Más de 201.000 alumnos y familias de Granada, pendientes de la posible suspensión definitiva de las clases

La decisión conocida ayer de las universidades públicas andaluzas y la Consejería de Economía, Conocimiento, Empresa y Universidad de no retomar este curso las clases presenciales y el anuncio hoy mismo de posponer las oposiciones de Secundaria a 2021 son dos decisiones que abren la puerta a que se adopte una medida en el mismo sentido para las enseñanzas no universitarias. En el caso de Granada, son más de 201.000 los matriculados en las distintas etapas tanto en centros públicos como concertados. La situación también afecta a sus familias, el profesorado (unos 13.000 entre la red pública y la concertada) y personal de administración y servicios (otros 1.300 trabajadores, aproximadamente). En la provincia hay 481 centros educativos.

¿Se plantea la Consejería de Educación y Deporte mantener la docencia virtual hasta que finalice el curso? "Ahora mismo no se contempla" fue la respuesta dada ayer desde la Administración. El consejero, Javier Imbroda, no se manifestó al respecto en la nota de prensa enviada tras su comparecencia de ayer y, sobre el calendario escolar, se limitó a decir que "el curso terminará el 30 de junio y las actividades lectivas finalizarán en el día de junio que cada provincia tenía fijado en su calendario". Sí anunció que se modificaría el calendario para los estudiantes de segundo de Bachillerato (que terminan a finales de mayo) para adaptarse al aplazamiento de Selectividad. La prueba de acceso a la Universidad se hará del 7 al 9 de julio.

Los centros ya tienen sobre la mesa la circular, con fecha de ayer, en la que se aborda cómo debe ser el proceso "enseñanza-aprendizaje" y la evaluación. Recalca la necesidad de "apoyo emocional" del alumnado ante la crisis del coronavirus y se destaca el "importante papel" de las familias. También se alega la necesidad del "mantenimiento de la motivación" y del "esfuerzo" para conseguir avanzar en el proceso de aprendizaje.

Una vez determinadas esas necesidades, se indica que los centros "establecerán los mecanismos oportunos para proceder a la continuidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje". Ese establecimiento para "continuar" con las clases en casa apunta a que la Administración asume que la situación de suspensión de la docencia presencial se va a prolongar.

Sobre cómo desarrollar las clases, se apostilla que "es preciso puntualizar que se debe favorecer el aprendizaje autónomo", pista sobre el papel protagonista que se le quiere dar al alumno. Esta idea se refuerza en el punto en el que se hace mención a la evaluación: Se incluye "la autoevaluación

como estrategia fundamental para reflexionar individualmente sobre el proceso de enseñanza y

aprendizaje realizado". Que el niño sea capaz de valorar si ha asimilado los conceptos o no.

Otra clave que apunta a que la situación de suspensión de las clases va para largo es que se insta al profesorado a "priorizar los objetivos y los contenidos" . Así se recoge en el punto destinado a atención a la diversidad. También se abre la posibilidad de "modificar la secuenciación y temporalización" (cómo se va a impartir el temario) para afianzar el aprendizaje.

Se recuerda que el curso consta de tres evaluaciones y que la segunda "es recomendable" que se califique por cuanto que la mayor parte del trimestre ha sido presencial. Sobre cómo atajar la brecha digital en el alumnado que no disponga de medios o conexión, se insta a mantener la comunicación mediante Pasen. Si esta vía no da resultado, se mantendrá la comunicación "a través de contacto telefónico o correo postal".