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educación | la ordenación del curso

Las jornadas no lectivas suponen una prueba de fuego para los padres, que 'sufren' con los desajustes con respecto a su calendario laboral

Cantabria reabre el debate

Niños en una escuela infantil. / Granada Hoy
A. Asensio

12 de diciembre 2016 - 02:34

Granada/Está el calendario gregoriano, que es el utilizado en el mundo occidental. El juliano y el litúrgico. El laboral y el de flora. El chino y el musulmán. Y luego está el calendario escolar, ese que ni comienza el lunes ni termina en viernes, que jamás tiene como referentes el primero de mes ni el día 30, y que, cada año, pone a prueba a los padres que tienen que compatibilizar sus jornadas laborales con las de sus hijos. Además, cada año cambia, se modifica en función de la provincia e incluso de la localidad en la que el niño esté escolarizado para adaptarse a las fiestas patronales.

El lunes previo a la festividad de Todos los Santos fue festivo para los estudiantes granadinos. No tuvieron la misma suerte la inmensa mayoría de sus padres. Es probable que tampoco coincidan con sus hijos en las vacaciones de Navidad, o en el puente previsto para el 27 y 28 de febrero... ni para Semana Santa. "Esos días es para volverse loco", señala Cariño Trujillo, madre de dos niñas escolarizadas en Primaria. "Normalmente lo que hago es contratar a una chica para que las cuide". Eso o pedir al padre que solicite un día libre en su trabajo. "Supone hacer un auténtico puzle", resume Sara Aguilera, madre de otras dos niñas, que reconoce que echa mano de su madre cada vez que el calendario escolar pone una de sus trampas en forma de jornada festiva. "Cuando ella no puede, nos vemos en un brete", asevera Sara.

Cantabria abrió el debate de la organización del calendario escolar el pasado curso, debate que en Andalucía ha tenido escasísimo recorrido porque la Junta -que posee las competencias en Educación- no ha incluido este asunto entre los temas educativos a abordar. Desde la Delegación territorial ya se afirmó en su momento que esa cuestión no era objeto de estudio. Lo rígido del calendario festivo y religioso en la comunidad -sobre todo en capitales como Sevilla o en Granada, que cuentan con ferias en primavera, entre abril y mayo- hace prácticamente imposible 'meter mano' al asunto. Entre los padres la organización del curso supone un auténtico quebradero de cabeza desde septiembre hasta junio, y adoptar el estilo cántabro supondría una pirueta más para las familias. Cantabria y el modelo que acaba de adaptar -similar al de los países del norte de Europa, con una semana de vacaciones cada dos meses- no dan solución a los desajustes entre el calendario escolar y el laboral. El modelo tradicional tampoco lo hace. Ni el calendario, ni el horario, que en algunos centros ha obligado a poner en marcha "servicio de acompañamiento" -como en el CEIP Sierra Nevada o en el Abencerrajes de la capital- o de "ludoespera" para atender a los niños desde las dos de la tarde -cuando los alumnos de Infantil y Primaria finalizan las clases- hasta las tres, con el fin de que las familias que no tienen plaza en el comedor tengan cierto margen para ir a recoger a sus hijos después del trabajo. Desde la Delegación siempre se ha esgrimido que los niños con los dos padres en situación de alta laboral tienen prioridad en el acceso al comedor, sin entrar en el debate de qué solución se da a aquellos padres que trabajan en la economía sumergida. También hay escolares que entre aula matinal, horario lectivo, comedor y extraescolares, pasan en el centro gran parte de la jornada. "Es cierto que los colegios todavía tienen una función de guardería", reconoce el director del Abencerrajes, Juan Medina, que se muestra escéptico sobre el cambio llevado a cabo en Cantanbria. "El primer día de clase la entrada de los alumnos se hace a las doce... y hay familias que nos dicen que qué van a hacer hasta las doce con los niños. Y eso es por un día", recuerda Medina, que se plantea "¿en qué beneficia al alumnado?" un calendario con un periodo de vacaciones cada dos meses. "No tenemos base documental, ni literatura científica", que avale que el nuevo diseño sea mejor, asume el director del Abencerrajes, qué da la vuelta al debate y se plantea "¿por qué no hacemos que los alumnos quieran estar en el colegio? Lo que necesitamos son más recursos".

