Desconfinamiento progresivo: Un verano con turismo nacional y sin visitantes extranjeros
turismo y coronavirus
Los expertos afirman que a corto y medio plazo los viajes de larga distancia se reducirán después de la crisis sanitaria
El turista será prudente y optará por destinos de proximidad con vehículo privado
Granada/Turnarnos para ir a la playa, viajar en medios de transporte al 30% de su capacidad y cerrar fronteras de entrada y salida son algunas de las medidas que sopesa el Gobierno español para este verano. "Si el consumidor turístico tiene que moverse en medio de estrictas medidas de control, será prudente", advierte el profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Joan Miguel Gomis. De hecho, añade que "si el escenario que se plantea es este, significa que estamos muy lejos de una situación de normalidad y que, por lo tanto, en este contexto, la reactivación de la demanda no tendrá el efecto rebote acelerado del que se habla".
El profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Pablo Díaz, cree en una mejora a finales de verano, momento en el que se abrirán las fronteras de algunos países europeos. "Todo dependerá de la evolución de la pandemia y de la posible política común europea: las políticas descoordinadas llevarán a un retraso en la apertura de fronteras por la desconfianza mutua y las medidas desiguales tomadas en cada país», señala Díaz. Eso sí, se espera que las fronteras continentales sean el último paso, una vez la situación de las europeas esté normalizada.
El turismo y la economía caen
Los datos de 2020 son fatídicos a comparación del pasado 2019, cuando el sector turístico aportó el 15% del PIB nacional español. "El grado de reactivación turística dependerá de la flexibilización progresiva de las normas de control sanitario, que probablemente se irán implementando por áreas geográficas nacionales e internacionales", afirma Gomis, director del programa de Turismo de la UOC.
En 2019, España consiguió por séptimo año consecutivo su récord histórico en llegadas de turistas internacionales, alcanzando los 83,7 millones de visitantes. Está claro que si las fronteras están cerradas, una parte muy significativa de estos turistas no podrá volver y "habrá que ver si el turismo interior puede sustituir la demanda", considera Gomis.
Turismo de proximidad, más económico y con aires de los sesenta
Según cree Juan Miguel Gomis, "no es previsible un aumento de precios" aunque el turismo nacional sea la única posibilidad viable para las vacaciones del singular verano de este año. Así mismo, Pablo Díaz afirma que los precios en general no subirán, al contrario: "para empezar a atraer a la demanda, significativamente menor que la de años anteriores, tenderán a la baja".
Habrá una baja demanda debido a una crisis sanitaria que conlleva una crisis económica con millones de empleos perdidos. Según el Ministerio de Trabajo, son 888.597 los empleos destruidos en España desde el 12 de marzo como consecuencia de la crisis del coronavirus. A nivel mundial, las estimaciones del Consejo Mundial del Viaje y el Turismo (WTTC) hacen referencia a 50 millones de empleos en el sector turístico. "Estamos ante un entorno en el que muchos colectivos y personas están teniendo problemas económicos graves y en el que el nivel adquisitivo de las familias bajará; se trata, por tanto, de indicadores que no juegan a favor de un incremento de precios", afirma Gomis.
Algo que sí se prevé es el aumento del precio de algunos transportes, pues por ejemplo y en un principio, ya no se van a ver los precios de oferta anteriores a la crisis de "las compañías aéreas de bajo coste, porque sería insostenible des del punto de vista económico", señala Díaz. Según el experto, el turismo volverá a un escenario similar al de los años setenta, "cuando las familias se desplazaban en sus propios automóviles y mayormente a apartamentos veraniegos".
La confianza y los destinos cercanos del turista
En cualquier caso, el Covid-19 tendrá consecuencias en la confianza de los turistas. "La experiencia de esta situación sanitaria actual es tan traumática que puede provocar un cambio en el orden de prioridades en la vida de muchas personas. Y entre estos cambios de prioridades, es previsible que figuren también los hábitos en turismo, hecho que condicionará la oferta", explica Gomis. Según el experto, es previsible que a corto y medio plazo los viajes de larga distancia se reduzcan después de la COVID-19. Algo similar ocurrió tras los atentados del 11-S, cuando se redujeron drásticamente los viajes en avión y hubo una recuperación de los destinos de proximidad y en vehículo privado. "Los viajes de proximidad generan mayor confianza psicológica, más sensación de control y menos gasto entre los viajeros y, por tanto, pueden recuperarse antes", añade Gomis.
En cambio, Díaz es más optimista en cuanto a la previsión a medio plazo: "Hay muchos intereses y toda una industria dispuesta a ser reactivada; había —y probablemente se reafirmará— una demanda mundial creciente que será convenientemente impulsada por campañas promocionales masivas", afirma. Italia, China, Estados Unidos o España son los países más afectados por esta crisis, pero también son los estados más receptores de turistas del mundo. Así pues, en cuanto a la posibilidad de que la situación pueda afectar negativamente a la imagen y al futuro del turismo, Díaz afirma que "la pandemia está tan generalizada geográficamente que difícilmente van a quedar solo unos países como señalados", pero añade que otros destinos pueden verse favorecidos. "Si han tenido poca incidencia de la COVID-19 y tienen datos fiables, pueden ser percibidos como seguros por el turista internacional", señala.
El pasaporte vírico como opción para volar
Todavía hay muchas dudas sobre el futuro del sector aéreo posterior a la crisis: medidas de distanciamiento entre asientos, aeronaves operando con menos pasajeros, desinfección de cabinas después de cada vuelo, etc. El pasaporte vírico es una de las opciones que está a debate. Según Díaz, es un tema cuestionable porque promovería un pasaporte de movimiento incluso dentro de un mismo país y podría servir para establecer condiciones de confinamiento más duras para aquellos que no lo tengan. Por otro lado, añade que "sería un primer paso para permitir el turismo internacional, pero a la larga podría convertirse en una traba si su requerimiento se alarga mucho en el tiempo". Salvador Macip, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, duda de su efectividad ante los datos que hay actualmente: "Aún no entendemos bien cómo funciona esta inmunidad que, en teoría, provoca el virus. No sabemos en qué medida es efectiva (hay algunos casos de posibles reinfecciones que tienen que investigarse a fondo) ni cuánto duraría", afirma.
Si se transforma el mundo puede que el turismo también
De las consecuencias de la crisis podemos sacar lecciones y podemos cambiar la mentalidad hacia un debate que tenga más en cuenta la sostenibilidad, la ecología y el respeto a las sociedades locales y que piense menos en la masificación y en un sistema aéreo poco implicado en el medioambiente. "Ya se identificaba una tendencia hacia un turismo más responsable y puede que el escenario posterior a la pandemia acelere la regulación de las administraciones y la presión de la demanda en este sentido", afirma Gomis. "Las consecuencias de las decisiones que se tomen en el ámbito de la gestión pública en los próximos meses reconfigurarán la estructura de las condiciones de la oferta y de las expectativas de la demanda", concluye.
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