El botellón se hace fuerte en primavera
fiesta de la primavera Convocatoria masiva a través de las redes sociales
Más de 25.000 jóvenes abarrotaron un botellódromo que volvió a quedarse pequeño · Méndez Núñez tuvo que cortarse al tráfico por el colapso de gente
Con los cinco o seis euros que vale una copa en cualquier pub ayer, los más de 25.000 jóvenes que acudieron a la Fiesta de la Primavera hicieron 'milagros'. Por las inmediaciones del botellódromo de Méndez Núñez -que se quedó pequeño para la cita- corrían litros y litros de alcohol. En carritos de la compra, neveras, mochilas, bolsas... la fiesta, a pocas horas de comenzar era una auténtica bacanal etílica en honor a la estación de las flores y el amor, muy propio todo.
Las redes sociales cumplieron su misión y la convocatoria fue masiva. Desde la una de la tarde los asistentes (la mayoría no superaba los 25 años) comenzaban a llegar al recinto. Cuatro horas más tarde, allí no cabía ni un alma.
La Policía Local, en colaboración con la Nacional y la Guardia Civil, tuvieron que proceder a tomar las primeras medidas de orden público: restringir el tráfico. Como ya se había adelantado, el acceso a la ciudad por Méndez Núñez quedó cerrado, al igual que la circulación dirección Arabial en sentido ascendente y descendente. Los sufridores, el resto de granadinos que ayer no acudieron a la fiesta y que se tragaron un importante atasco a la salida y entrada a los puestos de trabajo. Los problemas se prolongaron durante todo el día porque este acceso no se abrió hasta bien pasada la madrugada.
La jornada se desarrolló sin incidentes destacados, aunque a media tarde, la policía tuvo que detener a un joven que fue sorprendido amenazando con un machete entre la multitud, tal y como informó, el portavoz de la Policía Local, José Manuel Fernández.
La recomendación que el alcalde había lanzado por la mañana a los jóvenes de que "tuvieran orden" parece ser que la cumplieron dentro de los límites establecidos aunque, al pasar por la zona se podían observar comportamientos lejos del orden público. La policía tuvo que controlar a los chavales que habían comprado sus provisiones en el establecimiento comercial que hay junto al botellódromo y del que se habían llevado los carritos de la compra. Asimismo, el artículo de la ordenanza de la Convivencia que no permite hacer las necesidades en plena calle ayer fue incontrolable y dejó patente la escasez de servicios públicos para este tipo de concentraciones.
La policía también se afanó en vigilar la venta ilegal de alcohol a menores y, a última hora de la tarde, ya habían cerrado unos veinte establecimientos, los popularmente llamados 'chinos' que hasta el cierre habían hecho el agosto vendiendo botellas de todo tipo y a todo aquel que las pedía.
Precisamente, la venta y la ingesta excesiva fue lo que provocó que el dispositivo sanitario no parara de trabajar en todo el día, a última hora de la tarde, la Policía Local había contabilizado unas cuarenta intervenciones, de las que una veintena fueron intoxicaciones etílicas.
En realidad, todo el movimiento paralelo en torno al macrobotellón poco importaba a los adolescentes que habían llegado a la ciudad desde puntos tan dispares como Alicante, Jaén, Málaga y, como no, de otros pueblos del Área Metropolitana. "Estudiamos Medio Ambiente, aunque esto tenga poco que ver con mi carrera", decía una de las jóvenes. Para la joven, la de ayer, era su quinta Fiesta de la Primavera. "Vengo porque me lo paso bien y una vez al año juntarte con tanta gente es divertido".
Su compañero de juerga decía lo mismo. "Te lo pasas genial y es mucho más barato, así que para nosotros es perfecto".
Como ellos, estudiantes de INEF, Arquitectura, Geografía, Psicología... el recinto ofrecía un ejemplo del mapa juvenil y multicultural que hay en la ciudad. Y lo cierto es que la mezcla era curiosa.
Aún así, se podría decir que entre ese maremágnun muchos optaron por llevar el uniforme y el equipamiento necesario para estas citas. Ellas, flores en el pelo, gafas de sol gigantes o collares hawaianos se veían por doquier. Ellos, gorros de paja para evitar el sol y, como no, camisetas con mensajes como "He dejado la bebida... pero no sé donde" o "San cubata divino. Permíteme concentrarme en mi ruta y mi camino... ¡que luego no sé ni donde vivo!".
El resto del equipamiento estaba claro: ron, whisky, tinto, cerveza, vodka y, en algunos casos, gusanitos, patatas fritas, revuelto y hasta aceitunas para que la bebida pasara mejor. Algunos lo llevaban todo tan preparado que, sabiendo que las conexiones telefónicas fallan en esos tumultos, se idearon originales pancartas, llevaron banderas o sombrillas para que sus amigos supieran donde estaban colocados.
Frente al batallón juvenil, el policial: 130 agentes locales de diferentes unidades, entre ellas la de la policía a caballo, se sumaron a los 177 de la Policía Nacional y otros tantos de la Guardia Civil, que durante todo el día pero, especialmente a partir de las once de la noche, comenzaron a realizar controles de alcoholemia por todos los rincones de la ciudad.
Aunque a las nueve de la noche muchos grupos de amigos comenzaron a dispersarse, la fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada. Casi justo para empalmar con la "fiesta de la limpieza" que a las seis de la mañana comenzó con un equipo reforzado de limpieza. El Ayuntamiento ha previsto un refuerzo en la limpieza viaria que cuenta con 40 operarios de Inagra, apoyados por cuatro barredoras, cuatro hidrolimpiadores y dos camiones recolectores que se centrarán inicialmente en el botellódromo y sus calles colindantes, para ir luego extendiéndose a todas las zonas que se hayan visto afectadas por la celebración juvenil.
Tarea no les va a faltar porque a parte de diversión juvenil si algo dejó la Fiesta de la Primavera en la ciudad fueron restos de un naufragio bañado en alcohol.
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