1982: El año en el que el papa llegó en ‘la alsina’
Granada año a año
Una avería en el papamóvil permitió que Juan Pablo II entrara en Granada en un autobús de línea regular
En mayo, cientos y cientos de fieles se concentraban diariamente en las puertas de la basílica de San Juan de Dios para ver a la Virgen llorar sangre.
1981: El año del “¡se sienten, coño!” de Tejero y del “soy diputado y quiero entrar” de Vida Soria
Granada/El 1982 fue un año muy completo en Granada porque pasaron muchas cosas noticiables. Por lo pronto fue un año pródigo en emociones para creyentes y personas dadas a la veneración de los símbolos de la fe. Ese año, dos acontecimientos relacionados con la Iglesia sacudieron los cimientos de la religiosidad de miles de granadinos. Uno de ellos acabó en fiasco y el otro se convirtió en un hecho para recordar durante toda la vida.
El día 13 de mayo una gran multitud de personas se concentró en torno a la basílica de San Juan de Dios, donde, supuestamente, una Virgen estaba llorando lágrimas de sangre. Se formó una impresionante y nutrida cola para ver la imagen de la Virgen. Al día siguiente llegaron autobuses enteros de pueblos cercanos para contemplar el supuesto milagro. Ante el gran revuelo que se había creado, el arzobispo, monseñor Méndez Asensio, decidió cerrar la basílica. La multitud enfervorizada gritaba desde fuera ¡Queremos verla! ¡Queremos verla! Si en Roma, en Civitavechia, había una Virgen que lloraba sangre reconocida por el Vaticano… ¿por qué Granada no podía tener una?
Pocos días después el arzobispado quiso desmontar el milagro y emitió un comunicado diciendo más o menos que no existía indicio alguno de intervención sobrenatural. Todo había sido obra de un sacristán que, viendo los acontecimientos políticos que se sucedían en España, creyó necesario pintarle de rojo las lágrimas que exhibía la Virgen que se encontraba a la entrada de la basílica. ¡La Virgen lloraba por la situación de España y del mundo!, parecía ser el mensaje subliminal que quería aportar el sochantre tramposo. Un año antes habían atentado contra el Papa Juan Pablo II y en España se celebraban las elecciones generales (que pondrían de presidente al socialista Felipe González) que iban a permitir un gobierno laicista cuyo programa de gobierno supuestamente iba a marginar a la Iglesia. Había que hacer algo y qué mejor que acudir a las "reminiscencias mágicas propias del Sur español", como había escrito el teólogo José María Castillo, para inventarse un milagro que atenuase las oleadas de neopaganismo que se cernían sobre España
La avería
Pero, sin duda, el acontecimiento más importante de ese año relacionado con la Iglesia sucedería el día 5 de noviembre, día en el que el papa Juan Pablo II visitó Granada. En esa jornada de nuevo los granadinos crearon masa para ver al Sumo Pontífice en persona. Pero no solo se movilizó la gente de a pie, sino también instituciones, empresas y colectivos varios. Por lo pronto en los hospitales se iba a reservar varias habitaciones por si al papa se le ocurría ponerse enfermo. Iría seguido por una UVI móvil y un equipo de especialistas haría guardia en el Hospital de Traumatología. Se suspendieron todos los permisos entre las fuerzas de seguridad, el Ayuntamiento comenzó a adecentar las calles por donde iba a pasar la comitiva papal y, sobre todo, la explanada en Almanjáyar, donde diría una misa ante cientos de miles de personas.
Desde el atentado que sufrió, el 'papa viajero', así era conocido Juan Pablo II, hacía sus recorridos en una especie de vehículo cerrado con cristales blindados que la prensa lo había bautizado como el 'papamóvil'.Pero en ningún sitio pasó lo que le pasó en Granada. Hay quien lo achaca a la consabida malafollá en esta tierra, pero el caso es que cuando iba a visitar la basílica de la Virgen de las Angustias el papamóvil empezó a echar humo. El jefe del Estado del Vaticano, ni corto ni perezoso, se fue al autobús de la empresa Alsina Graells que venía detrás con los obispos y se sentó delante, al lado del conductor. De pronto, la muchedumbre comenzó a pasarse el recado como si fuese un 'guasap' colectivo: ¡El papa viene en la alsina! El conductor, Antonio García, diría después a la prensa que había sido el recorrido "más sereno, más seguro y más bello" que había hecho en su vida. Sin quererlo, Antonio García se convirtió por una hora en el famoso chófer del papa.
