha elegido precisamente esas dos palabras, Esperanza y Libertad, para titularlo. La obra, de grandes dimensiones, abraza a quien la contempla y consigue con creces el efecto buscado: "dar consuelo al visitante".
La idea de hacer este mural, que el artista ha realizado con la colaboración del grupo de pintura de Huerta Cercada de Huétor Vega, donde tiene su taller, surgió hace seis años más o menos, cuando el primer borrador fue entregado por un Zaafra ilusionado a los responsables de la escuela del Centro Penitenciario de Albolote. Lo hizo tras acudir al recinto y observar a varios familiares nerviosos, tensos, intranquilos, que esperaban frente a aquella pared vacía. "Vi un muro precioso en forma de útero e imaginé un mural donde hubiera un mensaje al que va a entrar para visitar a su familiar".
El proyecto, pese a que gustó mucho, se quedó dormido hasta este verano, en el que el maestro, tras obtener todos los permisos pertinentes y actualizar el boceto original, cogió los utensilios con los que da forma a sus ideas artísticas y entró a diario a prisión.
Tan sólo quince días le hicieron falta para culminar la obra de arte que hoy convierte en esperanza la espera de los visitantes: un mural realizado a golpe de símbolos, con acrílicos, rodillos y espátulas.
En uno de los extremos, Zaafra sitúa el dolor, tanto del que sufre dentro como del que le aguarda impaciente e impotente fuera. Ese dolor está representado con el quejido flamenco del gran Camarón y su semblante desgarrado. En el otro, coloca la libertad que, desprendida de las manos de una bailaora, escapa en forma de unas palomas que logran salir de la obra. "Incluyo la danza, el flamenco, porque representa la posibilidad de liberar el espíritu aunque uno físicamente esté prisionero", explica.
En el interior del mural, en la parte central, el artista lleva a la familia de los presos "que comparten su dolor". La introduce a través de una maternidad, de la estampa de una madre con su hijo en el regazo. Por último, plasma la desesperación en unos rígidos barrotes que agarrados fuertemente por unas manos acaban rompiéndose.
El pintor se mete dentro de su creación: "Me he situado yo como familiar de alguien a quien voy a ver y quiero, y comparto su dolor". Por eso ha convertido el muro "en una acogida al dolor, donde el visitante se encuentra y recibe un mensaje de esperanza: que un día su familiar va a conseguir la libertad".
Zaafra brinda además al espectador un mensaje escrito: unos versos de José Hernández, de El gaucho Martín Fierro, que roban la mirada apenas unos segundos e invitan a la reflexión: La ley es tela de araña/en mi ignorancia lo explico:/ no la tema el hombre rico/nunca la tema el que mande,/pues la rompe el bicho grande/ y sólo enreda a los chicos.
El maestro, que ha donado su trabajo al Ministerio del Interior, a la Secretaría de Instituciones Penitenciarias, explica que ha querido empatizar con quienes esperan en el exterior. Ellos, como recuerda, "cumplen también una pena", la que recae en el sentimiento, la del sufrimiento de perder durante días, meses o años el contacto con unos seres queridos que tropezaron con la ley y ahora tratan de levantarse entre barrotes.
El mural fue presentado oficialmente ayer, en un acto al que no quiso faltar la bailaora Mariquilla, que en su día también inspiró al artista. Asimismo, acudieron para arropar al maestro la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Huétor Vega, Elisa González, y su alcalde, Mariano Molina, que tildó de "magnífica" la obra y anunció su intención de ofrecer alguno de los espacios del municipio al artista para que deje su huella. González, por su parte, tildó el mural de "maravilloso y muy expresivo" y resaltó que para Huétor Vega es "una satisfacción grandísima" que tenga allí su taller David, "que es un verdadero artista". Lo es.
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