1948: El año en el que se consumieron 400.000 kilos de higos chumbos

Granada año a año

El Ayuntamiento de Granada le ofreció un homenaje por todo lo alto al político alpujarreño Natalio Rivas

Se derriba la plaza de toros del Triunfo, las intensas lluvias causan importantes inundaciones en la Vega y el Granada pide al Real Madrid 300.000 pesetas por el defensa Millán

La carencia de agua obligaba a los bomberos a actuar en las fuentes.
Andrés Cárdenas

06 de noviembre 2022 - 06:13

Granada/SI se quieren ustedes hacer una idea de cómo era Granada en la década de los cuarenta debo decirles antes que nada que era una ciudad muy pequeña. Apenas se circunscribía a lo que hoy conocemos como el casco histórico. Hay unos mapas de alta precisión que elaboraron los aliados durante la II Guerra Mundial que así lo demuestran. Los aliados estaban haciendo ese trabajo por la parte sur de nuestro país por si España entraba en guerra y decidía apoyar a los nazis. Algo que nunca llegó a suceder. Menos mal. En ese mapa se ve que la ciudad acababa en el Paseo del Salón. Más allá apenas había algún cortijo y la Quinta Alegre en lo que hoy es la avenida Cervantes. En el mapa ya aparece reflejada la recién estrenada Gran Vía y buena parte del embovedado de la acera del Darro, aunque el encubrimiento acababa justo donde hoy está la Fuente de las Batallas. Entre las curiosidades, también se puede apreciar cómo la estación de trenes de Andaluces ya existía y estaba completamente en las afueras. En el mapa se ve a la antigua Plaza de Toros que estaba junto a los jardines del Triunfo, donde acababa la ciudad por el norte. Y cómo el Campus de Cartuja de la Universidad de Granada apenas contaba con la residencia jesuita del Colegio Máximo de Cartuja.

Los barrios periféricos comenzaban ya su andadura. Entre las huertas pertenecientes a las familias más pudientes de Granada surgió el barrio que hoy se conoce como Bola de Oro, dependiente del distrito Genil. Fue en 1948 cuando se empezaron a hacer las primeras casas en el Barranco de la Zorra. Los terrenos, divididos en enormes cortijos propiedad de la familia Carballo primero, y de los Sierra después, comenzaron a ser vendidos a la gente que, por aquel entonces, habitaba en las cuevas ubicadas en dicho barranco. Durante la semana se buscaban la vida como podían y era los fines de semana cuando aprovechaban para levantar, poco a poco y dependiendo del dinero disponible, estas viviendas realizadas a base de piedra y barro. Hoy es una zona totalmente desarrollada y con profusión de servicios.

El 24 de enero de 1948 quedó constituido del Patronato de Santa Adela para construcción de viviendas baratas para los más humildes y necesitados, que eran muchos y de diversa índole. También concluye la reforma de la Plaza de la Trinidad con la plantación de árboles en torno a la fuente. Los mismos árboles en donde hoy duermen y cagan miles de estorninos. En agosto de ese año comenzaron los trabajos de demolición de la vieja plaza de toros del Triunfo. La techumbre de los palcos de sombra fue la primera en caer. Había sido protagonista de buena parte de la historia de la fiesta nacional en Granada con carteles que incluían nombres como los de Salvador Sánchez 'Frascuelo', Juan Belmonte, Rafael Torres Bejarano 'Guerrita', Luis Mazzantini, Ricardo Torres 'Bombita', 'Lagartijillo Chico', Manuel Jiménez 'Chicuelo', Rafael González 'Machaquito' o Rafael Gómez 'El Gallo'. Su derribo sembró el desánimo entre muchos aficionados granadinos, cuentan las crónicas de la época. En una intervención en su restauración después de que un ciclón la dejara maltrecha, se desmontó el piso de arriba. Al quedar más pequeña, la afición la llamó 'La Chata'.