El rezo ante la Virgen de las Angustias
Si hay en Granada una iglesia que ejerce un poder balsámico especial sobre el granadino es la Basílica de la Virgen de las Angustias, en donde está la imagen de la patrona de Granada. De estilo barroco y construida a comienzos del siglo XVII, arquitectónicamente no tiene mucho valor, pero espiritualmente sí lo tiene porque acapara la fe de miles de granadinos. Por eso era casi imprescindible que el papa visitara la basílica. Y eso hizo. En las fotos que se publicaron en los periódicos se ve al Sumo Pontífice postrado ante la patrona de Granada. Después del rezo en la Virgen de las Angustias, la comitiva papal se dirigió a Almanjáyar, donde se había instalado el altar desde el cual se iba a oficiar la multitudinaria misa. En el altar había dos mil rosas rojas, una talla policromada de Cristo crucificado y una Virgen de la Soledad, ambas del siglo XVII. También había dos tapices flamencos del museo de la catedral; los candelabros de plata de esta misma iglesia; el sillón catedralicio utilizado en las procesiones del Corpus y la cruz de orfebrería de plata del siglo XVI de la antigua colegiata de Santa Fe, entre otras obras. Para unos lo que el papa se merecía y para otros demasiado lujo para exhibirlo en un barrio tan pobre como Almanjáyar. En cuanto a la cifra de personas que asistieron a la misa, el periódico Diario de Granada, de tendencia socialista, dijo que habían sido 300.000. Ideal, de la Editorial Católica, dijo que 700.000. El sentido común tiró por el medio y quedó en 500.000.
Una periodista de Madrid escribió en un tono escéptico, seguramente encaminado a ridiculizar el fervor que provocaba la visita, que estaban previstos de cuarenta a sesenta partos prematuros, que serían provocados por la emoción de mujeres que deseaban que sus hijos nacieran coincidiendo con la visita del Sumo Pontífice. Una tuna y un coro cuyas mujeres iban vestidas con bata de cola, cantaron la salve rociera y en una pancarta que había en primera línea, se podía leer: Juan Pablo II, olé a la madre que te trajo al mundo. Ese día nacieron 25 niños en Granada.
El líder espiritual del budismo tibetano, el Dalai Lama, visitó Granada en octubre de ese año. Vino acompañado de dos lamas y once monjes. El Dalai Lama no era reconocido oficialmente por China, por lo que las autoridades no fueron a recibirlo. Él sí fue a visitar al arzobispo de Granada, monseñor Méndez Asensio, y al alcalde Antonio Jara. Dio un par de conferencias con el mensaje del necesario acercamiento entre Oriente y Occidente y después se dirigió a La Alpujarra. Para el Dalai Lama, aquel sitio favorecía la búsqueda interior de cualquier persona y las áridas montañas encadenadas le recordaron a su añorado Tíbet, al que no podía volver al ser un líder en el exilio. Tras un breve descanso y meditaciones en este santuario salvaje alpujarreño, lo bautizó como O Sel Ling: Lugar de la Luz Clara.
La polémica de 1982 –siempre hay una a mano– se originó por la decisión municipal de trasladar el recinto ferial a Almanjáyar. Había muchas voces que decían que era una equivocación el llevar el ferial a un lugar tan inhóspito y tan cerca de un barrio en el que se había cebado la marginación. Raro era el día en que no había cartas en el periódico poniendo verde al concejal César Valdeolmillos por haber puesto el ferial en el referido sitio. Incluso circuló un chiste. Un granadino preguntaba:
–¿Es verdad que se van a llevar el ferial a Almanjáyar?
Y alguien le respondía con la misma entonación fonética:
–Sí. A Elmasjallá.
Muchos granadinos se mostraban reacios a asumir que el ferial en el Paseo del Salón se había quedado pequeño. El tiempo demostraría que cualquier sitio es bueno para divertirse, aunque haya que coger un bus.
La indecisión del escritor
En 2021 el escritor Antonio Muñoz Molina dio una conferencia en la Alhambra que tituló 'En 1982 empezó todo'. Se refería a que fue en septiembre de ese año cuando se acercó al recién nacido Diario de Granada a llevar unos artículos a ver si se los publicaban. El nuevo periódico era un proyecto editorial de marcada ideología de izquierdas nacido para competir con Ideal, el periódico de la Iglesia, de talante conservador. Muñoz Molina se entrevistó con Antonio Ramos, por entonces redactor jefe, que le dijo que sí, que escribiera todas las semanas un artículo para el periódico. "Estaba indeciso. Cuando subí al piso donde estaba la Redacción, no sabía si entrar o no. Me decidí a entrar porque estaba lloviendo y no podía volver a la calle para pensarlo mejor. No sé lo que hubiera pasado si no llega a estar lloviendo", dijo el escritor en la conferencia. El caso es que esos artículos que publicó en el Diario de Granada fueron recogidos en los libros El robison urbano y Diario de Nautilus, en los que cimentó su exitosa carrera literaria.
