La biblioteca de la UGR cumple su 30 aniversario en el Rectorado

Patrimonio bibliográfico Los fondos históricos de la UGR

El centro del Hospital Real acumula casi todas las joyas bibliográficas de la Universidad, como casi 800 manuscritos, 60 incunables y miles de impresos del siglo XVI al XIX

1. La Biblioteca del Hospital Real, que se encuentra en obras actualmente, tiene el encanto del edificio fundado por Isabel la Católica y unas estanterías que son una réplica exacta de las de Derecho. 2 y 4. Dos de las páginas más bellas de algunos de los ejemplares más valiosos. 3. La directora de la Biblioteca de la UGR, María José Ariza.
Belén Rico / Granada

15 de febrero 2012 - 01:00

El valor del Codex Granatensis es el mismo que el del Códice Calixtino que fue robado de la Catedral de Santiago de Compostela este verano: "incalculable". Así define María José Ariza, directora de la biblioteca de la Universidad de Granada, a la que es su joya bibliográfica indiscutible. "Nunca he querido decir la cantidad por la que está asegurado, pero sólo puedo decir que es insustituible". Desde 1980 esa pieza única tanto por sus ilustraciones como por su estado de conservación está custodiada en la caja fuerte de la biblioteca histórica de la Universidad de Granada, la del Hospital Real, en la que comparte cámara acorazada con otras maravillas bibliográficas.

Entre los 60.000 volúmenes de la biblioteca, junto a ese delicado códice miniado de la segunda mitad del siglo XV que procede de la región de Baviera, destacan otros manuscritos, como la Bula Fundacional de la Universidad de Granada, firmada por el Papa Clemente VII en 1531; las cartas náuticas atlánticas y mediterráneas de Europa, Norte de África y Oriente Próximo del XVII; los comentarios de las Guerras de las Galias y la Guerra Civil del siglo XV o XVI o el libro de cirugía de Teodorico Borgoñón de 1509.

Entre los 60 incunables que se custodian en la Biblioteca del Hospital Real destacan el Liber cronicarum de Schedel, impreso en Nuremberg en 1493 y con bellas xilografías, o el Sultifera Navis de Sebastian Brandt, impreso en 1498 con grabados de Durero y sus discípulos.

Y sobre los impresos, entre los más preciados están los que conforman una de las escasas colecciones completas que se conservan de la famosa L'Enciclopedie de Diderot y D'Alembert de París (1751-1777) en 35 volúmenes y la de Lausanne de 1781 en 36.

María José Ariza distingue por su valor, entre todo el material de la biblioteca, 792 manuscritos, 4 de ellos del XIV, 60 incunables y "numerosos impresos". Así lo precisó ayer por la tarde en la conferencia que impartió en La Madraza dentro del ciclo El Hospital Real y la Universidad de Granada, que se celebra en conmemoración de los cinco siglos del hermoso edificio renacentista y los 30 años de la instalación en el mismo del Rectorado de la UGR.

"Siempre se dice que la biblioteca de una universidad es su corazón. Pero también es su cerebro porque acumula todo su conocimiento", comentaba horas antes la amable directora de la Biblioteca de la UGR desde su despacho oval del centro de operaciones, que está situado también el Hospital Real. Este centro, uno de los 21 puntos en los que se diversifica actualmente la Biblioteca de la UGR, cuenta con ocho funcionarios que se encargan de su funcionamiento diario: un jefe de servicio, otro de sección y uno de negociado, y cinco técnicos especialistas en archivos, bibliotecas y museos.

Ellos coordinan todos los servicios que presta: lectura, préstamo a domicilio, interbibliotecario, repografía, información y referencia, actividades formativas y, los más importantes, visitas guiadas, extensión universitaria y digitalización.

El laboratorio de digitalización, "en el que se requiere un personal altamente especializado", trabaja en hacer accesible a todo el mundo este exquisito y vasto patrimonio, una tarea fundamental tanto por conservación como por divulgación. Pero la directora señala que los fondos, incluso los más valiosos, tampoco pueden estar cerrados al público. "Los libros están para consultarlos. Son de todos. Hay que cuidarlos pero también hay que enseñarlos", explica Ariza, quien señaló ayer que, con todas las medidas de seguridad oportunas, puede verse en las visitas guiadas que organiza la biblioteca hasta el Codex Granatensis. "Para consulta sólo tienen acceso los investigadores que justifican que necesitan manejar los originales, como por ejemplo los que realizan estudios de pergaminos o tintas, como fue el último caso. A ellos no les sirven ni las copias facsímiles".

En las bibliotecas, como en las joyerías, el hecho de trabajar con estas piezas únicas supone extremar la seguridad pero sin llegar a la paranoia. "Contamos con los pequeños hurtos diarios, como en los grandes almacenes. Las piezas emblemáticas están fuertemente custodiadas. El último incidente importante fue en 1986, cuando desapareció una hoja del códice, que luego se recuperó, pero eso hoy en día es casi imposible", advierte la bibliotecaria.

792

No hay comentarios
Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último