Las particularidades del calendario escolar son pruebas de fuego para las familias y han obligado a ajustes en los propios centros. Este curso, las vacaciones navideñas se amplían desde el 23 de diciembre hasta el 8 de enero. Semana Santa comienza el viernes 7 se abril y se prolonga hasta el 16 de ese mes. Esto obliga a comprimir el segundo trimestre en apenas dos meses de trabajo lectivo. Y todavía más corto es el tercer trimestre, que en Granada capital tiene que hacer hueco para la festividad del Corpus, del 14 al 18 de junio -y que coincidirá con la más que probable prórroga de la Prueba de Acceso a la Universidad- y concentrar entre dos semanas escasas de abril, el mes de mayo y otra quincena en junio impartir clase, las evaluaciones y las posteriores recuperaciones.

"En algunos centros de la provincia se han desvinculado los trimestres del calendario de vacaciones", apunta el representante provincial del sindicato de profesores ANPE, Manuel Pérez. Lo voluble de los trimestres ha propiciado que sean los propios centros -dentro de sus competencias- los que varíen sensiblemente las fechas de exámenes para repartir la carga lectiva de forma más equitativa. De este modo, en noviembre se realizan las evaluaciones del primer trimestre, y así se permite 'alargar' el segundo y el tercero. Esta solución se adopta en cursos como éste, en el que las vacaciones de Semana Santa serán especialmente tardías. Son modificaciones que se adoptan de forma autónoma, sin interferir ni en el horario ni en el cómputo de días lectivos. Plantear cambios más sustanciales parece que está lejos de los planes de la Consejería de Educación, aunque ya se tiene experiencia en cambios sustanciales en el ordenamiento de la jornada lectiva. Hace años que se implantó la jornada intensiva de forma mayoritaria en la provincia, y en 2008 se decidió que la vuelta a clase se adelantara para Infantil y Primaria en una semana.

Empezar el curso en octubre, terminar en marzo

A pesar de que la fecha oficial del comienzo del curso escolar es a mediados de febrero, se da la circunstancia de que hay alumnado que no se incorpora al instituto hasta prácticamente mediados de octubre. Ocurre, principalmente, entre los estudiantes de ciclos formativos de Formación Profesional, una etapa que cuenta con varias fases de adjudicación de plazas y que, en buena medida, depende de los plazos de la Universidad para 'cerrar flecos' y ajustar los listados de matriculados. Se debe a que hay alumnos que solicitan a la vez entrar en un ciclo formativo y en un grado universitario. Esperan a que salgan las sucesivas adjudicaciones de plazas para cerrar primero la preinscripción y luego formalizar la matrícula. Dependen de notas de corte, de listas de adjudicaciones y de plazos que permiten dilatar el proceso desde septiembre a octubre. Una vez finalizadas las sucesivas adjudicaciones -en la fase ordinaria de FP hay tres- se cierra el proceso y los últimos en entrar pueden incorporarse a las clases. "El calendario de FP debería acompasarse con el de la Universidad", plantea el director del IES Zaidín Vergeles, Manuel Rodríguez, que reconoce que "muchos se apuntan" para acceder a los ciclos formativos pero "no se matriculan" porque están a la espera de entrar en la Universidad. Esta situación se da, principalmente, entre el alumnado del primer curso, ya que en segundo lo normal es que los matriculados en el curso anterior continúen con su formación. El curso para los de segundo también se ve 'recortado' sustancialmente debido al inicio de las prácticas, que provoca que prácticamente el periodo de clases se dé por finalizado a mediados del segundo trimestre con el fin de que el alumnado prosiga con su formación en empresas durante unos meses.

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