Un brindis con sabor tropical

Bodegas Calvente sorprende en el mercado con un espumoso brut nature

El dueño de la bodega, Horacio Calvente, muestra su nuevo producto, el brut nature Rania.
El dueño de la bodega, Horacio Calvente, muestra su nuevo producto, el brut nature Rania.

Esta Navidad ha marcado un antes y un después para las bebidas locales. Ya no es necesario 'irse fuera' de la provincia en busca de un cava con el que hacer un brindis en las fechas señaladas. Bodegas Calvente ha dado un paso adelante creando un espumoso de la tierra. Esta casa de bebidas está de enhorabuena, pues ha agrandado su familia con la irrupción en el mercado de un nuevo producto: un espumoso brut nature, al que han bautizado como Rania, como el nombre de la pequeña de las hijas del propietario, Horacio Calvente, que ya está conquistando los paladares de los clientes más exigentes.

"Nos ha sorprendido a todos el éxito que está teniendo. Estamos recibiendo muchas felicitaciones", reconoce el atrevido Horacio Calvente mientras prepara unos palets para exportar a Singapur. El viticultor granadino recuerda que la idea surgió ya hace unos años, pues "muchos clientes solicitaban nuevos vinos espumosos, por lo que hace cuatro cosechas comenzamos con el proyecto". A la gente le llama mucho la atención que en el proceso de elaboración se emplee la misma materia prima con la que se elaboran sus exquisitos caldos, la moscatel Alejandría. "No es la mejor uva para hacer un espumoso, pero las parcelas de La Guindalera en las que se cultiva a más de 1.100 metros de altitud le proporcionan gran acidez, son vides centenarias de hasta 120 años, las características organolépticas de la uva son exclusivas, con 3.000 horas de sol al año y una temperatura media de 25 grados que le proporcionan unas características y una identidad única y peculiar", explica Calvente.

El Rania Brut Nature se elabora como cualquier otro espumoso, es decir, por el método tradicional champenoise del cava. Así, desde un vino base seleccionado y un tiraje (añadido de levaduras y azúcares), el cual produce la clásica segunda fermentación en horizontal (rima) y en la botella durante un mínimo de nueve meses hasta su degüelle.

En el primer tiraje han sacado al mercado 9.000 botellas y en otros degüelles se aumentará esta cifra. El resultado es un bonito color amarillo pajizo con tonalidades verdes a la vista, al olfato, notas de crianza y levaduras que dan paso a un afrutado característico de estos vinos fermentados en sus lías, aromas florales y unos claros matices a frutas como la piña o el melocotón. Al paladar tiene un gusto con carácter, sabroso y muy frutal. "No queríamos aprovecharnos de circunstancias coyunturales, sino de elaborar un espumoso de gran calidad, en un ambicioso proyecto, una iniciativa seria que permitiera hacernos con un hueco en el mercado de los vinos carbónicos", señala el dueño de la firma de Jete.

En esta Navidad, la bodega ha estado a tope de faena preparando pedidos, pues se han concentrado hasta el 20% de la producción que congrega en Granada su mayor venta, pero también en el mercado internacional, hasta el punto de que se han doblado el número de exportaciones.

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