Maribel Calvín, con siete años_

Ese mismo año hubo un temporal de lluvias que hizo desbordar por completo al río Genil. Por entonces llovía de verdad. La crecida del río es la mayor que se recuerda. A su paso por el puente de la Redonda su caudal era de quinientos metros cúbicos por segundo. La zona más afectada fue la de Huétor Tájar, donde los afluentes del Genil (hoy casi desaparecidos) engrosaron el caudal, que llegó en algunos momentos a 1.500 metros cúbicos por segundo. Santa Fe sufrió muchos daños y la vega granadina quedó prácticamente inundada. Las pérdidas fueron cuantiosas porque se perdieron las cosechas. El recién nombrado gobernador, Servando Fernández-Victorio y Camps, hizo frente a esas inundaciones que asolaron la provincia y solicitó un crédito de diez millones de pesetas del Servicio Nacional del Crédito Agrícola para atender a los labradores y campesinos afectados.

Portada del Marca con la noticia del traspaso de Millán

Mientras tanto la vida seguía. En Granada se empezaban a ver los destellos de la salida del túnel del hambre y la penuria. Los granadinos seguían buscando oro en el Darro y aunque las cantidades que se sacaban eran exiguas, cualquier buscador podía conseguir 25 pesetas en un buen día. Una niña de siete años llamada Maribel Calvín da su primer concierto de piano y gana un certamen de jóvenes artistas (los concursos de esas características en la televisión de hoy no es una idea nueva), el pintor José Guerrero pinta el cuadro de Dos hilanderas, Azorín publica De Granada a Castelar (se refería a Fray Luis de Granada), en el Ayuntamiento de Baza le concede a Franco la medalla de oro de la ciudad y le nombra hijo adoptivo, sale en procesión por primera vez en la capital la Virgen de la Amargura y se abren la Mercería Sáez y el cine Gran Vía de verano. También se inaugura la Facultad de Filosofía y Letras en la calle Puentezuelas. El fundador del bar Aliatar, Salvador Peña Palacios, se da cuenta de lo importante que era el yantar y ese año decide ofrecer a sus clientes comida rápida: los populares bocadillos que aún perduran. ¡Ah! Y el periódico Marca sacaba en primera página la noticia de que el Granada le pedía al Real Madrid 300.000 pesetas por el traspaso del defensa Millán. Los aficionados granadinos no quieren que se vaya Millán. Es su ídolo. El hombre que le había marcado un gol al Levante desde mitad del campo y el mejor defensa de España, a decir de los entendidos. También ese año el Granada ficha al portero gallego Cándido Gómez, más conocido por 'Candi', que luego tanto juego (y va con segundas) le daría al club.

Homenaje a Natalio

En mayo de 1948 recibió en el Ayuntamiento de Granada un vistoso homenaje el albuñolense Natalio Rivas. Fue el ministro de Educación José Ibáñez Martín quién le impuso la medalla de oro de la ciudad a tan poderoso personaje que fue ministro de Instrucción Pública, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, subsecretario de la Presidencia y académico de la Historia. Eso solo eran los cargos importantes. En Granada había sido presidente de la Diputación. El homenajeado aprovechó el viaje para acercarse a Albuñol, su pueblo natal, a poner la primera piedra del grupo escolar que lleva su nombre.

A Natalio Rivas se le puso la medalla de oro de la ciudad.

Hay voces que afirman que Natalio Rivas fue un auténtico cacique que utilizó su poder para mover los hilos de la política y prestar favores con marchamo de devolución. No era extraño en aquella época de la llamada Restauración que los políticos y poderosos se movieran por tales fangos. Si don Natalio recibía un jamón alpujarreño podía, por ejemplo, colocar en Correos al hijo del que enviaba el pernil y encima contar con su voto si era necesario. Tenía un llamado Libro de los favores en el que iba anotando los jamones que recibía y el favor que debía conceder. También el jamón fue moneda de cambio para el agasajo de quienes les convenía. En aquella época se hizo famosa la famosa frase de '¡Natalico, colocanos a tós'!, que dicen que le soltó a gritos un alpujarreño en uno de los mítines que el político daba. El catedrático de Historia Juan González Blasco, que tiene varios libros dedicados a Natalio Rivas, sostiene que fue un gran político dotado de una bondad innata que "siempre barrió para casa". Por su mediación se restauró la Basílica de San Jerónimo de Granada, se creó el Museo Arqueológico y de Bellas Artes en la Casa de Castril, fue uno de los impulsores de la construcción de la Gran Vía de Colón y el Instituto General Técnico (el actual Instituto Padre Suarez) y fundó la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios. Además, y entre otras cosas, consiguió que se restaurara el patrimonio eclesiástico destruido durante la contienda civil y permitió que se crearan escuelas rurales en la Alpujarra. Asimismo, fundó la Facultad de Farmacia de Granada, compró los solares para el Hospital Clínico e impulsó la carretera de la Sierra. "Como diputado, presidente de la Diputación de Granada o ministro, siempre trató de incrementar las infraestructuras y carreteras de la Alpujarra", dice Blasco. Además, sostiene el historiador, murió sin riquezas a las que atender, de ahí que fuera un hombre más de ofrecer favores que de recibirlos.

