El acueducto de Granada que construyó el favorito del rey cazador y ahora recupera el íntimo de Carlos III de Inglaterra
Patrimonio
La conducción de agua, que data del siglo XIX, y se extiende a lo largo de 373 metros en Íllora será objeto de rehabilitación a propuesta de Charles Wellesley, IX duque de Wellington
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Cerca de Obéilar, en Íllora, la finca Dehesa Baja de los duques de Wellington cuenta con un elemento patrimonial singular que, ahora y a propuesta de Charles Wellesley, el actual titular del ducado, será rehabilitado. Se trata del acueducto del Molino del Rey, una construcción del siglo XIX que permite llevar agua a lo largo de sus 373 metros de largo desde donde mana, junto a un pequeño lago artificial, hasta el Molino del Rey.
La historia de esta edificación se recoge en la memoria elaborada por el arquitecto Joaquín Valverde Bocanegra, que especifica en qué consistirán los trabajos de consolidación de esta construcción, que cuenta con 53 arcos. Dos de ellos están sobre las calzadas de la carretera, y, tal y como recoge el arquitecto, "se aprecian evidentes faltas de ladrillo provocadas por impactos de camiones".
Sin embargo, pese al tiempo y a esta circunstancia, el acueducto goza de buena salud general. Sí se ha determinado en el estudio realizado que faltan ladrillos, tejas y piedras en algunos tramos de muro y pilastras. También se han detectado ladrillos o piedras suelta, falta de mortero en juntas, suciedad o reparaciones defectuosas. En algunos puntos la canalización de cerámica -por donde discurría el agua- está perdida o rota. También se ha observado el crecimiento de la vegetación. Con este diagnóstico, se plantea una intervención que no alterará las condiciones actuales del acueducto. No se tocará ni la estructura ni la cubierta de la torreta. Únicamente se repondrán, consolidarán y rehabilitarán los elementos que estén degradados, desaparecidos o que no estén en condiciones.
En el proceso de rehabilitación no se dañarán los elementos tratados ni los originales, especifica la memoria presentada ante Cultura y que ha recibido la aprobación de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico a finales de enero.
El acueducto que ahora se remoza fue edificado a principios del siglo XIX por Manuel Godoy, noble muy influyente en el reinado de Carlos IV, monarca conocido como el Cazador y por su amor por el arte -nombró a Goya pintor de cámara-, quien franqueó a su valido el camino hacia una carrera política meteórica y grandes riquezas.
Este político y noble plantó olivos en la finca granadina en 1806. La explotación agrícola requirió de la construcción de elementos necesarios para su explotación. Uno de ellos fue el Molino del Rey. Y para que el Molino pudiera moler se requería el impulso del agua. No había motores ni nada similar. Por eso se levantó el acueducto. Según recogen los datos históricos que se incluyen en la memoria presentada ante Cultura, el molino de aceite y el acueducto se construyeron a la par. Con el "impulso de la columna de agua que pasa por el acueducto pudiera molerse con un solo rulo más de 250 fanegas de aceituna cada 24 horas".
Poco después de su construcción, en el año 1813, el rey Fernando VII -hijo de Carlo IV- otorgó la finca al duque de Wellington en agradecimiento por la ayuda que el noble inglés prestó a la Corona en la Guerra de la Independencia contra los franceses.
La finca, en las inmediaciones de Obéilar, pasó así a ser escenario singular para la aristocracia británica durante décadas. Cabe recordar que el actual Carlos III de Inglaterra y la reina Camilla pasaron jornadas de descanso a finales del siglo XX -lo que da idea de los estrechos lazos entre el entonces heredero al trono inglés y la familia ducal- y también regresaron ya como matrimonio, en 2011, para asistir a la boda de Lady Charlotte Wellesley y el colombiano Alejandro Santo Domingo. La novia eligió para el enlace la Iglesia de la Encarnación de Íllora -obra de Diego de Siloé, que también proyectó la Catedral de Granada- y para el convite la finca Dehesa Baja, propiedad de su padre, Lord Charles Wellesley, IX duque de Wellington. La boda revolucionó al municipio y obligó a un importante despliegue de seguridad dadas las características de los invitados, con notable presencia de aristócratas europeos e incluso del rey Juan Carlos I.
Tras el momento crónica rosa, del acueducto se destaca que la zona visible "se corresponde a una edificación de gran importancia, tanto por su estructura arquitectónica como por su contribución en el desarrollo económico de la zona", explica el informe sobre la actuación. La construcción sigue el modelo de la épica, en el inicio de la industrialización. La cimentación es de mortero de cal y piedra, sobre la que se levantan las piastras de ladrillo y mampostería. Los arcos son de medio punto y, sobre ellos, el agua se canaliza mediante tubos cerámicos que se acoplan unos con otros. "En la actualidad solo queda un corto tramo cerrado de tubos, en el arranque del acueducto", se apostilla en el documento.
La parcela tiene una ligera inclinación, que sigue el desnivel del río. La construcción pasa por la carretera y un carril de servicio junto el molino. Sus 373 metros de recorrido finalizan en un pozo sobre vertical del sistema hidráulico de movimiento de la maquinaria del molino, que permite que se ponga en funcionamiento.
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