Las noticias culturales en 1982 son muchas y muy variadas. Ese año Javier Egea, más conocido por Quisquete, consigue el premio de poesía Juan Ramón Jiménez por su libro Paseo de los Tristes, tal vez el libro de poemas más íntimo y personal del bardo suicida. El premio Miguel de Cervantes de las Letras lo gana Luis Rosales y el Adonais recae en Luis García Montero, que por entonces tenía 24 años, por El jardín extranjero. Aunque la noticia cultural del año fue la aparición en marzo en una aldea de Píñar de una escultura de bronce de la época romana llamada Togado de Periate. Se trataba de la pieza más importante conservada en España y el segundo togado en bronce encontrado en la península ibérica. Actualmente se encuentra en el museo Arqueológico de Granada.
En mayo el Canal de Carlos III de Huéscar es declarado Bien de Interés Cultural. Rafael Guillén y Francisco Izquierdo ponen en marcha una serie de fascículos con el nombre de Los papeles del Carro de San Pedro en donde analizan el Albaicín. También ese año el Ayuntamiento de Granada acomete la rehabilitación de la Casa de las Chirimías. En 1982 muere el fotógrafo en Madrid y cineasta granadino José Val de Omar, aunque los periódicos granadinos ni siquiera se hicieron eco de la noticia porque para sus paisanos era un gran desconocido. Y a finales de ese año la Diputación de Granada adquiere la casa natal de Federico García Lorca con la intención de crear después un patronato y un museo dedicado al poeta.
Arde la Curia
El último día del año 1982 ardió la Curia. El fuego se había declarado entre las seis y las siete de la mañana. El culpable había sido un cortocircuito provocado por un puesto de juguetes de los que se ponían en Bib-Rambla. En tiempos navideños se instalaban los vendedores de regalos y algunos daban a la espalda de los edificios ahora declarados en llamas: el Palacio Arzobispal y la Curia, piezas claves del patrimonio histórico-cultural de Granada. En cuanto al daño que sufrieron los legajos y los documentos históricos que contenía el archivo de la Curia, luego se pudo comprobar que fue más causa por el agua a presión que utilizaron los bomberos que por las llamas. En novecientos millones de pesetas se estimó la restauración de ambos edificios. Cinco personas tuvieron que recibir asistencia médica, de escasa consideración, entre ellas el arzobispo, José Méndez Asensio, y dos miembros del cuerpo de bomberos. Los trabajos de restauración duraron varios años y hubo una cierta teoría –luego descartada– de que el incendio lo había provocado una pirómana. Aquella nochevieja las uvas tuvieron el sabor del humo.
1982 fue también un año pródigo en sucesos. El apuñalamiento y la muerte en la plaza de San Isidro de Antonio Heredia, alías El Chato, tratante de ganado, prestamista y traficante de hachís, originó uno de los enfrentamientos más sangrientos que se recuerdan entre clanes de familias gitanas: los Panas y los Mangüeles. El Chato era de los Panas y la familia se vengó matando también cuchilladas a María del Carmen Fernández, del clan de los Mangüeles. Las reyertas entre ambas familias en donde había heridos eran frecuentes y obligaban a intervenir regularmente a la Policía. Los periódicos hablaban todos los días de ellos.
En septiembre una chica estadounidense fue asesinada en un piso de la calle Real de Cartuja. El cuerpo sin vida de la muchacha fue encontrado en medio de un charco de sangre debajo de la cama. La Policía nunca cogió al asesino.
El 4 de marzo, un hombre de 34 años resultó muerto tras un enfrentamiento con un inspector del Cuerpo Superior de Policía de Bilbao que se encontraba en Granada de vacaciones. Hubo una pelea entre ellos y el policía, ni corto ni perezoso, sacó su arma reglamentaria y abatió Manuel a Dumont, piloto civil y socio del Aeroclub de Granada. Hubo intentos policiales por tapar lo ocurrido diciendo que la víctima había muerto al caer al suelo, pero los exámenes forenses dictaminaron que murió de un tiro salido del arma del policía.
En agosto se originó un incendio en la Sierra de Almijara que arrasó unas 8.000 hectáreas y en noviembre Órgiva vivió una jornada de huelga general para apoyar a los mineros de Tablones, que se enfrentaban a un expediente de regulación de empleo que iba a dejar a más de la mitad de la plantilla en la calle. Y una última noticia triste: En 1982 cierra el Palacio del Cine, que posteriormente sería Multicines Centro.
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