Tyronne Power en Granada

El 21 de noviembre de 1948 tienen lugar las primeras elecciones municipales, en aplicación de la Ley de Régimen Local. Siguiendo el modelo utilizado para la Constitución de las Cortes, los concejales se reparten por tercios correspondientes a la representación familiar, sindical y de entidades culturales o económicas. El nuevo Ayuntamiento surgido de esta consulta seguirá estando presidido por el alcalde Gallego Burín dado que a los alcaldes los seguía eligiendo el Gobierno. O sea, que los ciudadanos votaban pero no elegían.

El día cinco de octubre de 1948 los diarios Ideal y Patria remarcan en primera página la noticia de que el ministro de Obras Públicas había firmado el libramiento para proyecto del ferrocarril entre Granada y Motril y que ya habían sido designados los técnicos que iban a comenzar inmediatamente los trabajos. Cuenta José Luis Entrala que el gobernador civil se trasladó urgentemente al bacón del Ayuntamiento de Motril para anunciar la buena nueva. Al día siguiente los motrileños fletaron un camión lleno de claveles con destino al Pardo, que es donde vivían Franco y su esposa doña Carmen Polo, para agradecer al jefe del Estado su detalle con Motril. ¡Al fin habría tren!, se decía por las calles. No hubo jarrón en el Pardo que no tuviera claveles y el resto se llevaron a las iglesias de Madrid. Parecía que el proyecto iba en serio porque a las pocas semanas se filtran noticias más concretas: tendría 80 kilómetros de recorrido con 13 estaciones, 45 túneles y 25 puentes y viaductos. Pero hasta ahí llegó el proyecto. Cuando los motrileños despertaron del sueño no tenían ni tren ni claveles.

Un arriero pasa por la chumberas del Sacromonte

En 1948 nacen, por citar algunas personas granadinas con cierta relevancia, el escritor Manuel Talens (autor de la novela La parábola de Carmen de la Reina, ambientada en La Alpujarra), el pintor David Zaafra, el historiador especialista en la Edad Media José Enrique Ruiz-Domènec, el catedrático Manuel Titos (el escritor que mejor conoce Sierra Nevada), el organizador del Festival del Tango Tato Révora y el bailaor Curro Albaicín. Ese año muere en Madrid el compositor granadino Francisco Alonso cuando contaba 69 años de edad. La mayoría de los chotis y pasodobles que se oían a mediados del siglo XX los había compuesto él.

El 12 de julio, en plena canícula, viene a Granada Tyrone Power, que llegó acompañado de un señorita llamada Blanca Rosa Walter. Vino desde Málaga conduciendo un Mercury color marfil y descapotable que dejaba boquiabiertos a los granadinos que veían pasar a la pareja. Las revistas del corazón, de haberlas habido, se hubieran hinchado de crónicas color rosa. Y las cadenas de televisión habrían enviado a toda esa caterva de Sálvame melón.

Hablando de melones, ese verano se consumieron en Granada 350.000 kilos de esa fruta y 400.000 de higos chumbos. El mercado de los chumbos estaba en la placeta de Granada y el de los melones en la plaza de Villamena. Cuentan los periódicos que los vendedores daban tantas voces para atraer la clientela ('¡Los doy a prueba!, ¡Melones durses como el almíbar!), que los vecinos se quejaron al Ayuntamiento. Los gritos de los pregones de los meloneros y los chumberos rompían la tranquilidad de los hogares con las ventanas abiertas. Con los chumbos se recomendaba que se tomaran con anís para evitar inoportunos atranques en la última parte del aparato digestivo. ¡Qué tiempos!

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