Los juzgados autorizan el desalojo de dos de las Cuevas de San Miguel
Urbanismo esperará a tener las ocho notificaciones para meter las máquinas en el cerro Se tapiarán y se regenerará el paisaje
El desalojo de las cuevas de San Miguel lleva visos de convertirse en un expediente más largo que el de la Sagrada Familia. Después de siete años intentando desalojar las oquedades del cerro, el pasado mes de diciembre el Ayuntamiento de Granada se propuso desocupar de una vez por todas a los moradores de las ocho cuevas declaradas en ruina y en serio peligro de derrumbe. Claro que volvieron a encontrarse con la oposición de los habitantes de las cavernas, lo que obligó al Ayuntamiento a recurrir a una demanda judicial.
A finales de la semana pasada llegaron al Ayuntamiento las dos primeras autorizaciones judiciales que permiten a los responsables de Urbanismo meter las máquinas en el cerro y tapiar las cuevas. Quedan otras seis autorizaciones que irán llegando poco a poco ya que cada una de las solicitudes, que se elaboraron de manera personalizada, han recaído en distintos juzgados de Granada.
"Vamos a esperar a que lleguen todas las autorizaciones para empezar a actuar y meter las máquinas en el cerro", apuntaba la concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Granada, Isabel Nieto.
Poco después de que el Ayuntamiento hiciera público el enésimo intento de desalojo, el pasado mes de diciembre, el cerro de San Miguel amaneció lleno de colectivos dispuestos a conseguir que los moradores no salieran de las cuevas. Y lo consiguieron. Más de 250 personas ataviados con timbales y megáfonos se acercaron hasta el deseado paraje para impedir que las máquinas se acercaran. No tuvieron que actuar puesto que el Ayuntamiento decidió recurrir a los juzgados para que la delicada situación se hiciera de forma escrupulosa.
Las ocho cuevas, propiedad municipal no tienen ningún valor histórico y, de hecho, el Ayuntamiento ha corroborado que se excavaron hace menos de cien años por la mano del hombre. Una de ellas ya se ha caído y desde Urbanismo siempre han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que haya más que se desmoronen, dado el expediente de ruina que pesa sobre ellas.
Los moradores de estos habitáculos se preguntan por qué este interés repentino por las cuevas cuando nadie se ha interesado por este espacio en muchos años dejando que la gente hiciera aquí sus casas "hasta que han visto cómo sacar un claro rendimiento económico o turístico a la zona", explicaban el día en el que estaba previsto el desalojo.
Cuando las máquinas entren en el Albaicín enterrarán las cuevas, foco de insalubridad e inseguridad y se regenerará el paisaje con plantaciones de especies autóctonas.
Hasta ahora se habían hecho cuatro cerramientos de las cuevas, una actividad que no sirvió mas que para tirar el dinero, pues a medida que se iban cerrando, la gente las iba abriendo y las volvía a ocupar. La concejal de Urbanismo ha recordado hasta la saciedad que aquello no son viviendas, que son agujeros artificiales que se han ido excavando con un pico y una pala y que, de vez en cuando se agrandan según las necesidades de sus ocupantes.
Al ser las cuevas de titularidad municipal, si alguna de ellas se hundiera con personas dentro la responsabilidad recaería sobre el Ayuntamiento, y es una posibilidad que no están dispuestos a permitir. El trabajo de documentación de las cuevas se remonta unos cuantos años atrás, cuando el área de Urbanismo comenzó a elaborar un archivo de fotos y documentos en los que se vio que, hace cien años, ese cerro estaba lleno de vegetación y apenas había alguna cueva puntual.
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